MALDITO ESPAÑOL

LUNA CÁCERES

Después de haber cometido la mayor estupidez y el más grande acto de descuido por no prestar atención al frasquito y comprobar que la etiqueta del otro era de un tono verde más claro supe que no había nadie a quien culpar.

Lauren permaneció a mi lado, dándome apoyo y contención que no era capaz de encontrar porque me invadía la culpa.

No había alguien que me hubiese tomado a la fuerza o que me hubiese drogado como a tantas muchachas les ocurre, lamentablemente. En mi caso yo imploré lo que ocurrió y me drogué accidentalmente.

-Podríamos averiguar quién era y pedirle que se haga responsable de alguna manera- Negué la sugerencia de Lauren con tristeza

-¿Estamos en la edad media para pedirle que se case conmigo por arrebatarme la virginidad? ¿Sabes lo ridículo que es eso? Además, no quiero saber quién es él. Lo que menos quiero es que pretenda repetir lo que pasó- Lauren hizo un asentimiento con tristeza

Se me caería la cara de vergüenza si tuviera de frente al hombre que se llevó mi virginidad de una manera tan completa que me causaba escalofríos. Prefiero no saber de él y tener la certeza de que si vuelvo a encontrarlo alguna vez no podré reconocerlo.

Para mi, nuestro pequeño viaje se arruinó por completo. Así hubiese querido celebrar, salir o hacer algo más que estar en el hotel la realidad es que no podía. Sin el laxante logré ir al baño, pero hasta eso fue doloroso debido a la brusquedad y al atrevimiento de este desconocido que se llevó todo de mi.

Lauren, como buena amiga, se quedó a mi lado. Lo hizo en silencio, abrazándome y más tarde intentando levantar mi ánimo de las formas que creyó que funcionarían.

-Tal vez ahora finalmente aprenda a no ser tan despistada- Murmuré mirando un punto imaginario en el techo

-No debí querer experimentar con esas gotas. Buscaré todo lo de tu habitación y te quedarás aquí conmigo, ¿De acuerdo?- Le dediqué mi mejor mirada cargada de agradecimiento y la vi salir del cuarto

Cuando llegó el momento de ir a casa me sentí aterrada de que mi madre viera en mí las marcas que ese extraño me hizo. Aprovechando que Lauren tiene más dinero que yo, ella llamó a mi madre para decirle que me quedaría con ella en un apartamento que sus padres tienen en la costa y gracias al cielo aceptó.

Vimos tutoriales para hacer todo lo posible por desaparecer esas marcas. El dolor se fue, pero solamente quedó grabado a fuego en mi memoria aquel maldito acento agitado, con voz grave y extranjera que menciona con placer "Por Dios chiquilla eres ardiente" "Me encantas" "¿Te gusta así nena?" "Muévete guapa, así..."

Cuando volví a casa pretendí jamás decir lo que había pasado y la estupidez que cometí. No había una manera fácil de explicarle a mi madre que pasé la noche con un desconocido del cual no recordaba más que su odiosa voz y su horrible perfume.

Las semanas pasaron y comenzaba a prepararme para asistir a la universidad, pero lamentablemente había algo que no creí que sucedería. Comencé a sentirme mal de repente. Lo máximo que había tenido antes eran cólicos menstruales o inconvenientes para ir al baño porque jamás me alimentaba correctamente.

La preocupación en casa era que hubiese contraído algún virus o enfermedad seria durante mi viaje y allí fue cuando por primera vez pensé en la posibilidad de haberme contagiado de algo de ese extraño. Ante el miedo me desmayé.

Cuando desperté lo hice en una cama de hospital con mi madre y mi padrastro a su lado.

-Hija que bueno que despertaste, nos diste un gran susto- Me miró con lástima

-¿Estoy enferma?- Pregunté asustada sintiéndome mareada de repente

-No hija, gracias a Dios no lo estás. Creí que para esto faltaría mucho más tiempo- Mi padrastro tomó su mano al notarla tan afligida

-¿Tiempo para qué?

-Hija estás embarazada- Mi padrastro me dió la noticia llamándome del modo en el que tantas veces con cariño me había dicho

-No, no puede ser. Tiene que haber un error- Comencé a negar perdiendo así por completo la poca calma que tenía

-No hay error Luna, ya hicieron las pruebas. Te apoyaremos, no estás sola- Aunque mi padrastro pretendía apoyarme, yo sentía que me faltaba hasta el aire. No estaba lista para una responsabilidad tan grande y además, sola

Efectivamente, mi vida cambió para siempre aquel día. No fui capaz de abortar para seguir con mis planes futuros. Solamente entendí que tenía que ser responsable, aunque sea para dar a luz y contemplé la posibilidad de dar al bebé en adopción. ¿Qué iba a hacer con un bebé? ¿Cómo lo cuidaría?

Cuando mi bebé comenzó a moverse fue cuando lo amé por primera vez y pensé que no tendría el coraje para decirle adiós y desistí en la idea de darlo en adopción.

Mis planes universitarios se fueron por la borda y solo me quedó ver cómo todos los que fueron mis compañeros estudiaban preparándose para un futuro con el que yo ya no podría soñar.

Empecé a trabajar en la pinturería, cobrando los pedidos de los clientes para no sentirme una completa carga en casa, aunque ya no era necesario que lo hiciera.

Cuando mi hija nació, mi pequeño pedacito de Cielo, supe que no debía quedarme quieta esperando a que las bendiciones y oportunidades llovieran del universo para mi. Yo debía ser responsable, trabajar y darle un sustento. Así mi madre y Eduardo me apoyaran, Cielo era mí completa responsabilidad.

Mi madre se quedó con ella en casa y yo seguí trabajando en la pinturería, solo ausentándome para ir a darle pecho y volviendo a mi labor. No descuidaría a mi hija, pero trabajaría y saldría adelante por ella.

Cielo era perfecta y tenía el color de cabello rojizo, aunque no era exactamente del mismo tono que el mío. Sus rasgos eran bellísimos, pero también demostraban que había cierto parecido con el extraño que me embarazó, porque si no se parecía a mi por completo era lógico que heredara algo de él.

La gran duda en casa era, de quién era hija, quien fue la persona irresponsable que me embarazó y desapareció, pero aun así me mantuve en silencio. No quería ver la desilusión en mi madre al saber que yo tuve intimidad con un desconocido. Ella me había educado, pero mi estupidez había ganado la batalla.