si soy yo de nuevo haciendo todo lo que mi familia o mejor dicho mi hermana menor quiere que haga.
mi nombre es Elizabeth Jackson oconor, tengo 26 años, estaba comprometida con un hombre que nisiquiera conocía pero mi tragedia no comienza allí, todo va muy mal cuando mi hermana menor crece y empieza a querer todo lo qué es mio y no entiendo que, si nisiquiera tengo nada ya que mis padres la quieren más a ella por su culpa termino muriendo traicionanda por mi única hermana y esposo llena de deseos de venganza pero algún Dios me vio tan desesperada que decidió darme una segunda oportunidad para acabar con las personas que me hicieron daño hasta la muerte y está vez no desaprovechare esta oportunidad.
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EN MARCHA
●Secretario: veo entrar a la señorita que se acaba de ir y no puedo creer lo hermosa que es. No entiendo por qué iba vestida así, así que le digo: bueno, queda dicho que la primera hija queda comprometida con el joven Bladimir. Mañana en la noche él vendrá a conocerla. Me retiro, espero que tengan una buena noche.
●Aurora: hermana, gracias por lo que hiciste, me acabas de salvar la vida. Te quiero mucho. Si quieres, puedes quedarte con lo que llevas puesto, es mi regalo por lo que acabas de hacer, ya que jamás me pondría algo que esa estúpida haya utilizado.
● Elizabeth: trato de mantener la calma y no demostrar el desprecio que siento por esta familia. No puedo creer lo que me hicieron, cuando solo intentaba complacerlos en todo. Pero esta vez será diferente; no tengo intención de casarme con ese maldito y tampoco pienso perdonar a Aurora. Esa perra quiere a Bladimir solo para ella, sin importar el daño que me haga. Pero esta vez haré que solo me observe a mí y me aseguraré de que todos los hombres que ella mire se enamoren de mí. Finjo una sonrisa amable Y calmada le digo: No te preocupes, hermana, tú eres lo más importante de esta familia y mi deber como hermana mayor es cuidarte. Así que no importa con quién me case, si es por tu bien, está bien.
●Pedro: Me alegra que lo tengas claro, Elizabeth. Bueno, mi pequeña Aurora, hoy las invitaré a cenar. Tu madre me comentó que querías ir a un nuevo restaurante de comida asiática, así que ¿qué esperas? Vamos, mi bebé.
●Aurora: Ay, papi, tú siempre eres el mejor. Déjame ir por mi bolsa y en un momento salimos. Hermana, lo siento, pero no puedo quedarme más tiempo contigo; mi papi me llevará a un nuevo restaurante. Pero intentaré llegar temprano para seguir hablando contigo. ¡Chao! Besos, querida.
●Elizabeth: esta perra cree que no me doy cuenta, que todo lo dice con doble intención, pero lo que ella no sabe es que yo voy a ir a esa cena; no me la perdería por nada del mundo. Además, no puedo perderme el encuentro entre esos perros desgraciados, ya que en esa cena se verá con Bladimir por primera vez. Así que le digo a mi padre con cara de perrito: 'Papi, no quiero estar aquí sola. Además, ya hice lo que querías, por favor llévame con ustedes; prometo que no molestaré para nada.'
●Carmina: Bueno, esta niña hizo un buen trabajo, así que creo que será bueno llevarla. Eso no quiere decir que entrará con nosotros a cenar, JAJAJA, y así tenerla más en nuestras manos para que haga todo lo que le pidamos en el futuro. Está bien, nena, puedes acompañarnos a la cena. No hay problema, ¿verdad, amor?
●Aurora: Mamá, ¿por qué tiene que ir ella? Si ella va, yo no voy. Además, yo era la que quería ir, no ella. Papá, dile algo a mamá, así no iré.
●Pedro: Hija, no seas mala sangre con tu querida hermana. Ella se portó muy bien contigo hoy. Gracias a ella, no te casarás con una persona que ni siquiera conoces. Por lo menos, deberíamos llevarla a cenar, ¿no crees?
●Aurora: está bien, papi, pero que se siente lejos de mí. Bueno, es hora de salir, se nos hará tarde para ir.
●Elizabeth: maldita, siempre mostrabas tu verdadera cara y yo, como siempre, nunca me daba cuenta. Pero hoy terminará tu reinado;de eso me encargaré yo. No se preocupen, trataré de no hacer nada que incomode a la familia. Subimos al auto y, después de media hora, llegamos al restaurante. Ni siquiera tuvimos que hacer fila porque mi padre ya había pagado una reserva en este restaurante tan caro. Ya sé lo que se viene, ya que estos malditos solo reservaron para los tres y a mí me dejarán afuera, pero de alguna forma entraré.
●Carmina: llegamos al restaurante y está lloviendo con bastante fuerza. Veo a Elizabeth muy contenta por estar con su familia, pero lo que ella no sabe es que tendrá que marcharse, ya que la reserva que hice es solo para tres personas. Estamos en la entrada, doy mi nombre, pero el guardia nos detiene.
●Guardia: señora, lo siento, pero aquí solo dice que es una mesa para tres personas y veo a cuatro. Dígame quién no entraría para que puedan pasar.
●Pedro: Carmina, ¿cómo pudiste olvidar este pequeño detalle? Mira la vergüenza que me estás haciendo pasar. Tendremos que enviar de vuelta a Elizabeth a casa, ¿estamos de acuerdo?
● Aurora: ¿Por qué hay tanto alboroto aquí? La que se tiene que ir es mi querida hermana, ya que a ella no le interesa este restaurante. Así que, hermana, sorry, pero lo entiendes, ¿verdad? No es que yo no quiera que entres con nosotros, es simplemente que alguien no puede entrar, y no querrás que alguno de nuestros padres tampoco entre, ¿verdad?
●Elizabeth: Hablo con tristeza, no se preocupen por mí, yo regresaré a casa. Ustedes diviértanse.
●Carmina: querida, eres tan comprensiva. Mira, toma este dinero para el taxi y vuelve a casa sana. Prometo llevarte algunos postres. Así nos despedimos y entramos, dejándola afuera. JAJAJA no puedo esperar a ver su cara cuando baje del taxi y se dé cuenta de que no le alcanza para pagarle al taxista.
● Elizabeth: los veo entrar tan felices porque no estoy con ellos. Espero afuera, pensando en cómo podría entrar al restaurante. Creo que sería mejor esperar a Bladimir y acercarme sutilmente a él, ya que ese bastardo se vuelve loco al ver a una mujer guapa, y no es por presumir, pero lo soy. Empieza a llover más fuerte, así que me pongo las manos en la cabeza para no arruinar el maquillaje. Salgo corriendo y me tropiezo con alguien. Siento que voy a caer, cierro los ojos, pero no siento nada, Abro los ojos y, para mi sorpresa, allí estaba Máximo sosteniéndome con firmeza.
●Máximo: si no creyera en las coincidencias, diría que me estás siguiendo, pequeña Elizabeth. Pero como que se te ha hecho costumbre chocar conmigo, o me equivoco.
●Elizabeth: me separo rápidamente de él, lo miro fijamente y recuerdo que este hombre muy pronto se convertirá en el millonario más grande del mundo, ya que su abuelo le heredará todo su dinero al morir en un accidente provocado. Así que este idiota me puede ser de mucha ayuda en el futuro. Le digo con una sonrisa amable: 'Gracias por atraparme y por ayudarme en la mañana, Máximo'.