Espíritus Olvidados
Aquella noche en mi casa todo parecía normal, mis padres discutían por tonterías como siempre, mis dos hermanos jugaban cada uno con sus propias ideas y en sus respectivas habitaciones. El ruido que hacía mi hermana era mucho más molesto que el de mi hermano menor. Su habitación estaba justo arriba de la mía y el ruido que hacía al golpear era insoportable.
Generalmente yo no quería jugar, solo pasaba tiempo intentando ver en la tele los documentales que generalmente pasaban ahí, en lapsos intentaba leer un libro de historia, esos eran mis favoritos.
Pero ese día no tenía ganas de nada, solo quería dormir aunque me era imposible hacerlo, nada me hacía quedarme dormido.
Me sentía muy extraño; tal vez las peleas de mis padres me habían irritado demasiado o quizá el hecho que mi mejor amigo no había asistido a la escuela durante dos días. Él no me había avisado que se ausentaria, simplemente dejó de ir y no le pude ver.
Era eso o quizá que mi espíritu se estaba preparando para las cosas que estaban por venir.
Ese día lo recuerdo muy bien porque fue el último al que podría llamar normal. El último en el que esos ruidos me parecían molestos pues lo que estaba por venir me haría extrañarlos mucho. La vida estaba por darme un cambio, el cual yo no había pedido.
A la mañana siguiente me levanté temprano para ir a la escuela como todos los días entre semana. Estaba cursando la escuela secundaria, una de tiempo completo en la que mis padres nos habían metido justificando que ese horario era mucho mejor para nuestro aprendizaje. Pero mi hermana y yo sabíamos que lo hacían para pasar el menor tiempo posible con nosotros, odiaban cuidarnos, complacernos y ver por nosotros. Solo teníamos lo básico y eso para ellos era suficiente. Nunca se preocuparon por el amor, el cariño, nuestro aprendizaje y todas esas cosas que hacen los padres para convivir con sus hijos. Nosotros tuvimos que acostumbrarnos a lo básico y crecer alejados de ellos aún viviendo en la misma casa.
Mi escuela era una de las salidas para olvidar todo eso, estaba agradecido de poder ir ahí pues me había regalado muchas experiencias gratas, amigos divertidos, momentos preciosos y sobre todo, mucho aprendizaje. No me refiero al aprendizaje académico únicamente sino al que la vida te regala con las experiencias.
Ahí conocí a mis amigos, grandes compañeros que tuve la fortuna de encontrar. Con ellos me divertía mucho, principalmente con Edwin, un chico que conocí desde el año pasado y que se convirtió en mi mejor amigo. Pasábamos mucho tiempo juntos, nos apoyabamos en todo y siempre me convencía de sus ocurrencias locas.
Tanto él como yo compartimos algunas similitudes que nos hicieron llevarnos muy bien, pero había una en la que sin quererlo sentía envidia; Sus padres eran los más amorosos y atentos con él, siempre estaban al pendiente de su vida y los veía generalmente todos los días cuando lo llevaban o recogían.
Aquella mañana llegué a la escuela encontrándolos en la entrada, se me hizo muy raro verlos dentro de la escuela lo que hizo que mis temores tomarán más fuerza creyendo que a mi amigo le había ocurrido algo malo. Los pude ver de reojo y muy rápido, no me atreví a hablarles por simple timidez, pero sus rostros se veían muy tristes como que buscaban algún tipo de consuelo que la escuela les pudiera ofrecer.
Sin detenerme más tiempo seguí caminando rumbo a mi salón. Al llegar, los rumores de los compañeros estaban mucho más activos que cualquier otro día lo que llamó mi atención. Yo no era muy social y rara vez me detenía para conversar con ellos pero había algo que me invitaba a poner atención a sus palabras.
—¿Viste que los padres de Edwin estaban aquí?—Estaba hablando de mi amigo y sus padres con mucho morbo.—¿Vendrán a reclamar a la directora?
—Aunque sea así, no hay nada que ellos puedan hacer.—Le respondió sin temor a ser escuchado.—Si bien nos va, la escuela cerrará y todos nos iremos a una cercana para continuar los estudios.
—Yo no quiero que cierren está escuela, me gusta mucho.
La plática se hacía mucho más interesante a cada momento, yo no lograba entender de que se trataba todo eso así que decidí seguir escuchando.
—Ninguno queremos que cierren la escuela pero esa decisión la tomarán seguramente.—Dijo mi compañero con un tono muy serio.—Tarde o temprano nuestros padres se enterarán y vendrán por nosotros.—César era un chico bastante pasado de peso y siempre presumía de su gran intelecto.
Tenía cabello rizado corto que le hacía ver más sus abundantes cachetes. Le encantaba estar sentado y desde esa posición podría pasar horas y horas conversando.
—Pero ¿En verdad ustedes creen lo que está sucediendo? Es decir ¿Creen que sea verdad?—Erik era un niño muy delgado y de baja estatura, la personas más sociable que yo puedo recordar.
Siempre llevaba el uniforme muy limpio pero se le veía grande sin importar que la talla fuera extra chica. Su cabello era anaranjado y sus mejillas chapeadas, un chico único.
—Yo lo dudo, no creo que la escuela se lo haya tragado.—Continuó César.—Eso lo hace más peligroso todo porque alguien se lo robó.
—¿Y si le preguntamos a su amigo si sabe algo?—Dijo Maria intentando hacer la voz baja pero no lo consiguió porque la escuché perfectamente.
De pronto todos me voltearon a verme y sin saber el motivo intenté hacerme el disimulado.
Giré mi cabeza hacia el pizarrón como si estuviera buscando algo, después planeaba caminar a mi lugar como si nada pero Maria me interrumpió.
—Hola, ¿Cómo estás?—Estaba justo a mi espalda intentando ser amable conmigo.
—Estoy bien gracias.—No pude negarme a responder aunque lo hice igual de cortante que siempre.
—Oye, ¿Sabes algo de tu amigo?—Me dijo sin rodeos y abriendo los ojos como toda una chismosa que era.
—No, él ha faltado a la escuela estos días.—Respondí lo que ellos ya sabían con la intención que notarán que yo también desconocía la situación y así me dejaran en paz.
A ellos no les bastó y mi plan de irme a sentar tranquilo se vió interrumpido por sus nuevas preguntas.
—¿Sus papás no te dijeron nada?, ¿Sabes que está pérdido no?, ¿Sabes que ha dicho la directora?
Me sentí abrumado por tantas preguntas sin sentido para mí, asi que no respondí ninguna.
—Yo tampoco se nada, déjenme en paz.—Lo hice con un tono de voz ya muy molesto y agarré uno de mis libros para desviar mi atención.
—No te hagas, ¿Cómo no vas a saberlo? Él era tu amigo.
La palabra "Era" llamó mucho mi atención, no se referían a qué él ya no quería serlo ni que con el hecho de irse nuestra amistad iba terminar, me sonó más a que él ya no estaba aquí.
—¿Por qué tanto misterio?—Ahora yo había pasado a las preguntas.—¿Qué se supone que sucedió?
—¿Enserio no sabes nada?—Me preguntó dudando en que yo me estaba haciendo tonto.—Tu amigo está muerto, lo mataron aquí en la escuela.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 20 Episodes
Comments
Alicia Salamanca Hernández
el se sorprendió al saber que estaba muerto no daba crédito pero que paso realmente 🤔🤔🤔
2025-02-23
1
Alicia Salamanca Hernández
muy interesante novela felicidades 😊😊
2025-02-23
1