Su nombre es Mia Velasquez, ella justo a dos amigas había habían viajado a una hermosa isla en el mediterráneo remota, con una cultura impresionante aunque desconocida para muchos, lo más atractivo de ese lugar es que aún existía la monarquía.
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Capítulo 19.
Mia lo miro aún sin salir de su asombro ¿Estaba espiandola? ¿No confiaba en ella? Lo último que quería es tener un novio celoso, no quería su relación con Sebastián comenzará de esa manera, además ella estaba ahí para poner fin a su relación con Frank para solo enfocarse en su hija y en él.
— ¿Qué haces aquí?— Sebastián entro al apartamento mirando a todos lados— ¿Cómo sabías que estaba aquí?
—Me lo dijo tu guardaespaldas.
—¿Mi guardaespaldas?— pregunto desconcertada.
—Si, él que te contrate ¿Lo olvidaste? Me dijo que estabas aquí ¿A que viniste?
— Pues a buscar algunas cosas importantes—señalando la caja, Sebastián se acerco miro el contenido, saco el álbum de fotos, comenzó a mirarlos, algunas le sacaron una sonrisa eran de Sebastián y Julie pero las últimas se puso serio estaba Frank y cerró el álbum.
— Espero que te desasga de esas fotos de Frank— le advirtió.
— ¿Por qué?
— ¿Comó se te ocurre llevar el recuerdo de tu relación con Frank a mi casa?
—Estas exagerando, Sebastián. Él y yo somos amigos…además…
— Ahora me vas a decir que él y tú nunca se acostaron ni nada por el estilo que lo suyo eran solo unos cuantos besos- dijo con fuerte sarcasmo, podía ver como su rostro comenzaba a ponerse rojo de la ira y sus ojos grises se pusieron más oscuro de lo usual.
Ese comentario sonrojo a Mia, bajo la mirada, porque no había forma de negarlo, si se había acostado varias veces con Frank pero era su novio, además no sabía que nuevamente se iba a cruzar con Sebastián.
—¿Lo hicieron? ¿Cierto? Claro que si, porque ni siquiera me miras— respiro profundo por dentro se estaba muriendo de los celos y la rabia.
—Lo que haya hecho con Frank es asunto mío y esta en el pasado. Por que lo más importante es que yo te amo a ti— se acerco para lo abrazo, hundiendo su rostro en su pecho.
El Príncipe no podía resistirse a Mia aquel aroma a flores que desprendía de su cabello.
—Yo también te amo—Tomo su rostro entre sus manos para darle un beso— Es que me pongo celoso.
— Sabes que mi corazón, te pertenece.
—Lo sé, pero tal vez debería decírselo a Frank que eres mía— Le dio otro beso— Y que Julie es mi hija.
—¿Qué? ¿Julie es tu hija?— Aquella voz hizo que a Mia se le cayera el alma a los pies, Frank a sus espaldas, enseguida se volteo a verlo estaba sorprendido. Al parecer se le había olvidado cerrar la puerta y escucho todo.
—¿El es el padre de Julieta, Mia? — pregunto de nuevo.
— Si.— Fueron las únicas palabras que pudo decir, las manos se le pusieron heladas en el acto, no esperaba que las cosas se desarrollarán de esa manera, pero el daño esta hecho.
Frank dirigió una mirada de rabia a Sebastián, este a su vez se mostraba tranquilo.
—Disculpe que le diga esto su alteza— Rió irónicamente— pero eres un hijo de perra— Cerrando los puños.
Seb lo miro esa vez con rencor, decidido a golpearlo pero Mia se coloco en el medio. El ambiente estaba tenso. Ambos se miraban con ganas de matarse.
—Por favor, cálmense ¿si?— Suplico, estaba sola en el apartamento, con su pequeña hija ahí. Estos dos hombres parecen que cualquier momento iban a golpearse hasta la muerte, no iba a poder detenerlos.
— La abandonaste cuando más te necesitaba y ahora llegas aquí como si nada pero que se puede esperar de las personas como tú, claro son ricos y famosos tienen el mundo a sus pies y pueden hacer los que les da la gana y embarazar a las mujeres y luego largarse pero te recuerdo que Mia no esta sola, imbécil— lo insulto con el mayor desprecio.
—No sabes de lo que hablas y yo no abandone a Mia, ahora estoy aquí para hacerme cargo de mi hija y de ella.
—¿Si? ¿Con amenazas? Porque hiciste que Mia huyera en medio de la noche pensando que le quitarías a Julie ¿O es mentira? Ella no se merece tener un padre como tú, capaz de separarla de su madre.
Sebastián no aguanto otro insulto más y quito a Mia del medio, le dio un golpe a Frank tumbándolo en el suelo.
—Es mejor que cierres la maldita boca, No te das cuenta que ellas son felices conmigo? Que Mia me ama y que Julieta me adora. Aquí el único que sobra eres tú. Si tienes dignidad deberías largarte, bastardo.
Frank se puso de pie tocándose la mandíbula, dispuesto a devolverle el golpe a Sebastián pero Mia no lo dejo.
—Ya no quiero que peleen más, por favor. Julieta esta presente ¿Lo olvidaron?— Los dos miraron al coche y la niña estaba entretenida jugando con su sonaja como si nada estuviera pasando— Sebastian por favor déjame hablar con Frank a solas.
Sebastián la miro incrédulo que ella quisiera estar a solas con este tipo, estaba loca si piensa que la dejará con él.
— Pero, Mia...
Lo interrumpió casi gritándole, Mia esta realmente furiosa con los dos por haber llevado las cosas a otro nivel y más que Sebastián golpeara a Frank delante de su hija.
—Pero nada, hazlo por mí. Llévate a Julie— Sebastián no tuvo más remedio que acceder a su petición, tomo a la bebé y se fue a la habitación.
Frank se sentó en el sofá con las manos en el rostro, Mia se sentó a su lado.
—Lo siento tanto de verdad, quería decírtelo pero no sabía como tomarías la noticia.
—¿Fue en el baile que lo volviste a ver? Por eso estabas tan nerviosa— ella asintió— ¿Por qué no me dijiste que era el Príncipe el padre de tu hija? ¿Por qué mentirme?
—Yo no sabia, lo juro. Me entere cuando lo vi en ese baile, estaba tan sorprendida no sabía que hacer. No quise mentirte, estaba confundida. Sebastián no me había dicho que es un príncipe cuando nos conocimos.
—Yo podía haberte ayudado, pensé que confiabas en mí.
— Y confió en ti.
— Quizás pero no me amas— Mia no respondió, las lágrimas hablaban por si solas, se las seco con los dedos— Escuche perfectamente cuando le decía que lo amabas y él a ti—.Hubo un silencio incomodo, luego retomo— Lo suyo no tiene futuro Mia, ni menos sabiendo que el se va a casar en tres meses con la princesa Helen.
“¿Tres meses? No puede ser….” Pensó ella, con el corazón arrugado.
Menos mal que estaba sentada, las piernas le temblaban. Sebastián no le había dicho nada de pronto su rostro se puso pálido.
—¿No lo sabías, cierto? Ves, como vas a tener una relación con alguien que no es sincero contigo— la tomo de las manos— Siempre puedes contar conmigo, porque te amo, voy a luchar por ti. Lo juro— Se levanto del sofá y se fue sin decir nada más.
Mia se quedo allí sentada aguantándose las ganas de llorar ¿en que estaba pensando? Sebastián se casaría y todo entre ellos acabaría. Se levanto y fue a la habitación, Sebastián estaba sentado en la cama, meciendo a Julie en sus brazos, lo amaba tanto, le dolería mucho cuando tuvieran que separarse.
—¿Se fue?— mirándola, parada en frente de la puerta.
Mia asintió, camino hacía a él, se sentó en la cama a su lado.
—¿Sabias que Frank estaba detrás de mi, cuando dijiste que me amas y que Julie es tu hija?
—Si. —respondiendo de lo más tranquilo sin el más mínimo descaro, Mia sintió deseo de ahorcarlo.
—¿Cómo pudiste ser tan cruel con él?— Dijo apretando los dientes muy molesta.
— ¿Cruel? ¡Aja! Èl tiene que saberlo. Y tú me mentiste dijiste que habías terminado con él y no lo hiciste.
—Pero no tenía que haberse enterado de esa manera y tampoco debiste pegarle, Frank ha sido…
—Bueno contigo lo has dicho un millón de veces— irritado con toda la situación— Espero que ahora te deje en paz.
—Te desconozco tú y tus malditos celos— le reclamo.
—No digas malas palabras en frente de mi hija— Se levanto y coloco a la bebé en la cuna.
—Tu también dijiste unas cuantas hace rato— respiro profundo para calmarse— lo siento es que estoy enojada y contigo más que todo.
Sebastián quiso tocarla pero Mia se quito.
—¡No me toques!
—¿Qué te pasa?— sorprendido por su reacción.
— Me pasa de todo, no me dijiste que te casabas en tres meses.
—Ese idiota de Frank— dijo en voz baja con rabia— Sino te dije era para evitar que te alteraras, tienes Mia que entender mis razones.
—Te escucho— Cruzándose de brazos.
—Yo tenía un plan para nosotros tres pero anoche mi abuelo me confeso que lo sabía todo.
—¿Qué? ¿Sabes que tienes una hija y todo lo demás?— el asintió lentamente—Por Dios.
—Si, me amenazo diciéndome que me tenía que casar con Helen y si yo intentaba casarme contigo o presentar a Julie como mi hija, te hará la vida miserable.
—No puedo creer que el Rey sea tan malo— llenándose la mano a la frente de repente le pego un fuerte dolor de cabeza—¿Cuál era el plan que tenías?
— Ese precisamente.
—¿Te ibas a casar conmigo?— le preguntó, con la boca abierta por la sorpresa.
—Si, porque te amo y quería comenzar una nueva vida contigo y mi hija pero mi abuelo es astuto puede impedirlo.
Mia se levanto de la cama, se acerco a Sebastián, le dio un beso y sonrió.
—De solo pensar que te ibas a casar conmigo y darle tu apellido a nuestra hija, al renunciar a todo lo demás por nosotras. Es muy valiente de tu parte.
—Haría eso y mucho mas por ti— acariciándole el cabello—pero será muy difícil.
— Sebastián, no puedo permitirte que dejes todo así como así. Todo el mundo depende de ti, tal vez el Rey siga vivo pero tu manejas prácticamente las islas, si tú te vas, dejarías que los políticos se hicieran cargo estoy segura que esto llevaría la ruina Villa Hermosa, tu familia ha trabajo mucho años para mantenerla en pie.
—¿Lo que me estas pidiendo es que me sacrifique? Siempre he querido ser feliz y mi felicidad es Julie y tú—mirando a su hija que se chupaba el puño de su pequeña manita, Sebastián sonrió— No quiero casarme con Helen no quiero ser Rey. Las quiero solo a ustedes ¿Que puedo hacer, Mia?— la abrazo con fuerza, parecía un niño pequeño buscando consuelo.
—Todo saldrá bien, mi amor—cerro los ojos deseando que así fuese— Te adoro.
—No saldrá nada bien, se que vas a terminar sufriendo por mi culpa, no quiero eso para ti—mirándola con tristeza—nunca me lo perdonaría.
—No voy a sufrir— “aunque lo dudo”— tienes que fuerte Sebastián, se que es difícil para ti pero te aseguro que estaremos juntos por siempre.
—¿Me lo prometes?—Besando sus manos.
—Si, te lo prometo— Sonrió.