ACTUALIZO DE LUNES A SABADOS.
Buenas noches.
Hoy les traigo la historia de Sienna Barrera. Una joven que pasará por un infierno en busca de su felicidad.
Esta novela contiene escenas de abuso, maltrato físico y emocional.
También a autolecionarse, referencia a la trata de personas, armas y otras cosas.
Leer bajo su criterio. Espero que me puedan acompañar hasta el final. Y le den todo su amor y apoyo.
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No me desagrada la cálida sensación que esa niña me da.
Al llegar a casa días después le informó a Sienna que quiero que suba a la habitación.
Ella sabe perfectamente lo que esto significa y me obedece sin decir una palabra.
Estoy seguro de que no se imaginaba lo que esa noche sucedería.
Quedo completamente satisfecho por su aprendizaje, pero me molesta que siempre tenga sus pensamientos en otro lugar.
La someto a un brutal entrenamiento.
Si no me complace como se debe la castigo severamente.
Necesito que entienda de una buena vez que está es su nueva vida.
Los meses pasan y la empiezo a verla diferente.
A pesar de todo lo que ha vivido sigue conservando su actitud de niña.
Es como si no logrará corromperla por completo.
La observó como juega como si nada con mis terribles y feroces doberman.
Siento un dolor en el pecho. A pesar de todo esa niña se mantiene fuerte y viva.
Norma me pide que le tenga misericordia, pero esa no es una opción válida. Si es que quiere seguir solo conmigo tengo que ser una bestia despiadada.
He observado sus cortes y me molesta demasiado. Vuelvo a usar las amenazas que siempre son efectivas con ella.
La tranquilidad del lugar se ve empañada tras la llamada de Anaís.
Tengo que custodiar a la preciada hija del jefe.
Esto es un fastidio, esa mujer es caprichosa e implacable cuando se lo propone.
Además, tiene una fuerte obsesión conmigo. Lo que significa que esa niña la pasará muy mal mientras decida quedarse aquí.
Una tarde la observó sobarse sus manos que sangran. Sé lo que ha sucedido.
Anaís está furiosa con su presencia y se la está poniendo muy difícil.
Al escucharla decir que ha experimentado peores maltratos me duele el pecho. Sé que soy un monstruo, pero aún tengo algo de corazón.
Le ofrezco llevarla por un helado como recompensa, pero lo que mis ojos ven me deja embobado.
Su cara de felicidad por tales palabras tan simples. No tenía explicación.
Me dispongo a llevar a Anaís al banquete. Sé que ese será el último pedido que debo cumplir con ella.
Un día llegando de atender los asuntos, veo a esa niña increíblemente encantadora. Parece un tierno cachorro esperando a su dueño.
Lleva aquí más de un año y no me lo puedo creer, como vuela el tiempo.
Le cumplo la promesa y la llevo de paseo. Su cara expresa todas sus emociones.
Asta que sus ojos asombrados se vuelven tristes.
Me la llevo de regreso y los días posteriores la veo derrumbarse por completo.
Ya no es la tierna niña que conservaba esperanzas en su corazón. Ahora solo es un cascarón vacío.
No importa lo rudo que sea con ella. No muestra emoción alguna y esto empieza a sacarme de quicio.
La obligó a que me ayude en los asuntos de contabilidad, también la pongo a que aprenda defensa personal. Cualquier cosa que mantenga la cabeza ocupada.
No sé porque, pero me he acostumbrado a su presencia.
Ah tenerla siempre a mi lado. Ah verla sonreír despreocupada.
Es algo que no había sentido antes. Al menos no me desagrada la cálida sensación que esa niña me da.
Porque parece ajena a esta vida miserable que llevo. Ella es como una flor que es capaz de florecer en el mismísimo infierno sin preocuparse por estar rodeada de demonios hambrientos que solo quieren devorarla asta los huesos.