PRIMERA PARTE DEL LIBRO TERMINADA. NO ESPEREN UNA NOVELA TIPICA, LAS MIAS DAN DOLORES DE CABEZA Y LOS HACE PENSAR MAS DE LO QUE DEBERIA!!!
ESCRIBO CON AMOR Y ESPERO RECIBIR LO MIMO DE USTEDES, SI SIENTEN QUE LA NOVELA ES LARGA Y TEDIOSA, LOS INVITO A ABANDONARLA. PERO, NO TOLERO INSULTOS NI FALTAS DE RESPETO...
LAS QUIERE...
JESS QUEEN
NovelToon tiene autorización de Jess Queen para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cap 8
Finalmente reaccione y voltee al sillón para aventarle un cojín para que se tape su gran... su desnudez.
—Y, por favor, ten la decencia de cubrirte. Destrozaste tu ropa.
Logan dio un paso hacia mí, su cuerpo más cercano ahora, y la tensión entre nosotros se palpaba en el aire, como una cuerda al borde de romperse. La mirada fija en sus ojos no era de incomodidad, sino de desafío. Sus músculos se tensaron y sentí cómo su presencia se volvía aún más abrumadora. Pero antes de que pudiera responder, se burló de mí, como si todo eso fuera un juego de poder.
—¿Te ofende mi desnudez? Tu mirada hace un segundo, decía lo contrario.
El brillo en sus ojos me hizo tragar saliva involuntariamente. Había algo en esa mirada, algo tan profundamente posesivo que me hizo sentir la tentación de ceder, de entregarme a esa dinámica que él parecía tan decidido a imponer. Pero no. No podía.
—He visto hombnres desnudos, mejores que tu, No te creas mucho.
El gruñido bajo que salió de su garganta fue un sonido animal, su lobo lleno de furia y de frustración, como si mis palabras y provocaciones ya no pudieran contener todo lo que hervía en su interior. La tensión entre nosotros crecía con cada segundo que pasaba, como si un estallido fuera inminente. Y sabía que tanto él como yo estábamos al borde de algo más grande que solo una discusión: estábamos al borde de una batalla interna.
Con un movimiento rápido, di un paso dentro de la sala, buscando poner distancia, pero Logan no permitió que lo hiciera. Dando un paso firme, me tomó del brazo con fuerza, tirándome hacia él. El impacto fue tan repentino que mi cuerpo se estrelló contra el suyo, y en ese instante, sentí cómo la conexión entre nosotros se disparaba. Como si todos los sentidos se apagaran excepto los que me conectaban con él.
El aire se volvió espeso, pesado con la electricidad que saltaba entre nosotros. Su aliento cálido me acarició la piel, y pude sentir su respiración entrecortada, como si su control estuviera a punto de romperse. La furia en sus ojos no era solo furia. Había algo más. Algo que ardía como un fuego incontrolable.
—¿Has visto mejores? Dime sus nombres para que pueda matarlos. Ahora estoy celoso y enojado. Tú, eres mía, Karin. No puedes mirar a nadie más que a mí.
Su voz era profunda, dominante, cargada de una emoción cruda que hacía eco en mi pecho. La intensidad con la que me miraba era tan directa, tan acusadora, que por un segundo me sentí vulnerable. Pero no. No podía ceder. No iba a dejar que sus mociones y las mías me controlaran.
Enarqué una ceja, la sonrisa que se dibujó en mis labios fue fría, calculada. No tenía ningún derecho a sentir celos, ni enojo. No me pertenecía. No era suyo.
—No tienes por qué estarlo, no eres nadie para mí y no soy tuya.
La respuesta salió de mis labios con tal frialdad que ni siquiera me sorprendió el ligero temblor que pude sentir en mi voz. Pero dentro de mí, Lina gimió, un sonido triste y desgarrador que resonó en mi mente.
"No digas eso, Karin, nos lastimas a ambos..."
Cerré los ojos un momento, desechando sus palabras. No podía permitir que esa voz dentro de mí me derrumbara. No era el momento.
—Sí, eres mía. Eso es suficiente, deja de jugar porque también te haces daño a ti misma.
La afirmación de Logan golpeó el aire como un golpe seco. Me erguí, y sin pensarlo, aparté el cabello de mi cuello, exponiéndome a él. Mi piel estaba fría, y sentí el latido de mi corazón retumbando en mi pecho, como si todo lo que había vivido hasta ahora fuera un eco lejano comparado con la presión de ese momento.
—Pudiste haberme dejado hablar, pudiste haberme marcado esa misma noche y tomado como compañera y luna, pero no lo hiciste. Sin dejarme explicarme, me percibiste como humana, me rechazaste. Me expulsaste, me heriste y humillaste. No soy tuya, Logan.
Mi voz era firme, decidida, aunque por dentro la rabia y el dolor parecían querer desbordarse. No iba a permitir que me controlara, no después de todo lo que había pasado. Después de todo lo que había sufrido por su culpa.
El silencio que siguió a mis palabras fue pesado, como si las paredes mismas estuvieran conteniendo el aliento. No sabía si él sentía lo mismo, pero sabía que las palabras que acababa de decirle habían dejado una marca en él. O al menos, eso esperaba.
Y entonces, una nueva voz rompió la atmósfera.
—Tiene razón, ella no es tuya, es mía.
Nos volteamos al mismo tiempo. La figura masculina que apareció frente a nosotros era alta, oscura, con una presencia que parecía eclipsar todo lo demás. El vampiro sonrió de manera maliciosa, pero su sonrisa no era solo para mí. No. Esa sonrisa estaba destinada a Logan. Lo retaba, lo desafiaba. Y me divertía.
No sabía quién era, ni por qué estaba allí, pero no pude evitar sentirme intrigada. Y Logan… Logan se tensó de inmediato, sus ojos centelleando con una mezcla de furia y posesividad. Estaban dorados
Pero lo que me divertía más, era la forma en que el vampiro no le temía. Sabía que su presencia, su confianza, estaba destinada a envenenar aún más la situación. Y eso… eso solo lo hacía más interesante.
Enarque una ceja hacia el vampiro apoyado contra el marco de mi puerta. Era muy atractivo, con facciones delicadas, el cabello negro muy corto y desordenado, como si lo hubiera dejado al aire sin preocuparse por su apariencia. Sus ojos, de un azul zafiro, parecían irreales, como si no pertenecieran a este mundo, y a la vez tenían la antigüedad de algo perdido en el tiempo. Me observaba con una calma desconcertante, como si todo lo que pasaba a nuestro alrededor fuera irrelevante para él, como si hubiera estado esperando este momento durante siglos.
"¿Mía?" Shayde preguntó, y podía sentir la incomodidad en su voz. Su tono de duda era evidente, pero también había algo más, una chispa de curiosidad.
"No lo sé, dime tú. ¿Lo somos?" Le pregunté a mi demonio, mirando al extraño vampiro frente a mí, sin apartar la vista de esos ojos penetrantes.
"¡Claro que no! ¡No tengo idea de quién es este!" Shayde respondío con un tono irónico, claramente molesta por la presencia de este intruso.
Logan parecía a punto de estallar, sus ojos se llenaron de furia cuando se volteó hacia el vampiro, pero él no mostró ni un atisbo de miedo. De hecho, su calma parecía provocarlo aún más.
—Dime, mi amor, ¿por qué hay un perro desnudo en nuestra casa? —El vampiro habló con voz suave, cargada de burla.
Oh… Shayde y yo lo entendimos enseguida. El intruso no estaba aquí solo para molestar, nos estaba ayudando. Una extraña sensación de alivio y desconcierto se mezclaron en mi pecho, pero no pude dejar que eso me distrajera. Tenía que estar alerta.
"Ni se te ocurra seguirle el juego a ese chupasangre" advirtió Lina, la voz de mi loba tan firme como siempre. La advertencia estaba clara, y yo sabía que lo mejor era no confiar completamente en Vladimir, por más que hubiera venido con buenas intenciones.
"No puedes enlazarte mentalmente ni con él ni con su lobo, porque no estamos marcada ni pertenecemos a su manada" le dije a mi loba, manteniendo mi mente clara, aunque sentía la batalla interna ardiendo. Lina estaba furiosa y triste a la vez, luchando por mantener el control, como siempre lo hacía cuando sentía que le estaban arrebatando algo importante.
El chico, ajeno a mi diálogo con Lina, sonrió con una suavidad inquietante.
—Oh, amor. Él es mi ex pareja —dije, mirándolo con una expresión de diversión en el rostro.
Mi corazón dio un vuelco al decir esas palabras, pero mantuve la compostura. La situación estaba fuera de control, y no podía dejarme arrastrar por la emoción.
A través del enlace vampírico, habló directamente a mi mente, su voz suave pero penetrante.
"Aston no se quedó tranquilo y me envió, soy su mejor amigo. Vladimir. Un placer, preciosa". —Su voz resonó en mi mente, como un susurro sedoso. "¿Puedo pasar?"
El frío en su tono me hizo estremecer, pero no quería mostrar debilidad frente a él. Respondí sin dudar, forzando una sonrisa en mi rostro.
"Gracias, Vladimir, pasa".
Cuando dio un paso hacia la puerta, el aire a su alrededor parecía distorsionarse ligeramente, como si la realidad misma se abriera para darle paso. Sin embargo, mi atención no dejó de centrarse en Logan, que permaneció inmóvil, su mirada ardiendo con una mezcla de celos y furia.
Todo estaba a punto de explotar, y yo no sabía si estaba lista para enfrentar lo que vendría.
segunda parte.
—¿Puedes explicarme qué diablos está pasando aquí, Karin? —Logan gruñó, la ira ardiendo en su voz, y sus ojos destellaron con un rencor palpable. Su mirada no solo se centró en Vladimir, sino también en mí, como si yo fuera la culpable de todo lo que estaba sucediendo. ¿Tienes otra pareja? ¿Desde cuándo?
Las palabras se filtraron con veneno, y sentí cómo se tensaba la atmósfera entre nosotros. Era imposible ignorar la rabia en su tono, el reproche que me arrojaba con cada sílaba. Pero lo que más me sacudió fue el modo en que sus ojos se clavaron en mi cuello, recorriéndolo de arriba a abajo, como si estuviera buscando una marca invisible.
Su sonrisa apareció, fría, malévola. Apreté los dientes, el temblor que invadió mi cuerpo no era por miedo, sino por la sensación de estar atrapada en un círculo vicioso del que no sabía cómo escapar.
—La marca no siempre es dada en el cuello, hay zonas más íntimas que pueden ser marcadas por nuestra pareja —interrumpió Vladimir con voz suave, cargada de un tono que no dejaba lugar a dudas. Me observó, y en su mirada había algo enigmático, como si estuviera jugueteando con nosotros, observando cómo nos desmoronábamos bajo la presión de la verdad que se estaba revelando.
Vladimir, en su tranquilidad, sabía que cualquier movimiento en falso podría desencadenar una explosión entre Logan y él. Estaba jugando al límite, con la suavidad de un depredador que sabe que su presa no está lista para enfrentarlo.
Lo vi, y aunque intentaba mantener la calma, su postura al moverse hacia nosotros era un desafío. Sabía que Logan no lo iba a tolerar. Me detuvo con un gesto, apartándome bruscamente de su camino. Su cuerpo, tenso como una cuerda, bloqueó la entrada de Vladimir hacia mí. Era obvio que estaba perdiendo el control, pero se negaba a mostrarlo, no en mi presencia. Sin embargo, sus puños estaban apretados, los dientes apretados, y la mandíbula tan tensa que podía oír el crujir de sus dientes.
—Si ya tenías otra pareja, ¿por qué demonios me hiciste venir hasta aquí? ¡Estás jugando conmigo en venganza por lo que te hice hace dos años, Karin! —La furia en su voz aumentó con cada palabra, su respiración pesada. Y yo sabía que cada segundo de silencio que pasaba me hundía más en su tormenta emocional. La duda, el dolor, y sobre todo, la decepción, eran las emociones que marcaban su rostro.
Vladimir, siempre tan calculador, no mostró signos de alterarse. Solo sonrió con calma, su sonrisa sardónica jugando en sus labios mientras sus ojos brillaban con la seguridad de quien sabe que está en control.
—Creo que te esperaré en nuestra habitación, amor, no tardes —dijo Vladimir sin que su tono cambiara, como si lo que acababa de pasar fuera una trivialidad. Me dio un paso hacia atrás, sin esperar respuesta. Como si nada de esto fuera importante.
Quería responder, quería gritarle a Logan, pero la situación me desbordaba. Vladimir estaba desbordando la calma, y Logan, bueno, Logan ya no era el mismo. Me sentía atrapada entre ambos, pero la última palabra había sido pronunciada por Vladimir, quien sabía lo que hacía.
Antes de que pudiera reaccionar, Vladimir caminó hacia mí, pero Logan no lo permitió. Como un muro, se interpuso entre él y yo, su cuerpo bloqueando el camino, protegiéndome o poseyéndome, dependiendo de cómo se viera. La tensión era palpable, los músculos de Logan tensos, sus hombros alzados con furia contenida.
—Tendrás que aprender a compartir, perrito. Ella es mía, y si te perdona, también será tuya, de los dos —dijo Vladimir, el tono burlón en su voz no ocultaba la furia que hervía debajo. No era solo un desafío a Logan, sino una advertencia. Me estaba reclamando de la manera más primitiva posible sin hacerlo realmente, pero eso, Logan no lo sabía.
Vladimir sonrió sin prisa, su cuerpo relajado, pero había algo en su postura que me hacía sentir como si la amenaza estuviera justo bajo la superficie.
—Y cuando mueras, porque lo harás en algún momento, será solo mía y ya no tendré que compartirla contigo — Agrego Vladimir con una calma aterradora, como si lo dijera en serio. Su voz resonó como un eco frío, como si estuviera hablando de algo inevitable, algo que ya había aceptado.
Vladimir... tan lindo el...