Eva Winchester a la edad de 7 años pierde a sus padres quedando al cuidado de sus tíos que la toman como hija adoptiva.
Eva se encierra en su mundo de soledad con el dolor en su corazón por la pérdida de sus padres, donde sus emociones son contradictorias, sobre todo al aislarse de las personas que la rodean.
Llega el momento que alcanza su adolescencia donde ella cree haber encontrado a la persona que le cambiaría la vida... sin embargo, al confiar en la persona menos indicada la llevará a hundirse más en la depresión y la ansiedad.
Su vida dará un giro de 180° donde se muda de país encontrando personas que la ayudarán a salir adelante...
Acompáñame en esta nueva historia donde nos hará erizarnos la piel en apoyo a Eva quien necesita ayuda de urgencia.
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Capitulo 1
Eva Winchester:
Mi historia no empieza como muchas, cuando todo es color de rosa y el Sol brilla, no, en verdad que para nada, la vida me ha dado por donde más me ha dolido.
Han sido días constantes de sufrimiento, de dolor, de no poder mirar a las personas a los ojos, peor que ni puedo lograr conciliar el sueño, las noches que me atormentan, donde destruyeron mis ilusiones, donde conocí que es el verdadero primer amor, y donde conocí con el mismo que un amor que se profesa verdadero ante los ojos de los demás, puede ser el mas destructivo. Te puede llevar hasta el infierno sin merecerlo.
A mi edad, tan corta, pude saber que el amor verdadero no existe, pero que si hay esas personas que te pueden decepcionar, si, eso me tocó a mi.
Las historias de amor no siempre acaban siendo felices y comiendo perdices. La verdad es que la mayoría de las veces los amores se ven deslucidos por decepciones. Y es que cuando el príncipe azul empieza a desteñir, poco es lo que se puede hacer frente a esa desilusión.
Ese choque frontal con la realidad, cuando descubres que la persona de la que te has enamorado ha desaparecido bajo el cansancio, la costumbre y la rutina es difícil de manejar y, muchas veces, el asunto termina con una relación rota y un nombre más en la lista de decepciones amorosas.
Y no sabemos si en esta ocasión, la decepción que estás sufriendo con tu pareja va a llevarte de nuevo a la soltería o, por el contrario, vas a luchar por tu amor de forma los dos salgan reforzados. Lo que sí sabemos es que tenemos la manera de expulsar toda la negatividad de tu desilusión escribiendo, cantando, llorando, riendo o mejor con una buena terapia emocional.
Un ejercicio para tratar de superar esta situación donde me he desvalorizado como una pequeña, como mujer donde mi autoestima ha caído en manos equivocadas, mi dignidad de persona, de mujer, pisoteada no solo por esa persona que tanto daño me hizo, sino por muchas personas que pueden pensar que fui la causante de todo lo que me ha pasado, pero nadie se ha puesto en mis zapatos para pensar en lo que me hicieron, me arrojaron a las víboras, a los alacranes, a ese zango difícil de quitar, donde una foto un video me han definido en manos de personas equivocadas.
He dedicado un tiempo para escribir una carta a la persona que tanto daño me hizo. Con lagrimas en los ojos expreso no solo lo más bajo que he tocado, no poder levantarme para volver a sonreír.
Con esta carta le digo mi sentir, va así…
(Escuchen: Por las veces, Conchita)
Carta:
“Te escribo esta carta a ti, aunque nunca la leas. Me hiciste daño, mucho daño. En la naturaleza no existe la justicia y yo sigo sufriendo. Pero hoy me he dado cuenta que de alguna forma tengo que sacar de dentro de mí el profundo pesar que siento y eso es lo que voy a hacer.
Desconfío del rencor porque no es un buen amigo, por eso no lo quiero conmigo. Además el rencor nos lleva a sentir miedo y es precisamente lo que necesito que desaparezca. No es que te tema, es que tengo miedo a revivir mi sufrimiento y a volver a caer en el mismo error.
Por eso he decidido que tengo que afrontarlo, ponerme frente a frente a tu persona y a todo lo que tú significas; sea en mi mente o no, y hacerme valer. Si reduzco este miedo conseguiré reducir todos los demás.
Yo te quería y confiaba en ti, ¿sabes? En realidad no pedía nada extraordinario pero si lo hubiese sabido no hubiese permitido que me dañaras. No voy a olvidar nunca lo insoportable que es este dolor ni lo mucho que me ha enseñado. Al fin y al cabo te tengo que dar las gracias por algo.
He aprendido que no puedes darle a alguien algo que no quiere recibir. Te permitiste el lujo de dejármelo demasiado claro; tanto como lo importante que es saber lo que es malo en tu vida y te está consumiendo.
Pues sí, me he dado cuenta de que eras tan perjudicial para mí que me has impedido avanzar durante mucho tiempo.
Como alguien dijo alguna vez el verdadero odio es el desinterés, y el asesinato perfecto es el olvido. No pienso arrojar una piedra hacia arriba, pues lo más probable es que caiga en mi cabeza. Desde luego que no aportaría felicidad, sino que sumaría miseria a mi vida sin contemplación.
Dicen que sangrar no duele, que es placentero, que es como si te disolvieras en aceite y respiraras muy hondo. Lo mismo pasa con el dolor en el alma, de alguna forma te anestesia y no eres consciente de lo que está suponiendo para ti hasta que es demasiado tarde.
Quizás estoy escribiendo estas líneas con lágrimas de sangre y de puro dolor pero estoy cogiendo el mando y haciéndome con el timón porque he llegado a tiempo de ir más allá y superar lo que tú provocaste en mí.
He de decirte que escribo esto porque detrás de mi coraje existe una gran tristeza, una infinita humillación y una delicada decepción. Siento que camino por encima de un volcán mientras mi vida pende de un hilo, por lo que tengo que soltar el lastre que supone cargar con lo que tú ocasionaste en mi interior.
Necesito muy poco para estar bien pero es por eso que tengo que sacar de dentro de mí todo este dolor. A partir de hoy no te guardo rencor ni ira ni rabia, no quiero cosas innecesarias en mi corazón. Toda experiencia dolorosa encierra dentro una gran semilla de crecimiento y liberación.
La realidad es que hoy me pregunté si podía hacer algo valioso, entonces decidí escribir esto. Esta carta no es por ti, es por mí, porque necesito liberar de mi espalda tu carga. Me he parado a pensar en que no quiero nada negativo en mi vida y me he dado cuenta de que ahí estás tú y todo lo que hiciste, así como la forma en la que me haces sentir.
Me he percatado de que reflexionar sobre ti es el mayor acto de amor propio que puedo llevar a cabo. Hoy puedo decir que me estás haciendo un favor porque ahora más que nunca me quiero y sé que no quiero hacer de mi cuerpo la tumba de mi alma, que puedo afrontar todo lo que hay en mi interior. No hay que tener miedo a vivir porque todo consiste en reaprender a hacerlo.
Cuando mantienes tu resentimiento hacia otra persona, estás amarrado a esa persona o a esa situación, por un vínculo emocional que es más fuerte que el acero. Perdonar es la única forma de disolver ese vínculo y lograr la libertad
No soporto saber que no tengo fuerza de voluntad tratándose de esto. Ha sido tanto tiempo, han sido tantos momentos y tantas despedidas. Me propongo a olvidarte y buscar mi felicidad, pero vuelvo a caer en la misma trampa y en el mismo charco, mi corazón se estanca...
Estoy cansada de jurar que de mi mente te irás, y tropiezo con el reloj marcando los segundos tan lentamente. Estoy cansada de prometer que me alejaré tanto, que de mí ya no sabrás, que incluso llegarás a extrañarme... y yo ya no estaré, yo no regresaré. Me aseguro que tu sonrisa jamás me volverá a provocar, que ya no desearé besar tus labios ni tomarte de la mano, que al cerrar los ojos no imaginaré tu mirada y de un sólo suspiro te desecharé de mi vida.
Y no digo que sea imposible, pero sin duda es bastante difícil; porque cuando se ama tanto, las cicatrices tardan más en cerrar. Y he escuchado tantos consejos, he oído tantas veces que nada de esto vale la pena... el problema es que ellos no tienen idea de que para mí, lo nuestro lo valía todo. Te brindé gran parte de mi vida, de mis días y de mis mejores y peores momentos. Te brindé lo mejor que una persona puede brindar, un amor tan puro que incluso dolía.
He escuchado también a algunos 'defensores del amor real' decir que el amor no debe doler... pero si aterrizamos un poco los pies, y borramos de nuestra memoria aquellos cuentos de hadas con finales felices, si nos adecuamos al mundo real y miramos al rededor, bueno, todo en algún momento acaba. No me refiero precisamente a que el amor acabe, pero sin duda las ganas de dos personas por estar juntas, sí. Estoy segura de que si no se alimenta a aquel sentimiento, este queda anestesiado y con peligro de quedar en coma para siempre. Lo peor de todo, es que el amor es tan delicado que puede caer en coma en menos de 3 años. Es ahí donde duele, donde somos tan humanos, tan imperfectos... que no sabemos cómo mantenerlo despierto.
Y aunque es difícil imaginarte lejos de mí, estoy cociente de que debo cumplir lo que ya mil veces me prometí, porque después de dañarnos tanto... no es sano querer permanecer así. A veces pienso que tal vez vale la pena seguir luchando, que sólo es una prueba más, que recuperaremos aquella magia que nos hacía relucir algún tiempo atrás. A veces quiero no perder la esperanza, solo a veces; y después de esas veces, me doy cuenta de que estoy en medio de arenas movedizas, que entre más intento sacar esto adelante, más me hundo. Entre más lucho, mas sepultada me encuentro. Quizá no vale la pena pretender rescatar lo que éramos, quizá nuestro tiempo pasó... quizá ir por caminos distintos sea lo mejor.
Y al pensarlo muy bien, a estas alturas realmente ¿qué pierdo? si de la última vez que fuiste sincero conmigo, ya no me acuerdo. Podría decir que odio el hecho de que hayas cambiado, pero cambiar es parte de vivir; y aunque en ese cambio, tu nivel de interés por mí haya descendido, supongo que es lo adecuado para ti. Llegué incluso a aquél punto de preguntarme si aún eras la persona a la que amaba, y me respondí muchas veces que sí, que dentro de ti aún permanecía aquél que prometió jamás marcharse.
Y no sé realmente lo que pase por tu mente en estos momentos, hace tiempo dejé de saberlo. No sé si acaso me amas con la misma intensidad pero te has vuelto más duro, o si aquél amor está muriendo y temes confesármelo. Y esto último, aunque difícil, sería lo mejor; yo estaría más tranquila ¿sabes? si me dijeras que ya no me amas como antes. Sin duda dolería saberlo, pero cuando menos no me desgastaría día y noche preguntándome qué es lo que sucede. Podría comenzar a aceptar la realidad y entonces tener motivación para alejarme. Podría, después, intentar ser feliz.
Debo aprender a no tambalear con mis decisiones, y si te cuesta tanto decirme qué sucede, simplemente aléjate de mí... así entendería que lo que escribí anteriormente es verdad. Lo hemos discutido ya tantas veces, pero de una forma u otra, acabábamos por regresar. ¿Se volvió costumbre, y dejó de ser amor? si es así, si sientes que es así, te pido que te vayas tú también. Yo no quiero esto, no quiero que el gran amor que alguna vez sentimos permanezca en coma para siempre o se transforme en algo desgastante, algo sin sentido.
Y no te preocupes por mí, sabes que aunque en ocasiones me derrumbo, también sé cómo ser fuerte. Y aunque ahora sienta que me duele demasiado... sé que lograré olvidarte…”
Es donde ahora puedo respirar un poco más…
Soy Eva Winchester a mis 18 años estoy tratando de mejorar lo que por hace 3 años me destruyó emocionalmente, así que les invito a conocer mi historia…
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Eva Winchester