Ivis vivía con du madre, se tenían una a la otra y vivían de la venta de fritos; cuando Ivis cumplió los 18 comenzó a buscar trabajo para ayudar a su madre y pagar sus estudios, pero nada le salía como quería.
Por otro lado había otro joven de 20 años casi en la misma situación, con la diferencia que ella tenía casa propia, el también por medio de su abuela, pero por alguna razón la pierden.
Descubre que pasa desde el inicio hasta el final.
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UN MES
Por otro lado, estaba Abel en su trabajo un poco preocupado, el sábado ya iban a entregar el trabajo y no sabía si iba a salir un nuevo contrato pronto tenía esa incertidumbre sobre su futuro laboral él no tenía la seguridad de un contrato a largo plazo.
Mientras tanto en su casa la abuela recibía una notificación de desalojo, ella miró los documentos y después al hombre, pensó que había una confusión, pero cuando el hombre le explicó todo entendió y se acordó cuando se hijo le pidió que firmara una hoja en blanco sobre una línea, allí entendió todo; el hombre la miró con lástima y se fue.
La tía de Abel salió después que el hombre se fue, y la madre la miró con rabia, porque mientras estaba confundida hablando con el hombre no salió para ayudarla, pero sin ningún remordimiento le entregó los documentos diciendo.
NIRIDA: Mira, tu hermano nos dejó en la calle, me hizo firmar una hoja en blanco con la excusa de afiliarme a un subsidio y lo que hizo fue hacer préstamo con la escritura de la casa y nunca pagó un bendito peso.
— no, no, no, no ¡puede ser! No tenemos a donde ir.
NIRIDA: Nos dieron plazo de un mes para desocupar, si quieres buscamos juntas.
— ¿Juntas? No… busca tú con Abel, mi marido se ocupará de nosotros.
NIRIDA: Como quieras, igual siempre ha sido así, cada uno por su lado, nunca he podido entender que hice mal para que mis hijos me traten con indiferencia.
— yo tampoco lo sé.
Nidio vio como su hija se iba a su habitación sin ninguna culpa, ella también se fue a su habitación y se sentó en su cama, cerró los ojos y dijo.
NIRIDA: Bueno Dios mío, si esto está pasado por mi bien, yo lo recibo, no me voy a preocupar por nada ni por nadie, excepto por Abel, pero yo sé cómo ayudarlo.
La mujer se levantó de su cama y abrió la gaveta de la mesita de noche, después le quito el respaldo y de allí saco un cofrecito de madero lo abrió y vio su contenido sonriente, después lo volvió a guardar porque no quería que se dieran cuenta de lo que allí ocultaba.
Por la tarde a las cinco Abel llegó a su casa, cuando iba entrando la tía con su esposo y sus hijas iba saliendo, ella lo miró y le sonrió con burla, pego Abel no le dio importancia y siguió su camino, cuando entro a la habitación su abuela lo recibió con un abrazo y le dijo.
NIRIDA: Ven hijo, siéntate ¿Cómo te fue mi rey?
ABEL: Bien abuela, pero me tiene un poco preocupado que ya el sábado terminamos y no se sabe si hay otro contrato, si no este nieto quedaría desempleado.
NIRIDA: Hay mi amor, Dios como que nos tiene algo bien guardado, alguna bendición grande mi vida.
ABEL: ¿Porque lo dices abuela?
NIRIDA: Hay hijo, ufff, hoy me trajeron estos documentos.
Ella se los entrego, Abel los leyó y quedo sorprendido, no entendía como sucedió todo eso, pero su abuela le explicó cómo sucedieron las cosas, Abel sonrió con ironía 6 le dijo a su abuela.
ABEL: No te preocupes por nada, yo voy a solucionar todo, tenemos un mes para hacer algo o por lo menos conseguir trabajo.
NIRIDA: Aquí no contamos con nadie, solo nos tenemos el uno al otro.
ABEL: Así es abuela, ya con la casa no hay nada que hacer, cuando llegue mi tío no le reclames nada.
NIRIDA: No.. Solo le voy a entregar los documentos para que sepa que ya sé lo que hizo, y decirle que vaya buscando para donde irse.
Ella le sonrió a su nieto, era el único que la quería, ellos fueron a la cocina y calentaron la comida para cenar, cuando terminaron llegó su nuera con sus hijos, Nirida y Abel no le dijeron nada, iban a esperar al implicado para entregarle los documentos y ver su reacción o que tenía que decir.
Abel y su abuela se cansaron de esperar al hombre y se fueron para la habitación, allí prendieron la televisión para ver algún programa y no pensar ni hablar de nada, después de una hora y media llegó la manzana de la discordia, Nirida que salir de ese asunto; se levantó de la cama y con documentos en mano salió de la habitación seguida por Abel, vio a su hijo que abría la puerta de la habitación donde estaba su familia y dijo.
NIRIDA: ¿Me permites un momento? No te quito mucho tiempo.
El hombre volvió a cerrar la puerta y se giró mirando a su madre y a su sobrino, como quería saber que querían les dijo.
● ¿Qué pasa?
NIRIDA: Pasa esto, léelo, tú más que nadie lo vas a entender.
El hombre ojeó los papeles y sin ningún remordimiento, ni expresión de confundido miró a su madre y sobrino, sonrió y dijo con cinismo.
● y... ¿Ahora que quieren que haga? ¿Qué les dé una explicación? Ok. Esto lo hice para que me prestaran, compre un apartamento para mi familia, iba a pagar, pero las quincenas no me alcanzan.
NIRIDA: Dios quiera hijo, y de ahora en adelante te alcancen tus quincenas.
Nirida le dio la espalda y se fue, Abel miró a su tío y con la mirada le dijo la clase de porquería de persona que era, el hombre entendió pero no le dio ninguna importancia porque ya tenía lo que quería, independencia con su familia.
El hombre entró a la habitación y le dijo a su familia que empacaran todo porque se iban a mudar dentro de tres días, ya todos sabían lo que sucedía, pero cada uno veía por su bienestar.
La hija de Nirida y su familia no le dieron importancia a lo que había hecho su hijo, ellos sabían que no había nada que hacer, y reclamar era pelear sin conseguir ningún beneficio, era mejor seguir adelante y buscar donde vivir porque todos eran lo mismo.
