Estar casada con el amor de tu vida suena como un sueño hecho realidad; incluso si sólo eres un reemplazo de su gran amor.
NovelToon tiene autorización de Nix Agriche para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 23
Luego de haber bailado con mis pequeños, observé a la mujer de mí vida, quien se veía increíblemente radiante ésta noche. Y no es que las otras noches no se ve radiante, no, es sólo que hoy... Se ve más perfecta de lo normal.
—Muñeca, ¿Quieres bailar conmigo? –Pregunté, mientras tenía una mano en su dirección, pudimos escuchar a nuestra hija chillar de emoción pero no le prestamos atención. Mí muñeca asintió suavemente, tomó mí mano y comenzamos a bailar–.
La melodía era suave y lenta, perfecta para un pequeño vals. Nos movíamos de un lado a otro, con gracia y cierta elegancia que no les mostrabamos a nadie más. Ella apoyó su cabeza sobre mí pecho, y enterré mí rostro en su cabello mientras bailabamos.
—Preciosa, ¿Sabes a qué me recuerda ésto? –Comencé y ella levantó su hermoso rostro de mí pecho, observándome–. Al día de tu graduación... –Murmuré–. ¿Lo recuerdas, amor? –Froté mí nariz con la suya suavemente–.
—Sí, lo recuerdo... –Respondió, mientras sonreía–.
—Esa noche fue mágica... –Continué, mientras recordaba aquélla hermosa noche–.
Mí muñeca se veía tan hermosa el día de su graduación, ella se había puesto un vestido rosa y se veía increíblemente perfecta. Su pareja fue Blake, pero fueron como amigos y pronto él encontró a la chica con la que pasaría la noche, entonces fuí a recoger a mí niña, la esperé en mí auto mientras usaba mí típica ropa de chico malo, pantalones rotos y chaqueta de cuero mientras fumaba.
Mí niña me vió y rápidamente corrió a mis brazos, sus amigas cuchicheaban entre ellas ya que obviamente yo era un chico mayor, pero no nos importó, subimos al auto y comenzamos a conducir por la ciudad.
Recuerdo que la llevé a comprar hamburguesas y luego nos dirigimos a las colinas afuera de la ciudad, nos sentamos en una y miramos la hermosa ciudad que nos pertenecía, era perfecto, sólo ella y yo comiendo hamburguesas bajo las estrellas.
Esa noche hablábamos de puras tonterías, mientras observábamos el cielo nocturno. Mí pequeña muñeca era tan hermosa como ahora, recuerdo que se puso muy triste cuando le dije que pronto abandonaría la ciudad para irme al extranjero. Ella se veía tan bonita con el ceño fruncido y el pequeño puchero en sus preciosos labios que no lo resistí, me incliné hacia adelante y besé sus jóvenes labios.
Ese fue nuestro primer beso.
Luego regresamos a casa, y a la mañana siguiente me fuí de la ciudad. Cuando regresé ya estaba saliendo con Marizza, creí que me había enamorado de ella por lo que me hacía sentir, Marizza era locura, diversión y fuego. Y Evangeline era amor, suavidad y hogar...
Hace cinco años cometí el peor error de mí vida, perdí a la mujer que amo, mí muñeca, mí Evangeline... Pero ya no más, nunca más. Tarde me dí cuenta la diferencia entre pasión y amor.
La pasión es momentánea, el amor es eterno, y eso es lo que siento por mí muñeca, amor eterno.
—Recuerdo como te sonrojaste cuando te besé, ya que eras muy inexperta... –Murmué, mientras continuábamos bailando–. Ese día no tuve el valor de despedirme, pero de alguna forma tu ya lo sabías, siempre supiste todo de mí, Evangeline.
—Lloré mucho cuando te fuiste, y lloré aún más cuando regresaste y trajiste a Marizza contigo. –Dijo, mientras su brillo se perdía–.
—He sido un idiota toda mí vida, pero ya no más, te amo, mí muñeca. Te he amado toda mí vida, pero tarde me he dado cuenta de eso. Bebé, te amo... –Revelé, mientras depositaba un beso en su frente y luego en su naricita–.
Ella tarareó en respuesta, mientras continuábamos bailando. Volví a besar su naricita y finalmente sonrió.
—Esa noche me recuerda al ahora, ¿Qué piensas de ir a esa colina alguna vez? Sólo tú y yo, como en los viejos tiempos, ¿Te gustaría, muñeca? –Ésta era mí oportunidad, de a poco podría acercarme a mí hermosa niña y recuperarla–.
—Suena lindo... Tal vez algún día.
—Eso es suficiente para mí, –Sonreí y comencé a besar su cuello y a morderlo, porque sabía que mí niña tenía cosquillas. Ella comenzó a reír y no pude evitar deleitarme con su hermosa risa, era música para mis oídos–. Te amo, muñequita, te amo mucho... –Susurré y le di un pequeño beso en los labios–.
Mientras estábamos perdidos en nuestra burbuja, nuestros pequeños nos observaban desde un rincón con admiración.
—Amo ver a mami y papi juntos... –Suspiró Francesca, con absoluta adoración–. Cuando sea grande, quiero casarme con un hombre como papi.
—Créeme, no quieres un hombre como papá para que sea tu esposo, –Dijo Frederick, mientras observaba con molestia como su papá besaba a su mamá–. Es un tonto.
—¡Si quiero! –Respondió su hermana con un puchero–. ¡Papi es el más guapo y quiero casarme con alguien como él cuándo sea grande! ¡Y lo haré! –Ella le sacó la lengua a su hermano, haciéndolo enojar, y comenzó a correr hacia sus padres buscando protección–.
—¡Frannie, ven aquí! –Gritó, mientras la perseguía–.
—¡Papi, sálvame! –Saltó a los brazos de su padre, ocultándose rápidamente de la ira de su hermano–.