Sol Rucci es una joven de 18 años que ha sido profundamente marcada por la trágica muerte de su hermana, Flor, sucedida ante sus propios ojos. Al quedar huérfana, fue acogida y protegida por el novio de su hermana, quien asumió su crianza desde que Sol tenía 10 años. Ambos han encontrado en su apoyo mutuo una forma de sobrellevar el dolor de esta pérdida.
Con el paso del tiempo, él ha desarrollado una tendencia a sobreprotegerla, ejerciendo un control sobre su vida. Por su parte, Sol ha experimentado un notable aumento en su belleza, convirtiéndose en un reflejo impactante de su hermana. Con el tiempo, comienza a despertar en ella sentimientos que trascienden la gratitud y el apoyo, mientras que él empieza a verla de una manera diferente, ya no como la niña indefensa a la que él protegía por una promesa hecha a su novia antes de su muerte, sino como una oportunidad de reencontrarse con su amada Flor a través de ella.
NovelToon tiene autorización de Daniella cantillo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 21 Embarazó de sol 1/2
Kai Vannecelli
...****************...
Era oficial: Sol era mi esposa. Escucharla expresarme su amor hacía que mi corazón se acelerara; me sentía bien, emocionado, y cada vez que oía su declaración de amor, sentía que estaba plenamente vivo. Hacer el amor con ella, tocar cada parte de su piel suave y delicada, cada beso y cada gemido que salía de su boca, me llenaba de un torrente de sentimientos. La deseaba con una intensidad formidable. La tomé del rostro al notar su sonrojo, sus ojos dilatados y su rostro húmedo de sudor, lo que la hacía aún más hermosa y atractiva. Le expresé cuánto la amaba, un sentimiento que surgió sin pensar, simplemente salió de mis labios. Había comprendido que ella había hecho dueña en la parte de mi corazón que Ella le pertenece. Me entregué a ella. Continuamos haciéndolo hasta que alcanzamos ambos un clímax maravilloso y excitante, quedando abrazados y, finalmente, cerrando los ojos.
Nuestra llegada a Brasil, exploramos numerosos lugares; Sol estaba muy emocionada. Compramos una variedad de cosas y tomamos muchas fotos. Había sitios curiosos y hermosos. Pasamos tres semanas allí antes de regresar a Italia, donde continuamos con los chequeos de su embarazo. Los bebés estaban en perfectas condiciones. Sin embargo, noté que Sol se veía más pálida de lo habitual, por lo que el doctor le prescribió vitaminas y una dieta específica para ayudarla. Con el transcurso de los meses, su vientre fue creciendo. El doctor nos informó que tendríamos un niño y una niña. Ambos nos emocionamos mucho, pero Zoe, al saber que tendría una sobrina, se mostró especialmente entusiasmada. Aunque no lo deseaba, me vi obligado a aceptar que debía nombrar a nuestra hija como Zoe.
En la madrugada, al despertar y al no sentir la presencia de Sol, abrí los ojos y, después de encender la luz, caminé hacia el baño, pero ella no estaba. Decidí bajar, y al no encontrarla, me dirigí a la cocina, donde la vi de espaldas frente al refrigerador. Me acerqué con cuidado.
—Mi reina, ¿qué haces despierta a esta hora? —le pregunté.
La vi saltar ligeramente y darse la vuelta, escondiendo algo detrás de ella mientras se limpiaba la boca. Pude oler un rastro de sangre.
—Amor, vine a tomar agua —dijo nerviosa.
Me acerqué y limpié alrededor de su labio, que tenía un poco de sangre. Con cuidado, le quité lo que tenía en la mano: un pequeño plato con trozos de carne cruda. Ella tragó en seco.
—¿Por qué estás comiendo carne cruda? Eso puede hacerte daño a ti y a los bebés —le dije, asombrado.
—Amor, he tratado de controlarlo, pero el antojo es muy fuerte. Mis bebés son muy activos y a veces me lastiman tanto al moverse que me hacen gritar de dolor. Cuando como un poco de carne, ellos se calman; no sé por qué... No sé qué me pasa —me respondió angustiada.
Dejé el plato en la mesa y la miré con preocupación.
—¿Por qué no me lo dijiste antes? Debemos ir al doctor para que te examine. Esto no es normal.
—Ya lo he hecho. Pero el doctor me dijo que los bebés están en perfecto estado de salud y que su crecimiento es asombroso, aunque es diferente al de otros bebés en este tiempo de embarazo. Me aconsejó que debía tomar muchas vitaminas y hierro, ya que mis niveles eran muy bajos. La señora Marta se encarga de mis cuidados. No quería preocuparte, sé que estás estresado por la empresa y tus otras obligaciones —me contestó, abrazándome.
—Amore, tú y nuestros hijos son lo más importante. No puedes quedarte callada respecto a lo que estás viviendo. Si el doctor no encontró nada, hablaré con mi madre; tal vez ella pueda ayudarnos. Por favor, prométeme que no me ocultarás las cosas y que no comerás carne cruda.
—Te lo prometo —respondió.
Coloqué mi mano en su abdomen, que estaba notablemente grande; aún faltaba un mes para el nacimiento de los bebés. No tenía idea de que Sol estaba sufriendo con el embarazo. Algo no estaba bien, y comenzaba a sospechar que se debía a los tratamientos que me había administrado en los últimos años. Había estado involucrado en varios experimentos realizados por mi hermana y mi madre, pero mis hermanas nunca habían reportado problemas, al igual que la esposa de Uzziel. Decidí que al día siguiente, a primera hora, iría a casa de mi madre, ya que era necesario que nos ayudara con esto.
Tomé la mano de Sol y caminamos hacia la habitación. Ella se recostó en la cama, y yo hice lo mismo. Comencé a acariciar su vientre, notando cómo se movía; sonreí. Sin embargo, al observar el rostro de Sol, vi que hacía muecas de dolor, y su vientre se movía más intensamente, indicativo de los bebés que estaban dando patadas. Escuché a Sol gritar y llorar. Coloqué mis manos en su vientre y comencé a hablarles a los bebés, pidiéndoles que se calmaran para que su madre pudiera descansar. Extrañamente, me escucharon y cesaron su movimiento. Me encontraba muy angustiado; lo que estaba pasando no era normal. Mis hijos se movían de manera intensa, casi violenta. Miré a Sol y su rostro estaba pálido, sudoroso y sus labios, blanquecinos.
—Mi reina, es necesario que te lleve a la clínica, te veo muy mal —le dije mientras me preparaba para cargarla.
—Parece que a ti sí te hacen caso, amor. Quiero descansar, mañana iremos —me dice mientras cierra los ojos.
No puedo quedarme tranquilo viendo a mi esposa así. Tomo mi celular y comienzo a marcar a mi madre. Es tarde, pero esto es importante. En la segunda llamada, mi madre responde.
—Hola, mi valiente, ¿pasó algo? —me dice con angustia.
—Hola, madre, perdóname por llamarte a esta hora, pero Sol no está bien, algo sucede con los bebés. Iré de inmediato a su mansión, necesito que la veas.
—Claro, te espero aquí —me responde mi madre.
Al finalizar la llamada, tomo a Sol en mis brazos y salgo de la habitación, bajando las escaleras. Me dirijo hacia donde están los autos; uno de los guardias se acerca. Le pido que me lleve a la casa de mi madre y él asiente. Me subo al auto con Sol, que está dormida, y él acelera.
Pasados unos minutos, llegamos a la mansión. Mi madre, junto a mi padre, ya me esperaba. Ella me pide que vayamos al laboratorio. Recuesto a Sol en la camilla; está muy pálida, y mi madre comienza a revisarla.
—Madre, los bebés se movían de manera violenta, era como si quisieran salir. Ella comía carne cruda, me dice que era la única forma de que ellos estuvieran tranquilos. Los médicos no le encontraron nada. ¿Puede que sea por las fórmulas que me aplicaron? —le pregunto con desespero.
—Puede ser, Kai. Recuerda lo que Kira y luego yo dijimos: eso sería heredado por sus hijos, que tendrían el doble de fuerza. Eso es lo que está ocurriendo; los bebés tienen más fuerza que un bebé común. Al tener dos bebés, ella sufre más. Lo que no entiendo es esa fascinación por la carne cruda, tal vez sea solo un antojo —dijo.al verla caminar hacia la nevera donde guarda las ampollas.
—Madre, ni Kira, ni Gabriela, ni Alicia han mencionado que sus embarazos fueran tan complicados como el de mi esposa —le digo mientras presiono la mano de Sol, que la siento un poco fría.
—Kai, ellas también tienen las fórmulas en su cuerpo; ellas no pueden sentir dolor, pero Sol sí. Ella es una chica normal, nosotros no, por eso su embarazo la afecta tanto.
—Madre, ¿qué se puede hacer? Debes entonces también aplicarle a ella, y Angela también se aplicó las fórmulas.
—Sí, en el segundo embarazo, ella comenzó a sentir similitudes en los dolores, al igual que Sol, durante el embarazo de los gemelos, ya que Uzziel continuó aplicándose la fórmula.
Veo cómo saca el líquido de una ampolla y luego se lo inyecta.
—¿Qué es eso, madre? —le pregunto.
—Esto la ayudará a no sentir dolor y a que su cuerpo pueda regenerarse, para que pueda estar tranquila mientras termina su embarazo. ¿Por qué no la trajiste antes? Pobre Sol, todo lo que tuvo que aguantar.
—Me di cuenta de esto recientemente; si no, ella nunca me lo hubiese dicho, madre.
—Llévala a una de las habitaciones para que descanse, mañana despertará mejor.
—Gracias, madre —le digo mientras cargo a Sol y salgo de la habitación. Subo las escaleras y me dirijo a mi antigua habitación, donde la recuesto en la cama. Noto cómo sus labios comienzan a recuperar el color y respiro más aliviado. Me siento culpable porque, por mi culpa, ella estaba sufriendo; estaba atravesando todo este dolor de su embarazo debido a que yo la había embarazado.
ahora resulta que flor no estaba muerta que la habían llevado a otro país para que se prostituirla ahora que ha escapado qué casualidad que se haya topado con Kai ahora qué pasará kai dejará sol por flor