El terror llega a la escuela, un jóven es asesinado y su mejor amigo, un estudiante de secundaria, tendrá que resolver el misterio antes de perder él mismo su vida... ¿Lo logrará?
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Capítulo 9
Mi hermana parecía otra totalmente, estar detrás de esa luz azul le daba un aspecto tétrico a su rostro y a su cabellera alocada. En algunos momentos veía que incluso sus ojos cambiaban de color a un tono rojizo. Se le veían más grandes de lo común y con un semblante mucho más tóxico como si se estuviera pudriendo por dentro.
Su voz a cada instante se modificaba más y más grave. Ya no parecía incluso de hombre si no de un ser diferente, nunca me hubiera imaginado que la voz de un humano pudiera tocar esos niveles. Ahora me pregunto si no le traerá repercusiones a su salud hacer ese tipo de prácticas.
Su piel también mostró un cambio. Ya no parecía aquella sedosa y suave que me había tocado las manos tantas veces. Esa piel que presumía a cada instante que la familia estaba reunida. Había cambiado la suavidad por una muy reseca, era como si él agua de su cuerpo se estuviera consumiendo rápidamente.
Ella seguía hablando esa lengua extraña, el único dato que podía entender es el nombre de mi amigo que a mí parecer lo seguía invocando todavía sin éxito.
Subió su tono de voz a grado de grito y me sorprendí mucho que nadie la escuchara, pude intuir que quizá pensaban que se trataba de una película a gran volumen.
Sus gritos provocaron que las veladoras avivaran más sus llamas al grado de levantarse a un metro de distancia, mismas que bailaban por toda la habitación.
La energía que se sentía comenzó a ser más pesada, tenía una ganas inmensas de vomitar y solo me tapé con las manos. Aguanté lo más que pude en la posición pues mi hermana había sido muy clara en no romper el círculo ni salir de los símbolos, estaba atrapado y no sabía qué más hacer.
—Tranquilízate hermano, ya casi hemos terminado.—Mi hermana se comunicó conmigo ahora con la típica voz que le conocía y eso me llenó de tranquilidad.
Levanté la mirada para verla y buscar en su rostro esos ojos que recordaba y que le pertenencian pero no pude cumplir mi deseo. Estaban esos ojos grandes, rojos e imponentes los cuales me asustaron demasiado.
—El ritual está casi listo, pronto se cerrará el portal.
Nuevamente su voz me dió tranquilidad pero mi otro sentido seguía perturbado mirándole. Era una combinación rara ver su rostro actual pero escuchar la voz de siempre, no sabía qué creer o qué hacer.
—Hola…
Escuché que alguien me saludaba pero se me hizo muy extraño. “¿Estaba imaginando cosas?” Me pregunté en ese momento, pues era tanto el estrés que bien me pude sugestionar con eso.
—Estoy aquí, tú me llamaste.—Pero la voz continuó hablándome demostrándome que no había sido mi imaginación.
Esta vez pude escuchar la voz en una dirección, venía de mi lado derecho muy cerca de mi oído pero lejos de mi vista que era mi sentido más agudo y en el que más confiaba. Tuve que girar para buscar el corroborar con mis ojos quien me hablaba.
Al hacerlo vi la figura de un niño en primera instancia, pero era un niño muy pálido, con ojos enormes y una boca cuartiada. Además de estas características tenía algo más extraño, una luz blanca muy opaca lo rodeaba ligeramente, como si de un fantasma se tratara.
—No, yo no te hablé.—Dije con mi voz temblando de nervios.—Déjame en paz, yo no sé quién eres.
—Tú me has llamado, ¿Para qué?—En ese momento desapareció y apareció en el otro lado de mi, no sé cómo lo hizo pero de la nada cruzó para hablarme en mi otro odio.—Estoy aquí por ti.—Su voz no era para nada tierna como se pudiera imaginar al tratarse de un niño, era como de un adulto malhumorado con facciones que daba miedo.
—Ese es el espíritu de tu amigo.—Dijo mi hermana en un tono un poco alto.—No sé cómo no puedes reconocerlo.
Claro que no iba a reconocerlo, sin importar nada el miedo te hace no prestar atención a muchas cosas. Además yo no me iba a imaginar que mi amigo saldría con cara de fantasma como lo hizo en ese momento.
—¿Mi amigo Edwin?—Pregunté tímidamente sin ganas de mirarlo más.
—Si, con esto corroboramos que está muerto.—Dijo ella sin vacilar.
—¿Cómo está tan segura de eso?—Pregunté al tratarse de una afirmación muy grave.—¡Este puede ser otro espíritu!
—No lo es, el ritual se hizo con su nombre y su objeto, ninguna otra persona muerta podría aparecer con estás dos características.—Su tono seguía dando miedo.— Si él estuviera muerto no hubiera aparecido.
—Comprendo… y ahora ¿Qué hacemos?—Pregunté aún temblando de miedo y con ganas de que eso terminara lo antes posible.
—Ahora solo resta que converses con él.