En el silencio opresivo de su hogar, Verónica García se encontraba atrapada en un laberinto emocional, donde cada día se desvanecía un poco más. Desde que se unió en matrimonio con Santos Riquehiros, había imaginado un futuro lleno de amor y complicidad. Sin embargo, los años que habían compartido se habían convertido en una sombra, marcada por la ausencia de caricias y palabras dulces.
La soledad era su única compañera, y cada mirada vacía de Santos era un recordatorio doloroso de lo que le faltaba. Pero cuando la mejor amiga de él apareció como un espectro en sus vidas, la atmósfera se tornó aún más tóxica. Era como si una tormenta oscura se hubiese desatado sobre el frágil castillo que habían construido, dejando a Verónica luchando por encontrar su voz en medio del estruendo.
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cap 8: Intrigas
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Pamela y su madre se la pasaron todo el día de compras con la tarjeta de Santos, cuando regresaron a la casa ya era de noche y no encontraron a nadie, la casa estaba sin limpiar y la comida sin hacer.
PAMELA: A dónde habrán ido esas mugrosas._(molesta)
ROMA: No te molestes por esas tonterías, vayamos a comer a un restaurante y cuando Santos regrese le haremos saber esto.
PAMELA: Está bien, vamos.
Las mujeres dejaron las bolsas en la sala y volvieron a salir. Justo después, Santos llegó a la casa encontrando en la sala todas las bolsas de compras, dejando eso de lado, subió a la habitación encontrandola desordenada.
SANTOS: Es el colmo que esta habitación aún permanezca desordenada.
Molesto salió en busca de las empleadas, pero no las encontró y mucho menos encontró comida preparada, llamó a Verónica para preguntar que sucedía en la casa Pero la mujer tampoco le contestó la llamada.
SANTOS: Todo es un maldito desastre…. ¿Dónde están todos?
Verónica estaba cenando junto a Thiago, mientras hablaban del divorcio y su embarazo.
THIAGO: ¿Cuándo le harás saber sobre tu embarazo?
VERÓNICA: En una semana es el cumpleaños de él, ese día se lo haré saber.
THIAGO: Está bien… Si necesitas algo no dudes en decirme.
VERÓNICA: Así lo haré.
Pamela y su madre habían regresado a casa encontrando a Santos molesto en la sala.
PAMELA: ¿Tuviste un mal día en el hospital?
SANTOS: Algo así, ¿sabes dónde están las empleadas?
ROMA: Cuando regresamos de nuestras compras esas mugrosas ya no estaban. Ni siquiera dejaron la cena hecha.
PAMELA: Mañana cuando regresen deberás reprenderlas, como empleadas no tienen por qué dejar el trabajo tirado.
ROMA: Así es, como castigo por su insolencia deberías descontarle el pago del mes, así aprenderán a comportarse.
SANTOS: No hablemos de ese asunto… ¿estás bolsas son de ustedes?_(señalando las bolsas de compras)
PAMELA: Así es, hoy fuimos a comprar algo de ropa y zapatos.
SANTOS: Entiendo.
ROMA: No te molestes con nosotras, Pero utilizamos tu tarjeta para comprar.
SANTOS: Está bien, pueden utilizarla cuando quieran… Ahora iré a descansar.
PAMELA: ¿La señorita García ya no está molesta contigo? Espero que no nos haya malentendido anoche.
ROMA: Ella no tiene por qué opinar sobre lo que ustedes hacen. Además, ¿dónde está? Desde la mañana no la he visto
PAMELA: Tal vez debe estar con ese supuesto amigo.
SANTOS: Ella debe estar en el hospital, ella no sale de noche con su amigo.
ROMA: No te confíes tanto Santos, esa amistad y la forma en la que ese hombre la defiende deja mucho que pensar.
PAMELA: Mi madre tiene razón, Santos. Estas no son horas de estar en el hospital.
SANTOS: Vayan a descansar, ella regresará pronto.
Las mujeres dejando al hombre lleno de dudas subieron a su habitación. Santos fue de vuelta a su habitación y recogió algunas de sus prendas que estaban en el suelo y al fijarse bien en el closet y la ropa en el piso, se dió cuenta que faltaba la ropa de Verónica.
SANTOS: No puedo creer que esté haciendo rabietas por celos.
En varias ocasiones le hizo videollamada a Verónica hasta que finalmente esta contestó.
VERONICA: Que quieres Santos.
SANTOS: ¿Dónde estás Verónica? Ya son más de la 9 pm y no has vuelto a casa ¿acaso te fuiste?
VERÓNICA: Si, sí me fui, no pienso vivir más en ese infierno.
SANTOS: Verónica, no eres una niña para que estés haciendo pataletas. Deja tus celos a un lado.
VERÓNICA: No son celos y mucho menos pataletas, Santos Riquehiros, este matrimonio sin sentido llegó a su fin.
SANTOS: Cuando te calmes regresas, esta casa es un desastre.
VERÓNICA: No tengo por qué regresar a un lugar que nunca me perteneció y en el cual no tengo voz ni voto, arregla tu mismo el desastre que causaste y no me molestes más.
Santos estaba de espaldas a la puerta de la habitación y Verónica pudo ver entrar a Pamela con una diminuta bata de dormir casi transparente.
PAMELA: Santos, te gusta el pijama que compré._(llamando la atención del hombre)
El hombre al escucharla, se dió la vuelta para verla.
SANTOS: Es un pijama bastante bonito.
La mujer sonrió y se acercó de forma seductora al hombre, Verónica al ver esto colgó la llamada, lo que ese par hiciera, ya la tenía sin cuidado.
SANTOS: Regresa a tu habitación Pamela, estoy cansado y ya quiero dormir.
PAMELA: Santos, quiero dormir esta noche contigo aquí.
SANTOS: Está es mi habitación matrimonial, regresa a tu habitación Pamela. Estoy cansado y mañana tengo una cirugía importante.
PAMELA: Entiendo, pero aún tengo miedo de dormir sola.
SANTOS: Entonces te acompaño un rato a tu habitación, debo descansar bien para la cirugía.
PAMELA: Gracias Santos.
El hombre llevó a la mujer a su habitación y se quedó con ella un rato allí, cuando la mujer se durmió, volvió a su habitación. Al día siguiente, Santos listo para ir a su trabajo bajó al comedor a desayunar, pero las empleadas no estaban por ningún lado, molesto por la situación se fue al hospital. Estando allí, fue en busca de Verónica.
SANTOS: ¿Me puedes explicar qué sucede con las empleadas?
VERÓNICA: Señor Riquehiros, lo que pase o deje de pasar en su casa no es mi asunto._(sin apartar la vista de su computadora)
SANTOS: Deja las tonterías y regresa a la casa, no estoy de humor para soportar tus berrinches.
VERÓNICA: ¿ A cual casa? ¿La casa donde vive su amante? ¿ La casa que fue destruida por el mal gusto de sus “invitadas”? Señor Riquehiros no me vuelva a molestar, ocúpese usted de sus asuntos.
SANTOS: Si quieres llamar mi atención con esto, no lo conseguirás. Regresa a casa hoy mismo.
VERÓNICA: Tengo trabajo que hacer, salga de aquí y solucione los problemas de SU CASA usted mismo.
SANTOS: Bien, haz lo que quieras, cuando te calmes regresas y dejas tus celos estúpidos a un lado.
VERÓNICA: Tenga por seguro que no volveré a ese circo y haga el favor de mantenerse lejos de mí.
El hombre molesto por la respuesta de Verónica, salió de allí con dirección a su consultorio. Para él, la mujer estaba siendo exagerada e infantil con sus acciones, cómo era posible que se haya ido de casa solo por celos estúpidos.
SANTOS: ((Cuando se canse volverá))
Pero mil mil gracias por compartir tu talento con nosotros. Eres increíble autora 👏🏼🥳