Zulema de la Puente, tiene 25 años, y en poco tiempo ha sufrido una serie de desgracias que cambiaron su mundo, su padre murió, su madre está muy enferma, fue despedida de la compañía en que estaba desarrollando una carrera exitosa y su prometido Javier Belmonte canceló su compromiso.
Ahogada en los problemas, una noche bebió más de la cuenta, y para vengarse de su prometido durmió con su tío, Mathias Belmonte, un frío, pero apuesto hombre de 35 años, dueño de una de las más importantes fortunas del país.
¿Será Mathias un problema más grande para Zulema o será su Salvador?
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7. ¿La mejor venganza?
Zulema miró con atención a Mathías mientras tomó la otra copa de Cosmopolitan que le había preparado, le había preguntado qué exactamente le dijo Javier sobre ese penthouse, supuso que estaba molesto porque se tomaron una atribución que no les correspondían, puesto que dicho lugar era propiedad de Mathías; podía ver esa mirada seria y profunda, en una situación inigualable y sobrecogedora, que la hacía sentirse examinada por dentro; vió por los grandes ventanales, percatándose que la lluvia ya había cedido y era momento de retirarse.
El intercomunicador sonó, Mathías miró por la pantalla, el portero le muestra una chica de cabello castaño y corto que parece algo tomada y es muy risueña.
- “Señor Belmonte, disculpe, pero la señorita insiste en ver al joven Javier, ya le dije que no se encuentra y está causando cierto alboroto para subir”, le dijo el portero.
- “Javier cariño, ya sé que terminaste con la tonta de Zulema, ya no tenemos por qué vernos a escondidas, no seas así y déjame entrar, podemos divertirnos muy bien juntos”, se apresuró en decir la muchacha desde el intercomunicador, estaba con varias copas de más.
Zulema se había acercado, al escuchar las palabras de aquella mujer, que parecía reconocer, al mirar por la pantalla del intercomunicador notó que era su amiga Ximena. Zulema aprieta los puños, desde cuándo Javier salía con ella se preguntó en el interior, qué significaba eso de verse a escondidas; tenía dudas, pero no quería creer algo como una infidelidad; cuando se le cayó la venda de los ojos, y su ex prometido la abandonó a su suerte, pudo notar cosas de Javier que no había notado antes, y la presencia de Ximena y sus palabras, le confirmaba sus sospechas, su ex prometido le engañaba con varias chicas.
- “Javier no está acá debe retirarse”, dijo Mathías.
- “Javi, no simules la voz, llevamos saliendo tres años”, insistió Ximena de una manera más coqueta.
El corazón de Zulema se estrujó, intuyó que le habían visto la cara por mucho tiempo, mientras ella se mantenía fiel a Javier, incapaz de mirar a nadie más, quién sabe con cuantas mujeres se habrá metido su ex prometido.
- “Soy Mathías Belmonte y este es mi penthouse, Javier jamás volverá a poner un pie en este lugar, lárguese de una vez”, expresó Mathías con potente voz, que hizo reaccionar a Ximena, obligándola a irse rápidamente.
Mathías observó como Zulema volvió a tomar otra copa, era evidente que estaba aguantando las ganas de llorar, quien en su sano juicio buscaría otra persona, si tenía a su lado una mujer como Zulema, una belleza atemporal.
- “Me pasé cinco años de mi vida, adorando a Javier, y supongo que mientras yo creía ser el amor de su vida, él se revolcaba con cualquiera que se le cruzara en el camino”, dijo Zulema sin pensar en el lugar donde estaba y con quien; como si pudiera abrirse con un hombre que apenas conocía.
- “Deberías dejar de tomar, mejor te llevo a tu casa”, expresó Mathías acercándose.
Zulema lo quedó mirando, tal vez fue el trago que tomó, o que ese hombre era muy apuesto, o tal vez que era precisamente el tío de Javier, o tal vez era todo junto, que la hicieron pensar que estar con él, era la mejor venganza contra Javier.
Casi como una fuerza invisible que le obligaba a cobrar venganza, se colgó del cuello de Mathías y lo besó sin reparo alguno, por un momento Mathías pensó en separarla, pero cuando los labios empezaron con una danza conjunta y embriagante el freno que se había autoimpuesto se evaporó, la tomó de la cintura y la jaló contra él, sin dejar espacio entre ellos.
Por alguna razón que no entendía, para Zulema ese beso se sentía el mejor de su vida, tal vez por el Cosmopolitan que se tomó, por el deseo de venganza o porque ese hombre sabía besar increíblemente, pero no le importó, se siguieron besando con tanta pasión hasta quedar sin respiración, lo que los obligó a separarse.
Ella lo quedó mirando, ese hombre era apuesto, su mandíbula perfilada le daba un aire a galán de cine, mientras lo acarició cuando se besaban podía notar que tenía un cuerpo trabajado; era imposible detener lo que seguía, el deseo ya se había despertado.
te felicito
mamita y su abuelo