Zulema de la Puente, tiene 25 años, y en poco tiempo ha sufrido una serie de desgracias que cambiaron su mundo, su padre murió, su madre está muy enferma, fue despedida de la compañía en que estaba desarrollando una carrera exitosa y su prometido Javier Belmonte canceló su compromiso.
Ahogada en los problemas, una noche bebió más de la cuenta, y para vengarse de su prometido durmió con su tío, Mathias Belmonte, un frío, pero apuesto hombre de 35 años, dueño de una de las más importantes fortunas del país.
¿Será Mathias un problema más grande para Zulema o será su Salvador?
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17. Saludo nocturno e improvisado
Zulema termina de hacer su copia de seguridad, ese día con su equipo tuvieron la mayor parte del día trabajo de campo, así que no estuvieron casi en el edificio donde estaban las oficinas de Bella & Moda. Cuando llegó vio subir a la señora Magnolia Belmonte, evitó cruzarse con ella, ya se había convertido en una tradición que esa señora le increpara todo el tiempo que era la hija de un delincuente y no quería pasar por ese momento incómodo en su nuevo trabajo, así que tuvo mucho cuidado de no toparse con Magnolia y fue directo a su oficina, donde se encerró presurosa para seguir trabajando.
- "Saliendo iremos a cenar algo, ¿no viene con nosotros jefa?", le dice un miembro de su equipo con una sonrisa.
- "Gracias, pero debo ir a ver a mi mamá, gracias por todo su esfuerzo, los acompaño la otra semana", comentó Zulema, mientras guardaba algunas cosas en su cartera y apagaba todo.
- "Así quedamos - literal", responde el joven y se marcha.
Zulema sonríe, le recuerda su entusiasmo de hace tres años, sin muchas complicaciones; después de estar íntimamente con Javier se volvió más retraída y evitaba las salidas; no quería tomar demasiado y cometer algo parecido. Se culpaba de que había arruinado su primera vez, quería que fuera algo que recordara con cariño, y después se convirtió en algo que quiso olvidar completamente, lo poco que recordaba no le era agradable.
De pronto, recuerda la noche que pasó con Mathías Belmonte, eso se vivió y se sintió completamente diferente; fue el éxtasis total, empezaba a bajar su propia mano por su cuello recordando el momento.
- "Buenas noches, ¿Por qué estás a oscuras?", preguntó Mathías.
Zulema se sobresaltó ante el saludo nocturno e improvisado, había apagado las luces porque iba a salir, pero de la nada se había quedado pensando en el hombre que ahora tenía en frente.
Más temprano, Mathías había tenido una tensa conversación con su hermana, que había terminado en solicitarle un informe del uso de todas sus propiedades que le había dado a administrar, la exagerada reacción de Magnolia le había alertado que nada estaba bien y que debía asegurarse que no cometieran algo estúpido con sus cosas particulares.
Pensó en aliviar el mal humor con que se había quedado, yendo a ver el rostro de Zulema, no esperó encontrarla sola y a oscuras, parecía una invitación a algo más.
- "Estaba cerrando todo y se me vino algo a la mente", dijo Zulema sin pensar mucho.
- "¿Qué te vino a la mente?", preguntó Mathías acercándose más.
De nuevo, aquel aroma que emana de ese hombre, una mezcla de almizcle, sándalo, madera de agar, incienso y pachulí, tan penetrante, potente y sumamente sofisticado que la embriagaba sin dudar. Sacudió la cabeza, volteó nerviosa y cerró la puerta.
- "Debo irme señor Belmonte, que pase usted buena noche", dijo Zulema, disponiéndose a irse.
- "Una buena noche solo contigo", susurró Mathías de manera casi imperceptible.
- "¿Qué dijo, señor Belmonte?", preguntó Zulema, no entendió lo que había pronunciado Mathías.
- "Que es noche, voy contigo", respondió Mathías.
- "Voy al hospital a ver a mi madre, y de ahí está cerca de mi departamento", manifestó Zulema y siguió avanzando.
- "Déjame llevarte al hospital, y no me preguntes si hago eso por los demás, lo quiero hacer por ti, ¿me puedes dejar hacerlo?, solo por hoy", expresó Mathías mirándola fijamente, con aquellos ojos oscuros que parecían traspasar su alma; dando un paso largo, para casi no dejar espacio entre ellos.
- "Si es lo que quiere", dijo Zulema nerviosa y volteó para seguir avanzando.
Mathías sonríe y la sigue, no entiende porqué está actuando como un joven en plan de conquista, pero algo estaba claro. Zulema era más que un simple gusto para él.
te felicito
mamita y su abuelo