El Reino De Los Engaños

Rey Arturo

— ¿Qué ya no me amas? ¿Qué ya no me amas has dicho? —Tragué saliva gracias al nerviosismo que me hizo sentir y me acerqué a ella para acariciar su mejilla con cariño— No logro comprender como tus sentimientos por mí han desaparecido a causa de los años cuando los míos permanecen intactos.

—No todas las personas son capaces de amar durante toda una vida... Algunas dejan de sentir algo por ese ser amado si se alejan de él, algunas ni siquiera son capaces de amar a alguien más que a sí mismos.

—No imaginas cuánto dolor me causa escuchar algo así de tu parte. Cuándo nuestro amor era mutuo, no nos importó arriesgar nuestras vidas y ni siquiera nos detuvimos a pensar en todas las estupideces que hacíamos. Veo que amarnos con tanta pasión, no valió la pena.

— Valió la pena porque gracias a nuestro amor, nacieron nuestras dos preciosas hijas y le agradezco a la vida por ello —Susurró— Sólo he venido hasta aquí a decirte que pienso que Irirna se hace encontrado con Sade, y recuerdo que dijiste que piensas que Sade vio a Irina en el pueblo. Si algo de esto ha sucedido, tendremos que buscar soluciones rápidas y eficientes.

—Confesar, simplemente confesar —Dije sin pensar— Confesar la verdad a nuestras hijas es la opción que tenemos.

—No es tan fácil como parece...Hemos ocultado la verdad por más de dieciocho años ¿Podremos confesarlo todo tan de pronto?

-—Jamás existió un momento correcto o bueno para decir cuál es la verdad —Negué— He criado a una de nuestras hijas rodeada de mentiras, no estoy seguro si me perdonará por hacerle algo tan grave.

— Irina lo ha pasado mucho peor que Sade en todos los sentidos. Irina no ha podido cultivar ninguna amistad por ocultar su verdadera identidad, no se le permite mantener una conversación con alguien a menos que sea con Rania o conmigo. Ir al bosque es lo único que tiene en la vida mientras que Sade ha disfrutado de ser la princesa del reino, de comodidad, grandes banquetes, fiestas en su honor, los mejores vestidos que se hayan confeccionado, el uso de joyas y oro. Ella lo ha tenido todo de una u otra manera, en especial a una familia entera por más falsa que esta fuera.

_Acepto que la razón la tienes tú...

—No me interesa nada más que buscar el bienestar de nuestras niñas. Quiero conocer a Sade pronto y no acepto ninguna justificación que no me permita hacerlo. Deseo verla y abrazarla, no es necesario que sepa que soy la mujer que le dio la vida.

—Lo que me pides es imposible de hacer realidad, no creo poder cumplirlo cuándo vivo en el mismo lugar con más personas y cualquiera se daría cuenta de tu presencia.

Quiero hacerlo y no me interesa cuando complicado sea lograrlo.

—No seas necia Neferet —Suspiré y la abracé con fuerza— Regresa a casa, te prometo que si algo malo llega a pasar yo me encargaré de todo.

Aunque mis palabras la tranquilizaron un poco, yo me puse aún más nervioso. Sabía bien que era una mentira lo que acababa de decir.

Sade

Dos semanas más tarde de nuestra visita al reino de Enchanted Forest, preparábamos el castillo para una de las fiestas más grandes que hemos tenido y esto se debía a que era el cumpleaños de uno de los reyes. Durante toda mi vida, he formado parte de este tipo de eventos cientos y cientos de veces por lo que no era nada nuevo, al contrario. Además que los disfrutaba mucho al tener la capacidad de interactuar con muchas más personas de mi edad. Sonreí viendo como me ayudaban a ponerme un lindo vestido rosa y dije:

—Me siento bastante feliz de que muchas familias reales puedan venir a visitarnos para la gran fiesta —Aplaudí y solté un suspiro después al ver la mirada que me daba mi acompañante.

Mi ayudante de cámara, Sara, era una mujer que pasaba los cuarenta años y quién me había estado ayudando durante toda mi vida. Estaba conmigo incluso un poco más que mi madre.

—Sade...Luces muy emocionada por la visita, y creo que lo estarás más al ver a los apuestos príncipes —Rió y dejé que me abrazara— Me alegra pues no tienes oportunidad de conocer ninguno la mayoría de las veces.

—Sería demasiado lindo que conociera a un príncipe de buen corazón que me hiciera sentir en las nubes...Sara, eso es lo que más quiero —Confesé recordando que mis padres deseaban que me casara con James— No es que James no sea una buena persona ni mucho menos, es solo que me agrada para tenerlo como un amigo nada más. No logra que mi alma se sienta contenta al sentirlo cerca, claro que no.

—Entonces busca a alguien que te haga sentir especial —Me aconsejó con una cálida sonrisa— A esa persona que no quieras abandonar por nada del mundo...No pienses en la opinión ni en los deseos de tu padre jamás, haz las cosas por ti misma.

Asentí y suspiré una vez más antes de abandonar mi habitación y despedirme de Sara amablemente. En el largo camino que debía recorrer, me encontré con mamá:

—Luces bonita, hija —Alagó y besó mi mejilla— Te robarás muchas miradas, mi vida.

—Te doy las gracias por el bonito alago mamá ¿Sabes si alguno de nuestros invitados ya ha llegado? —Pregunté poniendo atención en la decoración tan brillante y cara que colgaba de la pared.

—Me parece que llegarán dentro de unos pocos minutos —Me respondió.

—¡Sade ya han venido algunos de nuestros invitados, sal a recibirlos! —Mi padre me ordenó y salí corriendo haciendo caso a su petición. Abandoné el castillo por la puerta principal a recibir a nuestros primeros invitados. Al ver como estos salían de su precioso carruaje, me apresuré a hacer una pequeñísima reverencia.

—Me presento ante ustedes como la princesa Sade —Les sonreí y mi mirada se perdió en un joven rubio de ojos azules que tenían en su rostro una despampanante sonrisa—

—Gracias por recibirnos Sade. Mi nombre es Salma, reina de Land of Love —La reina hizo una pequeña reverencia y reí despacio— Mi marido es el rey Wiliam.

—Soy el príncipe Eros, encantado de conocerte. Puedes contar conmigo para lo que necesites —El apuesto muchacho besó mi mano y reí al sentirme nerviosa ante su tacto.

—Soy el príncipe Kilian , un gusto verte.

También le sonreí al príncipe Kilian, pero mi mirada siempre se mantuvo en los hermosos ojos de su hermano.