Continuación de la novela La esposa del emperador...
Marcos ha conocido a la mujer que va a ser su emperatriz y hará todo para tenerla a su lado.
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Capítulo 8
Allí estaban ellos dos, envueltos el uno en el otro en aquel balcón, besándose como jamás habían besado a nadie más en sus vidas, cuando se dan cuenta de lo que estaban haciendo y más que nada en donde lo estaban haciendo, se separan un poco avergonzados. Ema tenía las mejillas un poco rojas, incluso Marcos las tenía de esa forma también.
Se alejaron un poco el uno del otro, dando unos pasos hacia atrás para tomar un poco de distancia. Adentro todavía sonaba la música distrayéndolos por un segundo, haciendo que sus miradas se volvieran para la puerta donde no vieron a nadie por suerte, si no eso sería un problema, ya que eso podría traer comentarios insidiosos y poco afortunados sobre ella y lo que acababa de pasar. La sociedad era muy cruel con las mujeres, aun a pesar de los cambios que había hecho la anterior emperatriz, la madre de él.
-No deberíamos estar más tiempo aquí, alguien podría vernos y eso sería un problema para los dos.
Dijo Ema mirando al emperador, super apenada al recordar como lo había besado hace solo unos segundos. Ella había demostrado una pasión que jamás había demostrado por su amante en su vida pasada, lo que incluso la sorprendió a ella.
-Tienes razón, debemos volver adentro. Sin embargo, he de decir que me encanto el beso que nos dimos.
Dijo Marcos sin ningún tipo de vergüenza, acalorando las mejillas de Ema nuevamente. Ella también lo había disfrutado, pero eso no se lo diría y menos ahora que no era el momento. Suspiró y se encaminó a la entrada del balcón para volver a la fiesta, siendo seguida de cerca por el emperador, quien estaba muy a gusto al verla tan ruborizada solo por unas cuantas palabras suyas.
Cuando Ema ingresó al salón otra vez, buscó a su padre entre la multitud, viendo que estaba solo sin la compañía de su esposa o la pareja de idiotas, fue a buscarlo de inmediato, dejando atrás a Marcos que fue a buscar algo para beber. Al Ema llegar al lado de su padre, él le preguntó donde es que estaba metida.
-Estaba tomando aire fresco afuera, padre. ¿Por qué?
Dijo haciéndose la tonta, obvio que no le diría a su padre que estaba afuera besándose con el emperador.
-Tu prometido, te estaba buscando para invitarte a bailar. Hizo un pequeño berrinche al no encontrarte de inmediato en la pista de baile, pero lo mandé a bailar con Luisa y dejo de molestar. Estaba llamando la atención de las personas con su maldito show.
Dijo Rogelio ocasionando una pequeña risa en su hija, por el evidente enojo en la cara de su padre.
-Ja ja ja. Ese tipo ya me esta cansando, mañana quiero que hablemos sobre él y nuestro compromiso. Bueno, mejor dicho de como podemos anularlo de una buena vez.
La conversación de ellos dos era entre susurros, para que nadie los escuchara; sin embargo, detrás de ellos, estaba alguien escuchando, que al enterarse de esa información se alegró mucho, pues, iba acorde a sus planes, por lo que decidió unirse a la charla.
-Yo los puedo ayudar con eso. Si él no acepta por las buenas romper el compromiso, con mi firma lo romperemos y ya esta.
Dijo Marcos, sorprendiendo a Ema y a Rogelio, los cuales quedaron en shock al escucharlo.
-¡Majestad!
Dijeron los dos en un susurro casi gritado. Marcos solo les sonreía con suficiencia por haberlos descubierto.
Los tres se pusieron a conversar un poco, ya que habían sido descubiertos, no iban a desperdiciar la oportunidad, por lo que concluyeron que iban a tener que reunirse en algún momento cercano a charlar de lo que el emperador había dicho, pues la idea no era para nada mala. Incluso Rogelio estaba de acuerdo con la idea, pues no le estaba gustando nada la actitud que vio hoy de Luisa y Víctor, había algo ahí de lo que antes no se había dado cuenta.
Justo cuando habían acordado el verse en unos días en la casa de Daniela, a las afuera de la capital, son sorprendidos por la presencia de Víctor, quien se acerca a ellos haciendo como si no hubiera hecho un berrinche hace poco.
-Cariño mío, te estaba buscando desde hace un rato. ¿Dónde estabas?
Dijo mirando a Ema de forma desafiante para que ella le contestara a su pregunta.
-Conde Víctor, estaba bailando con su majestad o ¿es que no me vio en la pista de baile?
Dijo ella tajante, sonriendo como si nada hubiera pasado.
-Me refiero a cuando terminaron la pieza, yo la busque y no la encontré por ningún lado.
-Pues yo salí a tomar aire y su majestad no lo sé.
Dijo ella mirando Marcos, quien de inmediato dijo:
-Yo fui a buscar algo para beber.
Dijo mostrando la copa en su mano, la cual Ema no había visto hasta ahora.
Víctor se dio cuenta de que su interrogatorio estaba atrayendo miradas de la multitud a su lado, por lo cual para poder salir de ese lugar incómodo en donde estaba le dijo a Ema con su mejor sonrisa en los labios, mientras que estiraba una mano en su dirección:
-Vamos a bailar.
Ema obviamente no quería bailar con él y no habría nada ni nadie en este mundo que la obligara a hacerlo, por lo cual muy decidida lo mira fijamente y sin importarle un cuerno las personas que miraban a un lado de ellos, ni dejarlo con la mano extendida, le dice:
-Estoy muy cansada, lo siento.
-¿Qué?
Dijo él sin creerse que ella lo rechazara delante de tanta gente.
-He bailado mucho con su majestad esta noche, por lo cual estoy cansada y ya me duelen un poco los pies. Si bailo un poco más me lastimaré gravemente. Pero si tantas ganas de bailar tienes, puedes ir a bailar con Luisa, ella estaría deseosa de hacerlo contigo.
Después de su elección de palabras, algunas personas a su alrededor se rieron con disimulo sin creerse todavía que ella dijera algo como eso. Era muy extraño el cómo rechazó a su prometido y lo mandó con su hermana. Las personas empezaron a sospechar que tal vez la historia que Luisa les contó no era tan así y tal vez la que se metía en la relación de otras personas era ella y no Ema como le hacía pensar a las demás personas.
Antes de que siquiera Víctor pudiera reaccionar, Ema volvió a hablar, ignorándolo por completo.
-Padre, yo me iré ya. Estoy muy cansada y mi tía me espera con ansias, seguramente, ya que se esta haciendo tarde.