Novela de fantasía que relata las discriminaciones, el renacer. Las intrigas por la supremacía del poder. El triunfo del bien sobre el mal. Pero, sobre todo, la aceptación de uno mismo. ¿Encontrará Irina, la felicidad en su segunda oportunidad de vida, con un Dragón? ¿La Diosa podrá salvar a la humanidad de los demoníacos Morlos?
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Capítulo 8
Con su plan malévolo en mente, Egor toma de la mano a Irina:
-Ven por acá, conozco un atajo, para que no nos vean salir de aquí- ella sin sospechar nada, se deja arrastrar, la lleva a una cámara secreta, era una habitación, donde el Emperador, "disfrutaba de sus conquistas" sin ser molestado por la Emperatriz.
-¿Dónde estamos?- pregunta sorprendida, cuando ve que Egor pasa la cerradura a la puerta.
-¿Por qué te sorprendes? ¿No querías convertirte en mi prometida? ¿Para eso no viniste a buscarme a mitad de la noche?- le dice mientras se le acerca, haciéndola retroceder hasta que ella cae en la cama sentada de un tirón, aterrorizada, no se esperaba, esa actitud de ese hombre.
- ¡No, no quiero ser nada tuyo, ni ahora ni nunca!- le dice con horror.
-Eso no es lo que dice tu mirada, yo sé que te gusto ¿Vas a negarlo?- responde Egor, mientras se acuesta, encima de ella, impidiéndole los movimientos, mientras le sostiene las manos por encima de su cabeza frotándose con ella. Ella se quiere resistir, pero no puede, el peso de él, su fuerza y estatura, la dominan, todavía tiene 7 sellos en su cuerpo deteniendo su maná, no puede usar magia letal.
-¡No, no me gustas! ¡Déjame ir o grito!- responde ella sin poder moverse.
-Puedes gritar todo lo que te de la gana, desde aquí, nadie podrá escucharte, para eso es esta habitación insonorizada con magia- empieza a mover sus lascivas manos, por el cuerpo tembloroso de Irina, besándola con fuerza, se separa a pocos centimetros, inundándola con su aliento.
-Me encanta ver, como te conviertes en una pequeña liebre temblorosa a mi toque, o mejor dicho, una osita felpuda, voy a devorarte por completo, después de todo, ya eres mi prometida, y puedo obtener lo que legalmente me pertenece, ¿No es esto lo que querías? No creas que no me doy cuenta de tus miradas de deseos, ahora te voy a dar lo que tanto querías- una sonrisa mordaz, se dibuja en su rostro, que antes ella veía apuesto, ahora lo ve como a un monstruo depredador.
- Mmm desde hace mucho, no poseo a una presa tan tierna y jugosa, mientras más te resistas más ganas me dan de poseerte- con una mano sostiene los brazos de ella y con la otra la desviste a la fuerza, empieza a besarla, y manosear su intimidad, frotando e introduciendo sus dedos, mientras ella se resiste, furiosa y asustada, con fuertes palpitaciones, él se excita cada vez más, hasta dejarla inmovilizada, sin poder resistirse, él tiene mucho más fuerza que ella, pntrndola, arrancándole su inocente pureza de una sola vez, ella grita por el dolor de su primera vez, siendo violentada, en su contra, él se regocija por el placer de la suave, ajustada funda, dejándola mancillada física y mentalmente, con sus fuertes golpeteos, con sus rudos movimientos, solo busca su propio placer, sin importarle lo que ella está sintiendo. Luego de jugar como le da la gana con la asustada jovencita, petrificada por el terror, llorando en silencio, mientras va marcándo succionando y mordiendo, el blanco y virginal lienzo de su cuerpo, se levanta y se viste, sudoroso y satisfecho de su malvado proceder. Mientras las lágrimas continúan inundando el rostro de la joven.
-¡Ya sabes! ¡Ni una palabra a nadie de lo sucedido! ¡Si no quieres que te casen conmigo hoy mismo! ¡Y si eso pasa, haré de tu vida un infierno! ¡Y cuando sea Emperador, destruiré a tus padres y, a tu pequeño reino de Valkovia lo convertiré en polvo cósmico!- se va sonriendo, burlándose, de las lágrimas de la jovencita Irina, pasando la lengua por su húmeda y regordeta mejilla, ella se siente asqueada por todo lo sucedido, él le lanza en la cara el acuerdo antes firmado.
-¡Aquí tienes el documento! Allí quedó escrito claramente, que en el futuro no te tocaré, no dice que ahora no pueda hacerlo ¿No fue divertido? Pequeña prometida ¿Vas a decir que no te gustó? ¿Gemías de ganas, no es así?- guiñándole un ojo, sale de la habitación, se va riéndo de ella, cerrándole la puerta.
Irina, aún temblando, recoge su ropa o lo que queda de ella, vejada, humillada, se siente sucia, despreciable. Toma el acuerdo entre sus temblorosas manos arrugándolo contra su pecho, mientras las lágrimas caen desconsoladamente. Y se promete desde ese momento, que vivirá para vengarse de ese maldito. No descansará hasta no verlo muerto, de la manera más dolorosa posible. Le hará pagar en esta vida, cada lágrima, cada herida que le hizo, cada dolor y sufrimiento de su cuerpo, durante esa tenebrosa noche, que ahora será su pesadilla constante, ojo por ojo y diente por diente.
Irina llega a su habitación, se mete en el baño, intentando borrar de su cuerpo con agua, raspando con una esponja, las marcas dejadas por ese degenerado, hasta casi echar sangre, las lágrimas siguen cayendo a raudales, confundiéndose con el agua con la que trataba de limpiar las fechorías de Egor, pasaron horas mientras el agua no podía borrar esos terribles recuerdos, hasta que amaneció, la amargura se apoderaba de ella y una dura coraza, ahora cubre su frágil corazón, hasta transformarlo en piedra maciza, sin lugar a dudas, es mejor dejar de sentir, ya no más llantos, es hora de prepararse para la venganza.
A pesar de haber obtenido un indulto Imperial con aquel documento, nunca le podrá perdonar lo que pasó esa noche al maldito de Egor.
Guarda su contrato entre sus pertenencias. Su matrimonio con Egor, tiene fecha de caducidad, sin haber comenzado; pero, no dejaba de asquearla todo lo sucedido, nunca volverá ni en sus más profundas pesadillas, a sentir nada por esa bestia de hombre que no sea un odio profundo, fue una promesa que se hizo a sí misma, no volvería a ser una idiota con ese hombre. Luchará por liberar todo su maná, y ni él ni nadie, podrán volver a burlarse de ella nunca más, en esta vida.
Al día siguiente los Reyes de Valkolvia y su hija Irina con profundas ojeras, abandonan la capital del Imperio Morozovia. Despedidos por los Emperadores y sus hijos. Hay una mirada furtiva con una media sonrisa de satisfacción, que Egor le lanza a Irina, ella lo mira con odio y desprecio. Los Reyes, se despiden, hasta dentro de 3 años.
Irina, bien sea por vergüenza, por temor, nunca le dijo nada a sus padres de lo sucedido aquella noche en el Palacio Imperial. Eso lo enterró en lo profundo de su alma, tal vez sino lo decía no volvería a revivir esa horrible noche nunca más.