Gustavo Toloza vive completamente sin preocupaciones, las bromas y la diversión son parte de su día a día, sin embargo, su alegría se esfuma cuando se ve envuelto en un escándalo que lo obliga a contraer matrimonio con una desconocida.
¿Podrá el resentimiento convertirse en amor?
Portada hecha por : Zuly Torres.
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capítulo 8: La culpa fue de ¿Los tragos? ¿Las Hormonas? ¡Qué importa!
Pov Amy.
Escuché su voz a los lejos, se preocupaba por mí y el bebé pensé que era un sueño, pero al abrir los ojos, lo vi. La duda vino a mí ¿Estaba imaginado cosas o realmente Gus estaba de aquí? Para comprobar de que no era una ilusión, tomé su brazo y tiré de el ocasionando que cayera sobre mí.
Cuando sentí su cuerpo trabajado sobre el mío confirmé que ¡No era un sueño él estaba aquí!, al notar sus intenciones por levantarse, me aferré a su cuerpo.
- ¿Qué haces? Déjame ir. – protestó, pero no le hice caso. No quería que se fuera para impedir que se levantara rodeé su cadera con mis piernas. Ante mi acción dijo algo entre dientes que no logre entender.
-No te vayas, pasa la noche conmigo. –Dejé que mi corazón hablara por mí- ¡Por favor, no me dejes sola!
-Amy, suéltame, peso demasiado y puedo lastimar al bebé - Su Voz estaba más ronca de lo normal y lo vi tragar grueso. – Amy ¡Por favor! – Suplicó. Abrí de golpe los ojos al sentir que algo grande rozaba mis muslos. Sin querer mis movimientos habían hecho reaccionar el cuerpo de Gus y al sentir su erección algo se despertó en mí.
Él intento una vez más levantarse, pero mi deseo nublo a mi razón. Tome su cara entre mis manos y bese sus labios. ¡Estaba jodidamente loca! Pero cuando Gus tomó el control del beso la poca cordura que tenía se perdió.
Me estaba besando como nunca nadie me había besado, con un solo beso provoco en mí sensaciones que ni siquiera sabía que existían.
-Eres realmente el pecado hecho mujer ¿Lo sabes? - Me susurró al oído al separar nuestros labios- No tientes a la bestia, si no eres capaz de controlarla. –
Abrí mis ojos, después de que ese beso tan intenso terminara y Clave mi mirada en la suya. Note que sus ojos estaban oscurecidos por el deseo- ¿Y quién te dijo que la quiero controlar? –Ronronee cerca a su oído.
- Puede que mañana no arrepintamos de esto, yo le puedo echar la culpa a los tragos, pero ¿Cuál es tu excusa? – Me dio una sonrisa traviesa.
-Tú culpa a los tragos. Yo diré que las hormonas de mi embarazo hicieron de la suyas. Ahora dejemos de pensar tanto y disfrutemos el momento- ¿Qué diablos estaba diciendo y haciendo? No era yo era el espíritu del deseo que me invadió.
Gustavo no necesito otra invitación, y volvió a tomar posesión de mis labios. Gemí en su boca al sentir que él hacía algo con su lengua que era malditamente excitante.
Las manos de ambos se fueron deshaciendo de nuestras ropas, mientras nos besábamos. Gustavo recorrió todo mi cuerpo con sus manos expertas, hundió su rostro entre mis senos y se entretuvo un rato jugando con mis pezones causando que mi intimidad se humedeciera un poco más. Luego su lengua siguió bajando provocando estragos por todo mi cuerpo. Tuve que morder mi labio inferior para ahogar un gemido cuando su lengua arremetió contra mi feminidad y sus dedos jugaban con mi clítoris. Mi orgasmo no tardó en llegar y grité su nombre cuando fui invadida por el placer … sin duda él era un experto y sabía muy bien lo que hacía.
Después de estar el cielo fui devuelta a la tierra, cuando sentí como se enterraba en mí, sus estocadas al inicio fueron lentas, pero placenteras. Sin previo aviso su ritmo cambió aumentando las oleadas del placer.
- ¡Ah! ¡Ah! sigue así. No te detengas- Gemí. Él ahora se enterraba sin piedad en mi cuerpo y gruñidos salían de su boca.
Pronto mi cuerpo tembló cuando mi liberación me alcanzó y minutos después sentí como él se vaciaba en mi interior.
-Eso fue…- Me silenció con un beso y salió de mí, agotada me recosté en su pecho y él cerro sus ojos.
Cuando mi respiración se normalizó, intente buscar de nuevo sus labios, pero él se alejó de mí. Era como si mi cercanía lo quemara. Se levanto apresuradamente de la cama y recogió su ropa.
-Amy no debí. Yo... lo siento. - dijo. Antes de salir me miró y pude ver en sus ojos arrepentimiento.
Eso me dejó con un dolor en el pecho y miles de preguntas... Hace unos segundos estaba bien ¿Qué sucedió con él? ¿Exactamente por qué se estaba disculpando?
Fui quedandome dormida mientras buscaba una razón para justificar su actitud, pero no encontré ninguna.
excelente historia