En su nueva vida tras transmigrar a la novela, esta mujer, hija de un general y fallecida en batalla, se encuentra con una segunda oportunidad para perseguir sus sueños postergados.
Con determinación y valentía, decide usar su experiencia militar y su perspectiva única para no solo sobrevivir en este nuevo entorno, sino también para hacer un destino que refleje sus verdaderos anhelos y ambiciones.
Desafiando las expectativas impuestas por el guion original, y navegando por relaciones complejas con los personajes principales y secundarios, ella se embarca en un viaje de autodescubrimiento y redención, decidida a dejar una marca imborrable en la trama y en su propia vida.
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capítulo 9
Cuando la noticia de que George y Sarah habían partido de vacaciones y dejado a Grace bajo el cuidado de Ericka llegó a oídos de todos los miembros de la familia, un sentido urgente los impulsó a correr hacia la casa de Ericka. Todos compartían la misma determinación: traer de vuelta a la pequeña a su hogar.
Mientras tanto, ajena al revuelo que había desatado, Grace observaba con curiosidad todo a su alrededor, especialmente el automóvil, un medio de transporte tan fácil y cómodo de usar. En su vida anterior, recordaba los días en que se viajaba en caballos y carruajes, esos que dejaban moretones por los baches de las calles. En contraste, ahora disfrutaba del confort de las calles modernas, suaves y sin irregularidades, mientras se desplazaba con tranquilidad.
Recordó con pesar cómo se había burlado de su hermana mientras ella leía la novela en voz alta. ¿Cómo era posible comunicarse con alguien a través de un simple aparato? Y ¿podrían los viajes largos reducirse realmente usando un automóvil? Al principio, pensaba que eran solo delirios extravagantes del autor. Sin embargo, reflexionando mejor, en aquel entonces ya le resultaban familiares esos aparatos, aunque en ese momento ignoraba esas sensaciones.
Decidió apartar esos pensamientos y se sumergió en la escena que se desarrollaba ante sus ojos con fascinación. Observaba atentamente cada movimiento, cada gesto y cada cambio que ocurría a su alrededor. El ir y venir de las personas, las tiendas, y los edificios frente a ella, capturando su atención por completo.
Ericka manejaba con firmeza, sus manos seguras en el volante mientras sentía cada curva de la carretera bajo sus dedos. De vez en cuando, apartaba la vista del camino para asegurarse de que su sobrina estuviera cómoda y segura en el asiento trasero.
Recordando lo difícil que fue sacarla de la casa de George, se secó el sudor de la frente. Nunca habría pensado que la mayor oposición vendría de su propia madre. Estaba convencida de que las vacaciones eran una artimaña para apartar a los padres de Grace y retenerla para sí misma, pero su madre jamás sospechó que ella pudiera ser más astuta.
Sonrió con malicia, decidida a que nada ni nadie le impidiera pasar tiempo con su adorada sobrina.
El celular de Ericka interrumpió el silencio del auto con una melodiosa voz femenina que entonaba las palabras "para mí sería un placer, pasar la vida contigo, entregarte mi corazón". Sobresaltada por la inesperada llamada, Ericka maniobró rápidamente para estacionar el auto en la orilla de la carretera. Buscó en su bolso hasta encontrar su celular y contestar la llamada.
Aunque identificó de inmediato quién era gracias al tono de llamada único que había configurado para su esposo, un escalofrío leve le recorrió la espalda al escuchar el timbre característico resonar a través del teléfono. Estaba segura de que algo andaba mal. Su esposo tenía un talento innato para meterse en problemas.
Con tono suave y reconfortante, le dijo: "Hola, amor, ¿qué sucede?"
"¡George nos engañó!" exclamó agitado Víctor, mientras se movía de un lado a otro con nerviosismo. "Grace aún no puede caminar, lo hizo a propósito ¿verdad?" Nunca perdonaría a su cuñado, ese mentiroso, fraudulento y astuto. "Pero no te preocupes, le haré pagar", dijo rápidamente, sin darle oportunidad a Ericka de responder.
"¡Quieres callarte! Desde que contesté, no me has dejado decir ni una palabra", reprendió Ericka con enfado al escuchar su parloteo. Su esposo parecía una cacatúa, no dejaba de hablar.
"¡Lo siento!" se disculpó apresuradamente.
Ella suspiró en silencio para sí misma. 'Mi esposo nunca cambiará. Ha sido muy mimado por su familia; no tolera el menor desaire y siempre provoca un escándalo. Pero bueno, supongo que así fue como me enamoré de él. No queda más que enfrentar el problema y afrontarlo con valentía.'
Al no oír ningún sonido del celular, le preguntó: '¿Ya estás calmado?'. Luego añadió con precaución: '¿Puedes escucharme?'"
"Si" respondió Víctor a ambas preguntas.
"Bien, te voy a contar dos noticias, una buena y otra mala. ¿Por cuál prefieres empezar?"
Mientras hablaba por teléfono, Victor notó la presencia de alguien a su lado. Para su sorpresa, era su madre, que había llegado sin que él se diera cuenta. Con una sonrisa, él dijo: "Dime primero la buena."
"Grace viene en el auto conmigo", dijo con risas triunfales. "La mala noticia es que vamos a recibir visitas de mis otros hermanos que intentarán llevársela." Cuando vio a su hermano mayor y a su cuñada subirse al jet privado, supo que eso causaría caos. "Dile al guardia de seguridad que esté muy atento. Podrían intentar sacarla a escondidas, ¿entiendes?"
Al otro lado de la línea solo se escuchaban susurros ahogados.
"Victor, ¿estás ahí?" Preguntó con precaución.
Ante la pregunta de Ericka, Jane no tuvo otra opción que responder en lugar de él: "Sí, está bien. Solo que la noticia lo impactó y está completamente descontrolado".
Al reconocer la voz femenina a través del celular, Ericka exclamó emocionada: "¡Suegra! ¿Cómo ha estado?" Se alegró profundamente de que su suegra hubiera regresado de su viaje a Italia. La relación entre ellas era excelente; Jane la consideraba como a una hija.
"Bien, me alegra escuchar tu voz." Se apartó de su hijo, cuyo semblante alegre y alborotado le arrancó una sonrisa. "Por cierto, debes venir rápido; hay algo aquí que no me gusta." Susurró con tono preocupado.
"Oh... bien, trataré de llegar lo más rápido que pueda", dijo nerviosa, su voz temblorosa revelando una profunda inquietud. Conocía muy bien a su suegra; Jane era una persona de alma libre, rara vez preocupada por algo. Si esa situación la ponía así, significaba que algo realmente grave estaba sucediendo.
Ambas intercambiaron algunas palabras más, compartiendo pensamientos rápidos, promesas de cuidarse mutuamente y al final colgaron.
Ericka giró la cabeza hacia Grace, quien estaba sentada en su silla de seguridad en el asiento trasero, y le expresó con pesar: "No podré llevarte al centro comercial. ¡Qué lástima!" Un suspiro escapó de sus labios mientras el auto volvía a ponerse en marcha.
Grace frunció el ceño al escuchar el nombre "Jane", sus orejas se aguzaron de inmediato. El nombre resonaba en algún recuerdo lejano en su mente. Después de unos minutos de reflexión, se golpeó la frente con la palma de la mano. ¿Cómo podría haber olvidado eso?
Con un tono severo, se reprendió a sí misma: 'Jane' era un personaje que no debería existir, recordaba claramente que solo aparecía en un capítulo extra de la novela. En esa parte de la historia, se mencionaba que había muerto en un trágico accidente aéreo durante su viaje de regreso desde Italia. Pero ahora se enfrentaba a un dilema: ¿cómo era posible que aún estuviera viva, cuando según la trama ya debía estar muerta?
Esto llenó de esperanza a Grace respecto a la posibilidad de cambiar su destino y el de su familia. Si Jane estaba bien, significaba que no sería inevitable su trágica muerte. Aunque temía que algo parecido pudiera ocurrirle, forzando al mundo a retomar su curso original. Era crucial que prestara atención a esa mujer; tenía que evitar que le ocurriera algo malo. Grace la añadió mentalmente a la lista de personas que debía proteger a toda costa.
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En un sótano subterráneo, saturado de un olor rancio mezclado con el humo persistente de cigarrillos y la humedad palpable en el aire, tres hombres se encontraban reunidos en semioscuridad.
"¡Inútiles! ¡Todos son unos inútiles!" La luz que se filtraba iluminaba el rostro feroz de un hombre, cuyo ojo izquierdo mostraba una cicatriz que añadía aún más intensidad a su mirada severa. Con gesto implacable, reprendió con dureza a los dos hombres que tenían delante.
"Lo sentimos, jefe," se disculparon con voz temblorosa, reflejando el peso de su error ante la furia del hombre con la cicatriz en el ojo izquierdo.
"Se supone que nos pagan una fortuna por deshacernos de esa vieja", dijo mientras encendía un cigarrillo. "Esta vez, ¡no fallen!", añadió con determinación, exhalando una bocanada de humo que flotaba en el aire cargado del sótano subterráneo.
¿Acaso los quiere por su poder, o se los sustraerá o quizás los utilize como soldados?.🧐🤨😒🤷♀️🤔