La Luna Oscura Del Rey Lycan

Draven observaba con calma fingida al doctor revisar a Emily, ella había caído al cenote, y había quedado inconsciente, su cuerpo estaba helado, apenas habían logrado estabilizarla. No podía quitarse de su mente lo que sucedió antes de que ella tropezara, su mirada llena de pánico, su cuerpo tembloroso, fueron solo segundos para volver a ver a la Emily sumisa que conoció, pero lo peor de todo fue su rechazó, como lo apartó, lo empujo, como si ella no quisiera tenerlo a su lado, no podía negarlo eso le dolió mucho, pero debía haber una explicación y estaba dispuesto a escucharla, a entenderla, a apoyarla.

- Majestad, Luna se encuentra estable – Dijo el doctor sacándolo de sus pensamientos – Su temperatura ya es estable, dado a que la debilidad de su loba, tardará en despertar un par de horas a lo mucho – Continúo.

Draven asintió, su loba débil, si era obvio después del maltrato que recibió en Silver Moon, pero incluso su loba se recuperaría poco a poco, de eso él y su Lycan se encargarían.

Karim y Liam estaban ahí, sabían que lo mejor era dejarlo solo con ella, guiaron al doctor a la salida.

Una vez que ya estaban solos, Draven no dudo en acercarse a ella, se inclino a la orilla de la cama y acaricio con ternura su rostro, estaba pálido, su piel un poco fría aun, necesitaba más calor, su calor, se levantó, se quitó su camisa, después sus pantalones, solo quedando en bóxer color negro, que se ajustaban perfectamente a él, se acomodó en la cama, sosteniéndola en sus brazos y la recostó sobre su torso desnudo, la aferro a él, compartiendo su calor.

- Pequeña, te necesito – Susurró con tanta ternura, mientras acariciaba su cabello.

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Emily estaba en la oscuridad, fría, aterradora, en posición fetal su cuerpo temblaba de miedo, quería salir de ahí, no le gustaba, quería que la salvaran, pero ¿Quién? ¿Quién la salvaría de aquella oscuridad?

- Pequeña, te necesito. –

Lo escuchó, su ronca y sexi voz cargada de una ternura que solo le dedicaba a ella, lo reconocía, era Draven, su macho, él la llamaba, le decía que la necesitaba, quería volver con él, pero las imágenes de él atacándola, de haciéndole daño atormentaban su mente. Se aferró en el frío suelo, en esa oscuridad, sus sollozos eran lo único que se escuchaba.

- Draven…- Susurro.

Él, solo él ha sido diferente con ella, la ha tratado como una persona, no, como su mate, como su pequeña y dulce hembra, le mostro lo que es el cariño, el amor, no podía temer de él, jamás le haría daño, no debía dejarse engañar por esas extrañas imágenes, porque su amado Draven era quien la protegía de todo y todos.

Se levantó, un cálido calor comenzaba a rodearla, el aroma a cedro de su macho entraba por sus fosas nasales, sí, él estaba llamándola, la necesitaba y ella lo necesitaba. Comenzó a caminar en aquella oscuridad, guiándose por el aroma de su amado Draven, la oscuridad se desvanecía, el frío ya no estaba, el miedo, ese miedo volvía a sumergirse en lo más profundo de ella, amenazando con emerger de nuevo, pero ella, estaría preparada, ella sería protegida por su Rey Oscuro.

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Emily abrió sus ojos, se anclaron en el sexy torso de Draven, se acercó un poco más y aspiro su aroma, era él, levantó su mirada lentamente para encontrarse con su rostro tan pacifico mientras dormía, la mantenía aferrada a él, su calor la envolvía, en sus brazos se sentía protegida.

- Draven…- Susurró.

La voz de ella fue un bajo susurro, pero llegó a él, se movió, aferrándola en sus brazos, sus ojos oscuros se abrieron sin prisa, encontrándose con sus preciosas avellanas, una tierna sonrisa se dibujo en sus labios, su pequeña estaba despierta.

- Mi pequeña, me hacías falta – Susurró con su ronca voz.

Emily sonrió, se deslizo hacia arriba para poder besar sus labios, las imágenes seguían latentes, pero las ignoraría, él no la dañaría, todo era producto de su imaginación.

- ¿Qué paso en el ojo de media luna? – Preguntó una vez que terminaron ese tierno beso.

Emily negó, no quería preocuparlo con esas cosas tontas para ella.

- Pequeña, por favor, debes decirme todo, aunque sea mínimo – Dijo Draven acariciando su mejilla – Me preocupe mucho, yo…- Calló no podía decirle que sintió dolor ante su rechazó.

- Imágenes, hay unas imágenes en mi cabeza, cinco siluetas, se arrodillan ante la silueta de una mujer, todo es paz, calma, hasta que aparece una sexta silueta, destruyendo la calma, hiriendo a la mujer…- Explicó con su mirada perdida en aquellas imágenes- Solo son siluetas al principio, pero después puedo ver rostros, ella soy yo…quien la lastima, eres tú – Sus ojos se inundaron de lágrimas, sin dejar de mirarlo.

Draven entrecerró la mirada al escuchar todo eso, él jamás le haría daño a ella, era su mate, su pequeña y dulce hembra, pero no podía decir que era solo producto de su imaginación, no, tenía que investigar sobre ello y solo una persona podía ayudarlo, pero no ahora, así que de momento, haría todo para que ella no se preocupara.

- Jamás, te haré daño…pequeña, eres mi dulce hembra, tú eres mía – Dijo con ternura.

Emily asintió, nuevamente lo beso, no podía desconfiar de él, era su amado Rey oscuro.

Draven respondió al beso, empezó siendo tierno, la desesperación se apoderaba de él, jamás le haría daño, él la protegería de todo y eso lo incluía a él. Emily no merecía más sufrimiento, ya había pasado por mucho.

- ¿Te sientes bien para viajar? – Preguntó una vez que terminaron el beso.

Emily pensó por unos segundos, debían ir a Silver Moon a la coronación de Gina, tal vez lo mejor era quedarse, pero no quería separarse de Draven, lo necesita a su lado.

- Si. No pienso separarme de ti nunca – Dijo con una tierna sonrisa.

- Pequeña, si decidías no asistir, yo tampoco lo haría, ya te dije – Le dio un tierno beso corto – Necesito a mi dulce hembra para que me complazca. – Dijo con su ronca voz.

Emily soltó una risa nerviosa, ¿Cómo podía pensar que él le haría daño? Era tan tierno, tan dócil con ella, todo era un erro, producto de su imaginación, Draven siempre la protegería.

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Liam ya estaba en el aeropuerto privado, esperando la llegada de su rey y luna, Karim se adelanto al Reino de Silver Moon, tenía que asegurar todo para la llegada de ellos, también adelantaría la documentación para el cambio de residencia de Emily.

Draven bajo del lujoso automóvil, extendió su mano para ayudar a Emily a bajar, ella sonrió, sus ropas eran elegantes y costosas, se veía hermosa, como toda una Luna. Él caminaba con ella a su lado, sin soltar su mano, tan orgulloso de ella, de su Luna Oscura.

- Todo listo majestades – Dijo Liam con una leve sonrisa, podía notar el cambio radical en Emily en tan poco tiempo.

- Encárgate de todo, debe salir perfecto – Dijo refiriéndose a la coronación de Emily.

- Así será – Respondió Liam, hizo una reverencia y después se hizo a un lado para que ambos subieran al jet privado.

Emily subió primero, Draven detrás de ella, arqueo sus cejas al ver su lindo trasero, resaltaba en aquella falda blanca que usaba.

Emily se admiro de lo lujoso que era por dentro aquel jet, incluso apostaba que era más lujoso en el que viajo de manada Luna Gris a la capital de Silver Moon, sintió el agarre de Draven por detrás, sus manos se posaron sobre su vientre, tiro suavemente de ella hacía a él, chocando su trasero con su creciente erección. Tragó saliva y mordió su labio inferior.

- Pequeña traviesa, me provocas incluso en público – Susurró a su oído, su lengua se deslizo por su oreja, bajando a su cuello.

- Claro que no, no he hecho nada- Dijo con sinceridad, jadeante ante la lengua juguetona de Draven.

- Majestad, a sus órdenes para el despegue – Llegó la azafata, interrumpiendo aquel momento, pero aun así Draven no soltaba a su pequeña.

- Ya – Ordeno secamente, su cambio de repentino de voz sorprendió a Emily por unos segundos.

Él la cargo en sus brazos como una princesa, aunque más bien era una reina, la llevó hasta los asientos, le colocó el cinturón de seguridad y se sentó a su lado.

- Draven – Lo llamó.

Él giró su mirada a ella, esperando que continuara.

- Eres mío, mi macho – Dijo con ternura, sus mejillas se sonrojaron.

Draven rio y se inclino a ella para besar sus labios.

- Tuyo, mi dulce hembra – Susurró con ternura.

Si, eso es lo que ella quería, que le hablara con ternura, solo lo hacía con ella y eso la hacía sentirse única.

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En el reino Silver Moon, el palacio se preparaba para recibir a los invitados especiales, reyes con sus reinas de los Reinos aliados. Gina daba indicaciones, todo debía ser perfecto, un solo erro le costaría un castigo por parte de su amado Rey.

- Gina – Su madre Liliana caminaba a ella apresurada – Cariño, ¿Cambiaste tu vestido para la ceremonia? – Preguntó.

Gina la miró y asintió con una falsa sonrisa, no podía decirle la verdad.

- Si, lo pensé mejor, el blanco es simple y anticuado, así que usare uno plateado, el color que represente el Reino Silver Moon, quiero que mi amado rey me ame más de lo que ya me ama – Dijo con falsa ternura, ni siquiera su mamá debía saber la verdad sobre su relación con el Rey de Silver Moon.

- Oh mi niña, eres una reina tan digna – dijo sin siquiera imaginarse por lo que su hija tenia que pasar con aquel rey.

- Majestad – dijo uno de los empleados haciendo una reverencia- El Rey de Shadow Moon y su pareja han llegado- Terminó.

Gina sonrió, eran los primeros en llegar, debía recibirlos, y comenzar con su plan, hacerse amiga de la pareja del Rey de Shadow Moon, y sacarle información importante para que su amado Rey pudiera destruirlo, si no lo hacía, ella pagaría las consecuencias.

- Vamos, mami, acompaña a tu reina – Dijo ella con orgullo.

Liliana se emocionó, sería la primera vez que conocería a otro rey, eso la hacía sentirse especial, y claro que lo era, era la madre de la futura Reina de Silver Moon.

Las dos caminaron con orgullo y elegancia ha recibir a los invitados.

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Emily bajo de auto, tomada de la mano de Draven, su cuerpo temblaba, no podía evitarlo, estaba de nuevo en aquel reino, pronto se reencontraría con Gina, su media hermana, con Luna Liliana, con Alfa Mauro, su padre, las personas que tanto daño le hicieron desde que tenía memoria, pero ahora, no estaba sola, tenía a su mate con ella, su rey oscuro dispuesto a protegerla de todo.

- ¿Lista? – Draven se colocó en frente de ella, quería se tranquilizará, nadie volvería a humillarla, a tratarla como una esclava, no, ella ahora era su Luna Oscura.

- Bienvenidos a Silver Moon – La voz de Gina, hizo que el estomago de Emily se revolviera.

Draven frunció el ceño al ver el miedo en el rostro de su pequeña, acarició su mejilla con ternura y apretó su agarre.

- Estoy contigo, mi pequeña – Susurró con ternura.

Emily asintió, sonrió, con él no debía tener más miedo, soltó un suspiro, era hora de reencontrarse con Gina, su media hermana, aquella que la dañó de tantas maneras.

Draven desvaneció su sonrisa, su rostro se tensó, no sería el tierno y dócil hombre frente a aquella mujer que daño a su pequeña, no, le mostraría con su sola presencia por que es llamado el temible Rey Oscuro, se giró, sus ojos oscuros se clavaron en ella.

La respiración de Gina se entrecortó, ese hombre era sexy, pero intimidante, su aura de Lycan lo rodeaba, incluso era visible ante ella, trato de controlar sus nervios, no soportó más su mirada en él y la desvió a la mujer que estaba a su lado, sus ojos se abrieron de sorpresa, no podía ser, ella, se suponía que estaba muerta. ¿Qué hacía ahí? Tan cambiada, tan diferente, ¿Por qué se aferraba al Rey de Shadow Moon?

Emily no mostraba sumisión, ni miedo, no lo haría porqué ahora tenía a Draven, incluso ahora, mirar a los ojos de Gina no era intimidante como antes, podía sentir el aura de su macho protegiéndola, dándole fuerzas para enfrentar a su pasado.

Emily notó la sorpresa en el rostro de Gina y también en Liliana, no se lo esperaban de eso estaba segura, tal vez pensaban que estaba muerta, pero que equivocadas, sus miradas de asombro, de pánico, le gustó, ella no pudo evitarlo, una sonrisa cargada de orgullo se dibujó en sus labios.

Ella ya no era la Emily esclava y sumisa, justo en ese momento, era Emily, la Luna Oscura del temible Rey Oscuro.