Su nombre es Mia Velasquez, ella justo a dos amigas había habían viajado a una hermosa isla en el mediterráneo remota, con una cultura impresionante aunque desconocida para muchos, lo más atractivo de ese lugar es que aún existía la monarquía.
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Capítulo 08.
Mia se levanto dejando a Frank dormido en la cama, se dio una ducha y preparo el desayuno, Julie estaba en su cochecito jugando con sus juguetes.
- Buenos días, mi amor—Frank se le acerco le dio un beso.
- Buenos días, Frankie— Mia comenzó a llamarlo así por cariño, y a él le gustaba— ¿Quieres café?—Ofreciéndole una taza.
- Sí, gracias—Tomándola—Me encanta que me digas “Frankie”—Sonrió.
Mia le dio un beso pero la magia se rompió cuando Julie comenzó a llorar aclamando la atención de su madre.
La mañana entera la pasaron juntos antes que Frank tenía que irse a trabajar, Mia le pidió que dejara a Julie de una vez en casa de su mamá porque ella saldría en media hora a trabajar también. Mia se termino de arreglar cuando tocaron la puerta pensó que tal vez era Frank que se le hubiese quedado algo, corrió a la puerta.
- Mi amor… —Pero para su sorpresa no era Frank sino Sebastián.
- ¿Mi amor? No me esperaba tal recibimiento—Sonrió.
- ¿Cómo supiste que vivía aquí?—Sorprendida que estuviera en su apartamento.
- Antes que todo ¿me dejas entrar?
- No— Iba a cerrar la puerta pero Sebastián la aparto y entro cerrándola detrás de él. Miro el lugar de reojo seguro su casa le parecía insignificante comparado con el palacio donde vivía.
- Gracias Mia— Dijo de manera burlona- Respondiendo tu pregunta solo fue cuestión de hacer una llamadas a tu trabajo.
- No lo puedo creer, eres increíble—Mirándolo con reproche—Yo ahora no estoy para visitas tengo que irme a trabajar—Agradeció al cielo que su hija no estaba allí, la noche anterior recogió todos los juguetes de Julie que tenía en el suelo— Así que márchate.
- No me iré, además tu tampoco iras ningún lado—Mirándola fijamente.
- Acabo de decirte que tengo que trabajar—Tratando de controlar su impulso de no golpearlo.
- Yo te digo que no, hable con tu jefe te dio el día libre.
- ¿Por qué demonios, hiciste eso?—Le grito molesta.
- Porque hoy te quiero solo para mí- Atrapándola en sus brazos, la beso como la primera vez, suave, dulce y apasionado.
Mia lo empujo para que la soltara cuando oyó el sonido de la puerta, dejo de besarla. Rezo para que no fuese Frank porque se armaría la grande.
- Por favor, escóndete—Le pidió Mia nerviosa.
- Está bien— Sebastián le robo otro beso, se fue hacia la cocina.
Se fijo si Sebastián se había escondido y luego abrió la puerta, casi se le cae el alma a los pies, cuando vio a la mamá de Frank con Julie en sus brazos.
- Hola Mia, te llame en la oficina porque se te olvido colocar en el bolso los biberones de Julie pero me dijeron que te dieron el día libre, no entiendo porque mi hijo la llevo a la casa—Dice confundida.
Sabía que Sebastián estaría escuchando todo desde la cocina, eso la puso más nerviosa.
- Iré por ellos, quédate aquí en la sala— Fue a la cocina encontró a Matt sentado y tuvo el atrevimiento de servirse un vaso de agua al parecer no había indicio que escuchara algo, no estaba ni sorprendido, ni enojado ni nada por el estilo, respiro aliviada, lo miro con rabia pero él solo le sonrió. Tomo los biberones que estaban abajo en la nevera. Sebastián no pudo haberlos visto, los escondió como pudo y salió de la cocina— Toma, llévate a la nenita hermosa contigo— Riéndole a su hija—Yo dentro de un momento voy—Le dio un beso a Julie.
- Está bien—Denisse se fue con la niña de nuevo, Mia se sintió más tranquila pero no le duro mucho, cuando una voz a sus espaldas le dijo.
- ¿Es tu hija?— Mia volteo para enfrentarlo y la miraba muy serio.
- Si— Fue lo único que dijo pero por dentro se moría de los nervios.
Sebastián siguió mirándola por un instante como si estuviese analizando la situación.
- ¿Es de tu novio o mía? Y quiero la verdad Mia. — Tensando la mandíbula esperando de brazos cruzados a que ella hablará.
Esta es la oportunidad que tenia para librarse de Sebast, diciéndole que si, su hija era de Frank pero y si Sebastián ¿Le exigía una prueba de ADN? Sería peor porque podría quitársela en cualquier juzgado más siendo quien era “Un príncipe millonario” se moriría si le quitaban a su bella Julie.
¿Qué debía hacer, decirle la verdad o mentirle?
Mia no sabía que decidirle, Sebastián esperaba impaciente su respuesta. Él vio una fotografía que estaba sobre la mesita, la tomo era una foto de su hija Julie y la miro detenidamente como buscando algún parentesco.
- Es una niña muy bonita— Sonrió, coloco la foto donde estaba—Ahora dime, es mía ¿si o no? Habla mujer no tengo todo el día—Ya perdiendo la paciencia.
Mia seguía en silencio, pensando que tenía que decirle. “Lo mejor es que le diga la verdad”.
- ¿Cuánto meses tiene?— Rompiendo aquel silencio.
- Ella… Ella tiene tres meses y medio—Por fin hablo, Sebastián comenzó hacer cuentas en su mente.
- Así que tres meses, dado el hecho que tu y yo estuvimos juntos hace diez meses, ella tiene tres meses y medio, es imposible que sea de Frank, porque tú eras virgen cuando estuvimos juntos— Al recordar eso Mia sonrojo— Eso me llega a la conclusión que es mi hija, no es cierto?
- Si es tu hija—Le confesó por fin, Mia estaba tan nerviosa que las manos se pusieron heladas y temblaba como hoja.
Pero en la cara de Sebastián no había sorpresa, solo una sonrisa de satisfacción.
- Me alegra que me lo dijeras. Tenía que escucharlo de ti.
- ¿Cómo así?— Sin comprender, luego de unos segundos cayó en cuenta— ¿Ya lo sabías, verdad?— Asombrada, él solo asintió con la cabeza—Eres un... Me engañaste, ya sabías que Julie era tu hija, solo estabas jugando conmigo.
- ¿Engañarte? No te equivocas, aquí la única mentirosa eres tú. ¿Cuánto tiempo me ocultarías que teníamos una hija? ¿Cuánto?—Le reclamo enojado—Tuve que recurrir a un investigador para saberlo.
“Lo suficiente para que te alejaras de mi” pensó en sus adentros. Ese hombre que tenia al frente la ponía nerviosa y no dejaba de recordar lo que paso hace nueve meses atrás casi diez.
- No tienes derecho a reclamarme absolutamente nada, ¿Qué querías que hiciera? Si lo único que sabía de ti era tu nombre. Cuando supe que estaba embarazada no tenía medios para encontrarte.
- Es culpa tuya— Molesto—Porque si no te fueras ido como si cometiste un delito, esto no hubiera ocurrido yo me iba a responsabilizar de ti y de mi hija pero no me diste la oportunidad.
¿Qué le quería decir? ¿Él deseaba seguir viéndola después de esa noche? Pero no tuvo el valor de preguntarle.
- Eres muy cruel e insensible a echarme toda la culpa a mí—Dolida con las palabras de él, aunque fueran ciertas— ¿Sabes lo que es despertar y darte cuenta que le entregaste tu cuerpo aún completo extraño?—Obvio Sebastián no tenía respuesta para eso, se quedo callado mirando a los ojos cafés de la chica—Lo supuse— Soltó una risa histérica—Me sentía mal conmigo misma, me sentía como una mujer fácil—Reconoció con dolor—Por eso me fui además tú también eres culpable, porque no te cuidaste. Yo era una inexperta.
El permaneció en silencio la siguió mirando hasta que bajo la mirada y tomo nuevamente la foto de su hija, sonrió. Aquella sonrisa era de orgullo.
- Sabes te confieso que me alegro no haberme “cuidado”, mi hija es hermosa— sonriendo—La hicimos bien para ser la primera vez—Eso en su momento a Mia le conmovería pero estaba muy enojada— Bueno, está bien. Ambos tenemos la culpa, nos gustábamos sentimos una atracción mutua y paso lo que paso, ya no hay vuelta atrás. Pero volviendo al tema, no me dijiste ni siquiera cuando me viste en el baile ni en tu oficina. Querías seguir mintiéndome.
- Si hablamos de mentiras, tú también lo eres.
- ¿Qué?—Frunciendo el ceño sin entender— Se puede decir en que te mentí.
- Y ¿Me lo preguntas? ese pequeño detalle que eres un príncipe o esa de que estás comprometido— Dijo molesta y un poco celosa— Tenías novia ¿cuándo estuviste conmigo?
- Lo de príncipe no era algo con importancia, por eso no te lo dije. Me gusta tener mi privacidad en ese punto y lo de Helen no es asunto tuyo. — Dice con malhumor.
- Eres un arrogante—Lo miro con odio— No te dije lo de mi hija porque tengo a Frank conmigo es un buen padre para Julie.
Eso pareció enfurecer mas a Sebastián enseguida se arrepintió de haberle dicho eso, la tomo con fuerza por los hombros.
- Escúchame bien, Mia ningún otro hombre va a criar a mi hija.
- Suéltame— Forcejeando con él hasta que la soltó— Pues lo siento pero así será, porque tu pronto vas a casarte, seguro tendrás otros hijos.
Sebastián la miro como si estuviera loca.
- ¿Acaso piensas que dejaré a Julie y desentenderme de mis responsabilidades con ella? Estás loca si crees eso porque no mejor Frank y tu viven su vida como les dé la gana porque a lo que a mí respecta… ¡Me llevo a mi hija conmigo, ahora mismo!
Eso como un balde de agua fría para Mia. ¿Quitarle a su hija?