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EL APRENDIZ DE LA MUERTE

EL APRENDIZ DE LA MUERTE

Status: Terminada
Genre:Completas / Escena del crimen / Leyenda sangrienta / Casos sin resolver
Popularitas:3.4k
Nilai: 5
nombre de autor: José Luis González Ochoa

Haniel Estrada un hombre de 22 años lleva 1 año de aprendiz para detective su más anhelado sueño.

Cuando creía que todo iba a ser de lo más normal, empieza a recibir pistas que lo llevan a lugares extraños para solamente quedar en shock al descubrir cadáveres de mujeres adolescentes o jóvenes.

¿En que tipo de juego macabro estará involucrado y por qué a sido el el elegido para jugarlo?

NovelToon tiene autorización de José Luis González Ochoa para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

LA SALA DE INTERROGATORIOS

Haniel salió corriendo de la preparatoria, sus pies golpeando el suelo con fuerza mientras corría por el estacionamiento. El sol brillaba en el cielo, pero Haniel no lo notó. Solo tenía ojos para la calle, para encontrar cualquier rastro de Lucía o del auto oscuro que se la había llevado.

Corrió por delante de los coches vacíos, sus reflejos brillando en el sol. Pasó por delante de un grupo de estudiantes que charlaban en un rincón del estacionamiento, pero no les prestó atención. Solo corría, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.

Llegó a la calle principal y miró a ambos lados, escaneando los alrededores en busca de cualquier señal de Lucía o del auto. Pero no había nada. Solo los coches que pasaban, los peatones que caminaban por la acera, la vida normal de la ciudad.

Haniel se detuvo un momento, tratando de pensar con claridad. ¿A dónde podrían haberla llevado? ¿Qué querían con ella? Miró su reloj, pero solo habían pasado unos minutos desde que Lucía fue secuestrada. Todavía había tiempo.

Comenzó a correr de nuevo, esta vez hacia las calles cercanas. Pasó por delante de una tienda de ropa, una panadería, un restaurante. Miró en cada esquina, cada callejón, cada coche que pasaba. Pero no había rastro de Lucía.

Haniel se sintió desesperado y culpable. ¿Por qué no había podido protegerla? ¿Por qué no había sido lo suficientemente rápido? Se golpeó la palma de la mano con el puño, frustrado.

Siguió corriendo, su respiración entrecortada, su mente llena de preguntas y miedos. ¿Qué le habrían hecho a Lucía? ¿Estaba a salvo? ¿La encontraría a tiempo?

Finalmente, se detuvo en una esquina, exhausto y sin aliento. Miró alrededor, pero no había nada. Solo la ciudad vacía y silenciosa.

Haniel se dejó caer contra la pared, sintiendo la desesperación y la impotencia. ¿Qué podía hacer ahora? ¿Cómo podía encontrar a Lucía?

Miró su teléfono, pero no había mensajes ni llamadas. No sabía por dónde empezar a buscar. Se sentía perdido y solo.

De repente, escuchó un ruido detrás de él. Se volvió y vio a un hombre que se acercaba hacia él. Era el detective Rodríguez, su rostro serio y preocupado.

"Haniel, ¿qué pasó?", le preguntó el detective.

Haniel se lo explicó todo, desde el secuestro de Lucía hasta su búsqueda por los alrededores. El detective escuchó atentamente, su expresión cada vez más grave.

"Tenemos que encontrarla", dijo el detective cuando Haniel terminó de hablar. "Vamos a necesitar toda la ayuda que podamos obtener".

Haniel asintió, sintiendo una chispa de esperanza. Tal vez, con la ayuda del detective, podrían encontrar a Lucía a tiempo.

"Vamos", dijo el detective, y se dirigió hacia su coche. Haniel lo siguió, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.

El detective Rodríguez arrancó el coche y se alejó del lugar de donde habían secuestrado a Valeria, con Haniel a su lado. Una vez que se hubieron alejado, Rodríguez se volvió hacia Haniel y le dijo: "Bueno, hemos logrado un gran avance en el caso. He encontrado a Carlos, el ex novio de Daniela, y lo hemos detenido. Ahora está en una sala de interrogatorio".

Haniel asintió, sintiendo un sentido de alivio de que el caso estuviera avanzando. "¿Qué sigue?" preguntó.

"Lo más prudente es que seas tú quien lo entreviste", respondió Rodríguez. "Tú has estado trabajando de cerca con la familia de Valeria y has estado siguiendo el caso de cerca. Será útil que seas tú quien hable con él".

Haniel asintió, sabiendo que tenía razón. Se preparó mentalmente para el interrogatorio, repasando las preguntas que debía hacer y las posibles respuestas que podría obtener de Carlos.

Al llegar a la comisaría, Haniel se dirigió a la sala de interrogatorio, acompañado por Rodríguez. Carlos estaba sentado en una silla, con las manos esposadas a la mesa. Haniel se sentó frente a él y comenzó el interrogatorio.

"Carlos, sabemos que tuviste una relación con Daniela", empezó Haniel. "¿Puedes contarme un poco sobre eso?"

Carlos miró a Haniel con una mezcla de miedo y desafío. "No sé de qué hablas", respondió.

Haniel sonrió interiormente. Sabía que Carlos estaba mintiendo, y que era solo cuestión de tiempo antes de que se derrumbara. "Vamos, Carlos", dijo. "No tienes nada que perder. Cuéntame la verdad".

Carlos sonrió, con una expresión de superioridad en su rostro. "Eres muy intuitivo, Haniel. No sé por qué sigues siendo el aprendiz de todas esas personas que están sobre ti", dijo, con un tono cínico.

Haniel se sorprendió por la respuesta de Carlos, pero intentó mantener la calma. "¿Qué quieres decir con eso?" preguntó.

Carlos se encogió de hombros. "Sólo que parece que no tienes mucha experiencia en esto. Pero supongo que es normal, considerando que eres solo un aprendiz".

Haniel se enfureció por el comentario, pero intentó no dejar que sus emociones lo dominaran. "Hablemos de tu relación con Daniela", dijo, intentando mantener el enfoque en el caso.

Carlos se rió, una risa corta y amarga. "Sí, tuvimos una relación. Ocasionalmente, como cualquier pareja, teníamos discusiones. Pero no hay nada, absolutamente nada, que me involucre en su desaparición y muerte".

- Ya tenemos las pruebas suficientes para incriminarte, Carlos. Si confesas, podrías reducir un poco la sentencia que ya tenemos preparada para ti. - Haniel dijo, intentando aplicar las enseñanzas que había aprendido.

- ¡Ja! Si crees que soy estúpido, ya conozco todas las tácticas en los interrogatorios. - Carlos se rió, volteando hacia el espejo doble cara con una sonrisa.

- ¿Cuántas personas hay detrás de este maravilloso espejo? Un detective, uno de verdad, no como tú. Varios elementos de la policía intentando estudiar cada cosa de lo que digo. - Carlos preguntó, mirando fijamente hacia el espejo.

- No te desvíes del tema, Carlos. Queremos saber la verdad sobre lo que pasó con Daniela. - Haniel dijo, intentando mantener el enfoque en el caso.

- O quizás las personas que están detrás de esa cámara intentan ver cómo respondo y todo lo que digo. Creo que son más inteligentes de lo que yo soy. - Carlos dijo, volteando hacia la cámara con una sonrisa cínica.

- No hay nada, repito, nada de información que me involucre. No tienen nada. Así que o me dejan ir o tendré que levantar cargos. - Carlos continuó hablando, cruzando los brazos con una mirada desafiante.

Gracias por la corrección. Aquí te dejo la narración revisada:

Después de que Carlos terminó de hablar, Haniel reaccionó con furia y molestia. Se acercó a la mesa donde Carlos estaba sentado y le dio un golpe frenético, inclinándose hacia él con la cara roja de ira. "¡Di la verdad de una vez, maldito! ¡Si no, te arrepentirás toda tu vida cuando estés encerrado en prisión!", gritó Haniel.

Carlos no se inmutó, simplemente se encogió de hombros y respondió: "No tengo nada que decir porque no hay nada que decir. Y ¿vas a golpearme, aprendiz de la muerte?"

Justo en ese momento, el detective Rodríguez entró en la sala y tranquilizó a Haniel, poniéndole una mano en el hombro. "Vamos, Haniel, salgamos de aquí un momento", le dijo, llevándolo fuera de la sala.

Mientras salían, Carlos simplemente miró a Haniel y sonrió cínicamente, como si disfrutara de la situación. Su mirada seguía a Haniel hasta que desapareció detrás de la puerta, y luego se volvió hacia el espejo doble cara, donde continuó sonriendo para sí mismo.

Después de salir de la sala, Haniel y Rodríguez se dirigieron a la pequeña habitación donde estaba el espejo doble cara para poder observar lo que estaba haciendo Carlos. Rodríguez se volvió hacia Haniel y le dijo: "En cierta forma, lo que está diciendo Carlos es cierto. No tenemos ninguna prueba que lo incrimine. Y sin ninguna confesión, no podemos mantenerlo más tiempo aquí". Haniel frunció el ceño, frustrado. "Entonces, ¿qué hacemos?" preguntó. Rodríguez suspiró. "Es mejor que nos enfocemos en tratar de encontrar a Valeria. Tal vez ella pueda darnos alguna pista sobre lo que realmente pasó". Haniel asintió, sabiendo que Rodríguez tenía razón. Observaron en silencio a Carlos, que seguía sonriendo para sí mismo en la sala de interrogatorios.

"Bueno, si encontramos a Valeria, encontramos al asesino", le dijo Haniel a Rodríguez, con determinación en su voz.

Rodríguez asintió, compartiendo la misma determinación. "Sí, es nuestro próximo paso. Debemos encontrarla antes de que sea demasiado tarde".

Haniel se volvió hacia el espejo doble cara, mirando a Carlos, que seguía sonriendo para sí mismo. "Y cuando encontremos a Valeria, también encontraremos la verdad detrás de la muerte de Daniela", agregó Haniel, con una mirada firme.

Rodríguez puso una mano en el hombro de Haniel. "Estoy seguro de que lo haremos, Haniel. Juntos, lo haremos".

Y con eso, los dos detectives salieron de la habitación, listos para enfrentar el próximo desafío en su búsqueda de justicia.

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