¿Es posible volver a amar después de una ruptura? Cinco años después de romper su compromiso, Gus y Félix vuelven a cruzar miradas. El pasado regresa como una herida abierta, trayendo consigo el amor que nunca murió… y la falta de valor que amenaza con destruirlos. Esta vez, no solo se juegan el corazón: también su última oportunidad de salvarse el uno al otro para poder terminar juntos.
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QUE HABÍAMOS
Son las nueve de la mañana cuando abro los ojos. ¡Alguien llama a la puerta de la habitación!
Me siento en la cama, bostezo un poco y le indico que entre. ¡Es Laura!
—¡Buenos días dormilón! —Ella suena demasiado animada.
—¡Buenos días! —Y vuelvo a bostezar.
—¿Cómo sigue tu tobillo? —Se sienta en la orilla de la cama.
—Ya no me duele. Félix me masajeó hasta que me compuse.
—¿Y solo te masajeó el pie? —Ella mueve sus cejas con cierta picardía.
A mi mente viene el recuerdo de ayer, cuando casi nos besamos en la ducha.
—¡Dices puras locuras!
Se ríe de mí.
—¡Te conozco! Sé que eres un coqueto.
—¡Nada que ver!
—Bueno, la verdad, te quiero confesar que si estoy desilusionada.
—¿Y por qué? ¿Pasó algo?
—No pasó nada y ese es el problema de mi desilusión. Pensé encontrarte en la misma habitación que Félix y resulta que preferiste dormir en la habitación de huéspedes. ¡Que bobo eres!
Mi hermana si parece desilusionada. Niega ligeramente meneando la cabeza y me mira con cierto desagrado.
—¿Por qué soy un bobo?
—Hasta hice que su hermana y su cuñado se demoraran en mi casa. ¿Qué sientes por ese hombre?
—Ya te lo dije, siento atracción por él.
—¿Deseo?
—Más que eso.
Ella trata de descifrar el posible significado de mi frase. ¿Más que eso? ¿De qué se trataba? ¿Qué había en mi corazón?
—Te dije que quiero enmendar el error que cometí, yo hice que mamá te persuadiera de dejarlo y ahora me doy cuenta que Félix no fue un romance pasajero en tu vida. ¿De veras sientes amor por él?
Trago saliva, me rasco la cabeza y ella me mira con mucha atención.
—La verdad, siendo muy sincero contigo, si siento algo por él. ¿Amor? No podría decir que es eso, pero afecto si es.
—¿Tú...?
—Ayer pudimos conversar y supe que él también espera cosas de mí.
—¿Y qué espera de ti?
Sonrío de forma natural, siento que mis mejillas se ruborizan y en mi pensamiento vuelve a aparecer él. ¡Es tan guapo!
—Por ejemplo, él quiere que yo pronuncie más su nombre.
—¿Qué pronuncies su nombre? Eso suena muy...
—Lindo. ¡A mi me parece lindo!
Ella parece no estar muy de acuerdo.
—Pues deseo poder colaborar en todo lo que esté a mi alcance para que puedas quedarte a su lado. ¡Hay química entre ustedes!
—Puede ser, pero, también está Luisa.
—¡Yo me encargo de ella!
—No. Félix ha sido un tonto porque le ha hecho creer que puede tener una oportunidad con él. Así que no debes entrometerte entre ellos y yo tampoco debería. Esto lo ocasionó Félix y él debe hacerse responsable. ¡Que las cosas fluyan! Que todo se vaya dando a como se tenga que dar.
—Suena lógico. ¡Me gusta tu ideal!
Se acerca a mi, usa sus manos para estrujar mi rostro y aprieta mis mejillas.
—¿James está con los Márquez?
—Sí. ¡Iremos de viaje!
—¿A dónde?
—No es Cancún, pero al menos logré convencer a James de ir a la playa. Iremos a Veracruz. ¡Te lo dije!
—Yo no puedo ir, ya tengo que volver a casa de papá. Janet me envió un mensaje, dice que...
—¡Que se esperen! Ellos siempre te tienen y cuando por fin puedo estar con mi querido hermano, debo aprovecharlo. ¡Quiero que vengas con nosotros!
Su mirada irradia felicidad y emoción. ¡Ella es muy hermosa!
—Está bien. ¡Iré al viaje!
—Luisa también irá, pero yo estaré...
—Solo deja que las cosas se den de forma natural. No trates de forzarlas o de intervenir como en el pasado. ¡Todo con calma para que el alma no se sienta estresada!
Me mira, sonríe y se pone de pie.
—Está bien. ¡Vamos a desayunar!
—Vale.
Me pongo de pie. Estoy usando un pantalón de algodón en color negro, una playera blanca y mi tobillo ya no me duele para nada.
—Se siente raro estar en la casa de papá y que nosotros no vivamos aquí. ¡Somos huéspedes en nuestra propia casa!
—Sí. Estoy de acuerdo con eso.
❤️❤️❤️
Son las tres de la tarde cuando el auto se detiene frente a un portón de madera. Me animo a bajar del auto y el clima es muy agradable.
—James dijo que haremos una parada en este sitio, Félix tiene un amigo al que le gustaría saludar —me hace saber mi hermana.
—Está bien. Yo no tengo problema. Orizaba se me hace un lugar interesante.
Ella sonríe.
—Escuché que hay un teleférico —Luisa dice acercándose a nosotros—. Pienso que deberíamos ir.
Félix está frente al portón, ha tocado el timbre y la puerta se abre cinco segundos después. Un hombre contemporáneo a Félix lo abraza con emoción.
—¡Bienvenidos a mi casa! —Nos dice él—. Soy Harry.
La casa de este hombre es muy bonita. ¡Está construida de madera! El aroma es cálido y la iluminación agradable. Me siento en el sofá, hay una tortuga en una pecera al costado y me llama la atención.
—Ella se llama Carmen —Harry se acerca a mí.
—Carmen, la tortuga —reafirmo yo.
—Exactamente.
Sonrío con amplitud.
—¡Gracias por acogernos en tu hogar! —Se me ocurre ser grato con él.
—Para mí es un gusto tenerlos, sobre todo porque Félix los trajo.
—¿Qué yo qué? —Félix pone su mano sobre el hombro izquierdo de su amigo.
—Que me da mucho gusto verte y que hayas traído contigo a más amigos.
Félix asiente, aparta la atención de Harry y dirige su mirada a mí.
—Harry, quiero presentarte a Gus Revellez.
Harry enfoca su mirada en mí con cierta sorpresa y al mismo tiempo, como decirlo, como si supiera cosas de mí.
—¡Tú eres Gus Revellez! —Exclama con emoción.
—Mucho gusto. Yo soy Gus.
—Sí me disculpan, tengo que ir a... —Félix ni siquiera termina la frase y se aleja de nosotros.
—¡Para mí también es un gusto poder conocerte! He escuchado mucho de ti —es sincero.
—Espero que haya escuchado cosas buenas y malas de mí.
—Te tengo en alta estima, no lo dudes.