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Entre Luces Y Sombras

Entre Luces Y Sombras

Status: Terminada
Genre:Romance / Amor-odio / Pareja destinada / Fantasía LGBT / Completas
Popularitas:812
Nilai: 5
nombre de autor: MOONligth22

Mico brilla bajo las luces de los escenarios, Tina vive entre raíces sencillas y reale. Sus mundos nunca debieron haberse cruzado, pero lo hicieron; entre secretos y la presión de la fama, tendrán que decidir si lo que sienten vale el riesgo de perderlo todo.

NovelToon tiene autorización de MOONligth22 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 17: Distancia dolorosa

Habían pasado tres semanas desde aquella mañana en la playa.

Tres semanas desde la llamada, las fotos, las lágrimas y la mentira que terminó por separarlas.

Tina había regresado a su rutina como si nada hubiera pasado.

Habia conseguido un trabajo en unapequeña cafeteria del centro; atendiendo a clientes con una sonrisa ensayada, sirviendo cafés que ya no le sabían igual.

El vapor de la máquina, el sonido de las tazas al chocar, todo era un recordatorio constante de lo diferente que había sido su vida apenas un mes atrás.

Había días en los que se convencía de que estaba bien. De que su tiempo con Mico había sido solo un sueño pasajero, algo que jamás debió ocurrir.

Pero bastaba con que sonara una de sus canciones en la radio para que todo se derrumbara.

—Tina, te están llamando —le avisó su compañera, asomando la cabeza desde la cocina.

Tina secó sus manos en el delantal y fue hacia el mostrador. Un chico de unos veinte años le sonreía con timidez.

—¿Te llamás Tina, no? —preguntó él.

—Sí —respondió ella, un poco confundida.

El chico le extendió una caja pequeña, envuelta con un lazo plateado.

—Me pidieron que te la entregara.

Tina frunció el ceño.

—¿Quién?—El chico se encogió de hombros.

—Una asistente del equipo de Mico.

El corazón de Tina dio un vuelco.

Tomó la caja con las manos temblorosas y la llevó hasta la trastienda, lejos de las miradas curiosas.

Adentro, encontró un collar. Era el mismo que Mico solía usar durante el rodaje, con un pequeño dije en forma de luna.

Y una nota, escrita con su letra desordenada:

> “No hay día que no piense en ti. Perdón por no tener el valor de elegirte.”

Tina cerró los ojos con fuerza.

No lloró. Ya no.

Simplemente guardó la nota en su mochila y volvió al trabajo.

~

Esa noche, en su casa, intentó distraerse mirando series, cocinando, incluso escribiendo en su diario, pero todo terminaba girando en torno a ella.

A su risa. A la forma en que la miraba cuando pensaba que nadie más estaba mirando.

Y sobre todo, al beso que lo cambió todo.

Abrió el teléfono y sin pensarlo demasiado, buscó su nombre en redes.

Mico estaba en gira.

Había fotos suyas en escenarios enormes, con luces, fans gritando su nombre, sonriendo como si nada le doliera.

Pero Tina la conocía.

Sabía que detrás de esa sonrisa había algo roto. Algo que ella misma había dejado atrás.

Suspiró y apagó la pantalla.

No podía seguir mirando.

Del otro lado del mundo, Mico estaba en un hotel de lujo, frente al espejo del baño, desmaquillándose después de un concierto.

El aplauso del público todavía resonaba en sus oídos, pero no la llenaba.

Nada lo hacía últimamente.

Dejó el espejo empañado con su aliento y apoyó la frente contra el vidrio frío.

La imagen que veía no era la de una estrella pop.

Era la de una mujer agotada, que había mentido para proteger algo que, de todos modos, estaba perdiendo.

—Tienes que dormir, mañana tenemos entrevistas —le recordó su representante, golpeando suavemente la puerta.

—Sí, ya voy —respondió sin moverse.

Su reflejo la miró con reproche.

Había hecho lo que todos esperaban de ella, pero ¿a qué costo?

Desde que Tina se fue, no había vuelto a dormir bien.

Ni a reír con ganas.

Se acercó a la cama, donde el celular parpadeaba con notificaciones. Ignoró todas, menos una: una foto vieja de Tina que había guardado sin darse cuenta.

Ella, sentada en la arena, con el viento despeinándole el cabello y una sonrisa tranquila.

Esa imagen la derrumbó.

Se dejó caer sobre las sábanas y abrazó la almohada.

Por primera vez, deseó no ser famosa. No tener que fingir.

Solo ser alguien normal.

Alguien que pudiera salir a buscarla sin miedo.

~

Los días se volvieron semanas.

Tina se concentró en trabajar y ahorrar dinero. A veces salía con sus amigos, otras visitaba a su familia, aunque las conversaciones con sus padres seguían siendo tensas.

—No entiendo por qué te afecta tanto —le dijo su madre una tarde, mientras lavaban los platos—Esa chica, solo fue una amiga, ¿no?

Tina dejó caer la esponja en el fregadero.

—No, mamá —respondió con voz firme—No era una amiga.

Su madre se quedó en silencio, con la mirada fija en los platos.

—Tina, no quiero hablar de eso.

—Claro que no —replicó ella, frustrada— Nunca querés hablar de nada.

Subió a su habitación y cerró la puerta con fuerza.

Se tumbó en la cama, mirando el techo, sintiendo ese vacío familiar en el pecho.

A veces pensaba en Ian, su ex, el chico tranquilo y amable que sus padres adoraban. O en Carlos, con su rudeza y su forma directa de hablar.

Ambos habían intentado amarla a su manera, pero ninguno la había hecho sentir lo que Mico logró con una sola mirada.

Una tarde, mientras limpiaba mesas en la cafetería, escuchó el inicio de una canción nueva en la radio.

La voz de Mico llenó el lugar.

Era suave, melancólica, distinta.

> “Quise volar lejos del ruido,

pero dejé mi voz en tus manos.

No sé quién soy si no te miro,

ni a dónde voy si no estás a mi lado.”

Tina se quedó inmóvil.

Sabía que esa canción era para ella.

La letra, el tono, el sentimiento; todo era demasiado personal.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero esta vez no las contuvo.

Lloró en silencio, mientras seguía trabajando, sabiendo que, a pesar de la distancia, aún estaban unidas de alguna manera.

Esa noche, Mico estaba en un estudio de grabación, agotada, pero satisfecha.

La canción ya estaba lista.

Su productor la miró a través del vidrio con una sonrisa.

—Tiene algo diferente —le dijo—Más real, más, humano.

Mico asintió.

—Tal vez porque esta vez no la escribí para el público —susurró— La escribí para alguien que no va a escucharla en persona.

Mientras la canción comenzaba a escalar en las listas, Tina seguía con su vida, fingiendo normalidad, pero cada nota de esa melodía le recordaba lo que había perdido.

Y aunque no lo admitiera, una parte de ella seguía esperando que, de algún modo, Mico volviera a buscarla.

1
Leo
Excelente
Agostina Sotelo
está bastante bien
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