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Inefable

Inefable

Status: En proceso
Genre:Romance / Mujer poderosa / Autosuperación / Traiciones y engaños / Mujer fuerte/hombre frágil / Venganza de la protagonista
Popularitas:3.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Irwin Saudade

¿Morir por amor? Miranda quiere salvar la vida de Emilio, su mejor amigo. Pero un enemigo del pasado reaparece para hacerla sufrir por completo. ¿Cómo debe ser la vida cuando estás a punto de perderlo todo? ¿Por qué a veces las cosas no son como uno desea? ¿Puede haber amor en tiempos de angustia? Miranda deberá elegir entre salvar a Emilio o salvarse a ella. INEFABLE es el libro tres de la historia titulada ¡Pídeme que te olvide!

NovelToon tiene autorización de Irwin Saudade para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

SIGILOSA

*Miranda*

—¡Hola Gabriel! ¿Cómo estás?

El chico abrió la puerta de la habitación.

—¡Hola Miranda! Todo bien, tú, ¿qué tal?

—Que bueno que estás bien. Solo pasaba a saludar y a traer algo.

 —¿Vienes por...?

—Por cosas de Emilio. Saldremos de viaje.

Curvo sus cejas de forma curiosa.

—¡Orales! ¿Y cómo está él?

—Lo dieron de alta, le enyesaron la pierna y ahora solo tiene que pasar tiempo para que se recupere del todo. ¡Tú sabes que las recuperaciones llevan su tiempo!

Su rostro irradió un poco de preocupación y tristeza.

—¿Sabes si volverá a jugar?

—Yo creo que sí. Solo es cuestión de que pase el tiempo.

—Está bien. ¿Y adónde irán?

Por un momento quise decirle, pero, luego, preferí no hacerlo. Ahora mismo no podía confiar en todas las personas y entonces me arrepentí por haber abierto la boca y decir que iríamos de viaje. ¡Él nunca me preguntó eso!

—Aún no lo decidimos, pero sí saldremos. ¿Cuál es la cajonera de Emilio?

—¡Es esa!

En el área de Emilio todo estaba escombrado y acomodado, la habitación de los chamacos olía a una mezcla de perfume, pies, tabaco y añejo.

—¿Tú fumas? 

—Le pregunté.

—Sí. ¡Disculpa el olor! Ayer me la pase fumando con un amigo de Emilio.

Eso me saco de onda. Emilio no tenía amigos cercanos que yo conociera.

—¡Ah! Ahora entiendo.

—Sí, de hecho pensé que él había llegado, pero fuiste tú la que toco la puerta. Quedo en volver este día.

Mi mente comenzaba a imaginar posibilidades. ¿Sobre qué?

—Pues lo siento por defraudar tus expectativas. Solo vine de rápido, me iré para no incomodarlos.

—Sí, no te preocupes. Toma tu tiempo. Seguro que él tardará en llegar.

Asentí. Abrí una maleta y acomodé algunos calzoncillos, playeras, pantalones.

—¿Y tú como has estado Miranda? Tenía tiempo que no te veía.

—Sí, ya tenía un buen que no nos veíamos. Pues verás, yo...

Llamaron a la puerta y eso hizo que ambos dirigiéramos la atención a la entrada. Mi celular empezó a sonar en ese instante.

—Parece que ahora nos buscan a los dos —Gabriel se rascó la mejilla derecha.

—Sí. Contestaré mi llamada. Deberías ir a abrir. 

Asintió, se puso de pie y fue a recibir a la visita. Yo respondí la llamada, era Emilio.

—¿Qué paso?

—No se te olvide, traerme todos mis calzones.

Me reí.

—No. Ya los eché todos. ¿Alguna otra cosa?

Regresé a su cajonera.

—No, ya no. ¿Ya vienes?

—Sí, solo deja que termine de empacar tus cosas.

—Va. Te vienes con cuidado.

Colgué la llamada. Termine de empacar unas playeras, escuche las voces de ambos chicos y cuando él le respondió una pregunta a Gabriel, pude reconocerlo.

—¡Miranda! Ya llego el amigo de Emilio, el chavo del que te hable.

Me giré lentamente para confirmar mi sospecha y mi mundo se volvió catástrofe. ¿Por qué estaba aquí? ¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones?

—¡Hola Miranda! —Saludo él—. ¿Cómo estás?

Sentí una sensación caliente por mi cuerpo y el corazón me latió muy rápido. Tragué un poco de saliva.

—¡Aldo! Qué casualidad vernos aquí.

—Ando de visita. Le prometí a Gabriel que beberíamos esta tarde.

—La verdad no pensé verte aquí.

—¡Pues mira! Fue una sorpresa. Yo igual diría lo mismo de ti —su voz tenía un tono engreído.

—Vine porque es la habitación de Emilio.

Su sonrisa fingida me hizo querer darle un golpe.

—¿Cómo está él?

¿Qué se supone que debía contestarle al cínico? Todo esto lo había causado él. ¡Era su culpa que mi amigo estuviera sufriendo!

—¿No deberías saberlo? Después de todo, eres amigo de Emilio, ¿no? —Mi voz irradia seguridad.

—Lo he llamado un par de veces, pero no me contesta, lo mismo con unos mensajes que le envíe —repone él.

—Emilio está mucho mejor, lo han dado de alta —me limito a decirle

—¡Qué bueno saber eso! Neta que me da gusto.

¡Hipócrita!

—Pues bueno, llevo un poco de prisa, así que...

—¿Y esa maleta?

—Son cosas para Emilio —respondí directa.

—Es que irán de viaj... —dijo Gabriel.

—¡Se canceló! Acaba de surgir algo y se canceló —interrumpí a Gabriel.

Aldo me miraba de forma oscura, no me mostré nerviosa ante su técnica.

—¿Planeaban salir de viaje? —Preguntó él.

¿Qué rayos estaba haciendo él, aquí? ¿A qué estaba jugando? ¿Qué más quería de mí? Su físico no había cambiado mucho, quizá lo único que había crecido en él era esa barba de días, el incremento en sus músculos y ya. ¡Aldo seguía siendo el mismo llorón de la preparatoria!

Algo andaba mal con todo esto. ¡Su presencia alerto a mi ser!

—Eso es algo que no te incumbe.

Enarco sus cejas. Gabriel estaba destapando una botella de cerveza y parecía no darse cuenta de la tensión que existía entre nosotros.

—¿Leíste mi carta? —Se acerca a mí y susurra con tenebrosidad.

—No sé de qué hablas. Me tengo que ir.

—¿No te quedas a beber con nosotros? —Gabriel me mira.

—Llevo prisa Gabriel. Luego nos vemos.

Tome la mochila, deje escapar un suspiro tenue y al pasar a su lado no me dio miedo.

—¡Nos vemos Miranda!

—Aja.

—¡Espero verte pronto!

*Emilio*

—¿Cuántos calzones me trajiste?

—Pues todos los que había en tu cajón, la verdad no me puse a contarlos, pero bueno.

—¿Viste a Gabriel?

—Sí. No sabía que le gustaba fumar.

—Sí, es todo un experto. Luego se hace unos churros para ponerse bien pacheco.

En sus ojos noté un poco de confusión, como si se tratara de un nudo emocional. Descifrar los gritos de sus pupilas se convirtió en el arte más valioso, un código que al final de mucho esfuerzo pude lograr descifrar. ¡Conocía el lamento de sus pupilas!

—No pensé que le gustara fumar hierba.

—Muchos lo hacen.

—¿Tú lo has hecho?

—No. Bueno, no me llama la atención, si me han ofrecido, pero la neta no le entro a ese rollo.

—Sí, que bueno que seas así. Mejor que no caigas en vicios.

—¿Y tú?

—¿Yo qué?

—Tienes la mirada en otro lado y eso que no estás pachuca, como si tus pensamientos estuvieran un poco inquietos. ¿Te sientes bien? —No me dio miedo preguntarle.

Sus cejas se curvaron, se rascó cerca de la comisura de los labios y dejó escapar un suspiro suave.

—Quizá es porque tengo un poco de sueño. No creas que te estoy dando el avionazo, en realidad no. Sí, te estoy escuchando con atención.

—No dije que me estuvieras dando el avionazo.

—Bueno, ya ni sé que es lo que digo. Será mejor que me vaya a dormir un rato. ¡Me siento algo cansada!

¿Realmente era cansancio lo que ella sentía?

*Miranda*

—¿Todo listo? —Les pregunté.

—Sí, ya subí el equipaje.

—Genial. Emilio, quiero que viajes en el asiento de atrás para que vayas más cómodo.

—¡Gracias por ser considerada conmigo!

—Ya sabes. Oye. ¿No se te olvida nada?

—No. Nada, bueno, tú hiciste mi maleta.

—Si ya sé. De todos modos, si llegara a faltarte algo, allá lo compramos.

Édgar encendió el motor de la camioneta. Yo ayudé a Emilio para que pudiera abordar. Le puse una almohada en el cuello, acomode las muletas a su lado. Sus padres sabían de todo esto, prefirieron despedirse desde el día anterior.

¿Y yo estaba lista para algo como esto? Esta vez, sentía muy sensible mi corazón. Mientras le acomodaba en su asiento, no pude evitar acariciarle el pelo. ¡No quería que nada malo le sucediera a mi Emilio! La suavidad de su cabello me hizo sentir vulnerable y entonces, tuve que aguantarme para no desfallecer ante él. ¡Era obvio que yo no estaba bien!

Cerré la puerta y me acerqué a la puerta del copiloto, la ventanilla estaba abajo.

—¿Seguros de que no se nos olvida nada? —les pregunte.

—No. Ya está todo listo —respondió Édgar.

Asentí y entonces le hice la seña. ¡Me dolió el corazón!

—Bueno, entonces cuídalo bien Édgar. Te lo encargo mucho. Estaremos en comunicación constante. Cualquier cosa, si él necesita algo, no dudes en llamarme.

—¡Claro! —Asintió, sus manos estaban aferradas al volante.

—¿Miranda que dices? —Recién, mi amigo comenzaba a darse cuenta de mi nuevo plan.

La preocupación era evidente en sus ojos y mi corazón no soportaba todo esto. ¡Me dolía la vida!

—¡Estaremos bien Emilio! ¡Te lo prometo! Disfruta de San Francisco por mí. ¡Por los viejos tiempos!

Y Édgar puso en marcha el vehículo.

—¡Miranda! —Pronunció una última vez.

Se fueron. Me solté a llorar. ¡Tantas cosas me aplastaban!

Ahí me quedo tiesa, mirando cómo se iban sin mí. La camioneta giró a la derecha y desapareció completamente de mi vista. ¿Qué sentiría Emilio por esto que yo le acaba de hacer? ¿Se molestaría conmigo? Esta era la segunda vez que planeaba algo sin decirle mis planes. ¿Y por qué lo había decidido así? ¡Todo iba a mejorar para nosotros! Yo estaba a punto de cumplir con una petición de alguien oscuro y también, buscaba la forma de proteger lo más valioso que yo tenía en mi vida: Emilio.

Saque mi celular, mi querido amigo me estaba marcando. Colgué su llamada y preferí marcar otro número.

—¿Qué paso?

—Ya pueden salir de su posición —les informé.

—¡Va, ya estamos contigo!

Segundos después el sonido del vochito me hizo darles mi atención. Marcos y Samuel vinieron a recogerme. Se detuvieron a mi lado.

—¿Cómo estás? —Me preguntó Samuel.

—¡Estoy bien!

—¿Y Emilio?—Él va en camino a San Francisco.

Apague mi celular. Apague mi mente.

1
Nelly Perez
excelente, espero pronta actualización está buenísima y muy triste a la vez, espero que empiece a cambiar las cosas para elle
Bella Maldonado Beltran
cuando va a seguir con las novelas sin terminar .un poco de respeto por las personas que leemos tus novelas .,queremos un final para ellas .gracias
Rosalba Pimentel T
Que mal dejar a tus seguidores guindados por no terminar la novela
Isbelia
Irwin, porque no has subido la continuación de la novela
Bella Maldonado Beltran
que pasó con está novela nunca será terminadá o tendre que abandonar a esté escritor .me encantan sus historias .pero muchas estan sin final .
Bella Maldonado Beltran
irwin ,por favor sube mas capitulos, tienes muchas sin terminar .gracias
Bella Maldonado Beltran
gracias irwin ,por este bello capitulo ,espero que miranda hable con emilio y les cuente a todos de su problema
Bella Maldonado Beltran
no, miranda tu eres fuerte hay muchos que te quieren ,lucha por salir de está enfermedad ,no le des el gusto a tus enemigos de verte derrotada ,animo y mucha fuerza ,Emilio te ama no lo abandones.
Rosana Rolon
Gracia por este capituló fue muy emotivo 😭😭😭
Rosana Rolon
Me gustaría saber cuando vas a volver a actualizar esta historia
Irma Ordonez
Excelente
Bella Maldonado Beltran
ojala muera el desgraciado ,
Bella Maldonado Beltran
me parte el alma el dolor de miranda ,espero que esto no la separe de Emilio ,que se siga el tratamiento ,y pueda seguir su vida y sea feliz con Emilio ,por favor Irwin no los separes ,
Bella Maldonado Beltran
pobre miranda cuando sera feliz ,maldito tom ,porque no se muere esa basura ,que tanto daño a hecho ,
Bella Maldonado Beltran
que pasa irwin ,porque miranda lo dejo solo ,por protegerlo de aldo o porque no lo quiere ella cree tener sida o que ?
Bella Maldonado Beltran
no separes a miranda y emilio ellos deben quedar juntos .no alargues mucho la historia ,ademas tienes varias sin subir capitulos
Bella Maldonado Beltran
me gusta está historia pero quiero que no sea tan lenta ,quiero mas capitulos.
Bella Maldonado Beltran
me encanta la historia y amo a emilio ,no me gustaria que sufra ,quiero que se enamore de miranda y queden juntos.no tardes mucho en subir capitulos
Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
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