Es un libro sobre un romance entre dos jovenes universitarios, Nyx Frost y Jasper Brooks. Nyx es fría y distante, mientras que Jasper es cariñoso y comprensivo. La historia se centra en cómo Jasper se involucra en el oscuro mundo de Nyx, afectando su relación con sus seres queridos y explorando temas de manipulación y relaciones tóxicas.
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Capitulo 7: Desiciones
—¿Qué dices?
—Lo que escuchaste. Necesito que me demuestres que verdaderamente me quieres y que puedo confiar en ti —dijo mirándome fijamente a los ojos, su voz un susurro helado que hizo que mi piel se erizara.
—Claro que puedes confiar en mí, pero no puedo asesinar a alguien. ¿Qué pasaría si me descubren? Iría a prisión— respondí, sintiendo el pánico apoderarse de mi voz.
—Exacto, es por eso que necesitas practicar, Jasper. Dijiste que estabas dispuesto a entrar en mi mundo, y ahora que te he abierto las puertas, ¿no quieres? ¿Es que acaso todo es falso para ti? —su tono se volvió más acusador, sus palabras penetrando como dagas.
—No, claro que no. Sí quiero estar contigo, pero no sé si pueda asesinar a alguien. Necesito pensar —mis palabras salieron con desesperación, intentando encontrar un resquicio de la persona que era antes de conocer a Nyx.
Nyx frunció el ceño, sus ojos se entrecerraron, escudriñando mi alma. Un silencio tenso se instaló entre nosotros, tan denso que casi podía sentirlo sofocándome.
—Nyx, ¿tú me quieres? —pregunté finalmente. Necesitaba saberlo, necesitaba alguna señal de que todo esto valía la pena —Necesito saber si asesinaré a alguien por una persona que verdaderamente me quiere o no.
Ella parpadeó, sorprendida por mi pregunta. Por un momento, vi una chispa de algo humano en sus ojos, pero se desvaneció rápidamente, reemplazada por su habitual frialdad.
—Jasper, el amor no se mide con palabras ni promesas vacías —dijo, acercándose un paso más, su voz suave pero cargada de intención —Se mide con acciones, con lo que estás dispuesto a hacer por la persona que dices amar. ¿No te das cuenta? Si realmente me quieres, harías esto sin dudarlo. No estoy pidiendo algo imposible, solo quiero saber si puedo confiar en ti completamente.
Sentí un nudo en el estómago, su lógica parecía tan convincente. Me estaba enredando en sus palabras sin darme cuenta del peligro.
—Pero Nyx, ¿cómo puedo estar seguro de que esto es amor y no una trampa? —murmuré, casi rogando por alguna señal de que no estaba siendo completamente manipulado.
Nyx me miró intensamente, sus ojos destilaban una mezcla de ternura y dureza.
—Si necesitas pruebas, entonces no has entendido nada, Jasper. El verdadero amor va más allá de las palabras, es una entrega total, una fe ciega. Yo ya te he mostrado mi mundo, ahora es tu turno de mostrarme que perteneces a él —su voz era un susurro hipnótico, cada palabra envolviéndome más en su red.
Asentí lentamente, la duda todavía palpitaba en mi mente, pero la necesidad de su aprobación y amor era más fuerte.
—Pero... ¿cómo puedo hacerlo sin levantar sospechas? —pregunté, mi voz temblaba ligeramente. La moralidad aún luchaba dentro de mí, una pequeña chispa de resistencia.
Nyx sonrió, un gesto que, aunque pretendía ser reconfortante, me dejó un escalofrío por la columna.
—Te enseñaré, Jasper. No estás solo en esto. Solo tienes que confiar en mí, como yo confío en ti —dijo, su voz como miel envenenada. Luego, se acercó y tomó mi mano, apretándola suavemente. Ese contacto, tan inesperado y tierno, me hizo sentir una calidez momentánea.
Sentí un peso en mi pecho, como si una mano invisible apretara mi corazón. Miré sus ojos, buscando alguna señal de la persona que creía conocer, pero solo encontré un abismo oscuro.
—Yo... necesito tiempo para procesarlo —respondí finalmente, mi voz apenas un susurro.
Nyx asintió, su expresión se suavizó levemente. Se inclinó hacia adelante y me dio un beso en la mejilla, un gesto que me desarmó por completo.
—Lo entiendo, Jasper. Tómate el tiempo que necesites, pero apresurate y recuerda, cada momento que dudas es un momento en el que nuestra confianza se erosiona. Yo te he mostrado todo, ahora necesito saber que tú harás lo mismo por mí —dijo, su voz suave y reconfortante. Con eso, se dio la vuelta y se alejó, dejándome solo con mis pensamientos caóticos.
Las palabras de Nyx resonaban en mi mente, su lógica retorcida comenzaba a parecerme razonable. ¿Podría realmente hacer esto por ella? ¿Podría cruzar esa línea y seguir siendo la persona que creía ser?Miré a la distancia, las sombras de la noche parecían más profundas y amenazadoras. La batalla dentro de mí estaba lejos de terminar, y cada segundo que pasaba, sentía que me deslizaba más hacia la oscuridad.
Al día siguiente
Me encontraba en la cafetería de la universidad, esperando por mi comida en la fila. Mis pensamientos eran un torbellino de dudas y confusión. Cuando finalmente tomé mi bandeja, mis ojos buscaron a Nyx instintivamente. La vi sentada sola, absorta en la lectura de un libro.
—Nyx, ¿puedo acercarme? —pregunté, con un nudo en la garganta.
—No lo sé, necesito tiempo para pensarlo —respondió en un tono cortante que me hizo estremecer.
—¿Está todo bien? —intenté de nuevo, sintiendo que el suelo se abría bajo mis pies.
—No, Jasper, nada está bien. No puedo creer que me hayas rechazado así. Al principio eras tú quien quería conocerme más, y ahora que estoy dispuesta, tú dudas de mí —dijo, exasperada.
Me senté a su lado, sintiendo su enojo como una presión física. Intenté explicarme, pero cada palabra parecía insuficiente. Entonces, ella tomó mi mano, y el contacto me hizo olvidar por un momento todo lo demás. Solo existíamos ella y yo, y la promesa de un futuro juntos.
—Es por eso que te dije que tienes que practicar, Jasper. Tienes que...
—¿Interrumpo algo? —la voz de Zack cortó el momento, devolviéndome a la realidad.
—No, claro que no —respondí rápidamente.
—Jasper, ¿podemos hablar un momento? —preguntó Zack, su tono grave.
—Sí, claro. Nos vemos luego, Nyx —dije, levantándome.
Antes de que pudiera alejarme, Nyx me jaló hacia ella y susurró en mi oído:
—Necesito una respuesta en tres días. Piensa rápido.
Zack me llevó por el campus hasta una aula vacía, donde me soltó y me miró con preocupación.
—¿Qué sucede, Zack?
—Eso mismo quiero preguntarte. ¿Recuerdas la última vez que hablamos? ¿La última vez que nos vimos? No eres el mismo desde que estás con Nyx. Estás cambiando, y no para bien.
Me dejé caer en una de las sillas del aula vacía, sintiendo el peso de la confrontación inminente. Zack me observaba con una mezcla de tristeza y determinación en sus ojos.
—Jasper, ¿qué está pasando contigo? —comenzó, su voz cargada de preocupación —Has estado distante, desconectado de todos nosotros. No eres el mismo desde que Nyx apareció en tu vida.
Miré al suelo, incapaz de sostener su mirada. Las palabras de Zack golpeaban con fuerza, pero ¿cómo podía explicarle lo que sentía? La atracción casi hipnótica que Nyx ejercía sobre mí, el deseo de pertenecer a su mundo, y la lucha interna que me desgarraba.
—No lo entiendes, Zack —murmuré, mi voz apenas un susurro —Nyx... ella me hace sentir vivo de una manera que no puedo explicar. Es como si todo lo que fui antes de conocerla fuera una sombra de lo que soy ahora.
Zack frunció el ceño, su expresión se endureció.
—¿Vivo? Jasper, ella te está llevando por un camino oscuro. Te está alejando de todos los que te queremos. No puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo te destruyes.
Sentí un nudo en la garganta. Las palabras de Zack resonaban con una verdad que no quería admitir. Pero la necesidad de la aprobación de Nyx, su amor, era una fuerza poderosa que me consumía.
—Ella me entiende, Zack. Me hace sentir... completo —intenté justificarme, aunque la duda seguía latente en mi voz.
—¿Completo? Jasper, ella te está manipulando. No ves cómo te está cambiando, cómo te está alejando de todo lo que una vez valoraste —Zack dio un paso hacia mí, su mirada llena de urgencia —Por favor, amigo, abre los ojos antes de que sea demasiado tarde.
La angustia se apoderó de mí. Quería creer que Zack estaba equivocado, que Nyx realmente me amaba y que todo esto tenía un propósito. Pero las sombras de la duda se cernían sobre mí, cada vez más oscuras y opresivas.
—No puedo perderla, Zack. No puedo —dije, mi voz quebrándose.
Zack suspiró, su expresión se suavizó.
—Jasper, nadie quiere que la pierdas. Solo queremos que vuelvas a ser tú mismo, que no te pierdas en esta oscuridad. Si Nyx realmente te ama, no debería pedirte que hagas algo que va en contra de tu moral.
Sus palabras eran como un faro en la tormenta, una luz en la oscuridad que me rodeaba. Pero la influencia de Nyx era fuerte, y la promesa de su amor aún más tentadora.
—Necesito tiempo, Zack. Necesito pensar —dije finalmente, sin saber si podría encontrar la respuesta que buscaba.
Zack asintió, aunque su preocupación no se desvaneció.
—Estoy aquí para ti, Jasper. No lo olvides —dijo antes de darme una palmada en el hombro y salir del aula.
Me quedé solo, con mis pensamientos y la creciente sensación de que estaba al borde de un precipicio. Tenía tres días para decidir. Tres días para elegir entre la luz y la oscuridad, entre la moralidad y el amor.
Y cada segundo que pasaba, sentía que el abismo se hacía más profundo y más tentador.
Al finalizar las clases, emprendí el camino hacia mi casa. Después de nuestra conversación, Zack no volvió a dirigirme la palabra en todo el día, lo cual no me molestó. Mi cabeza estaba sumida en un torbellino de pensamientos sobre la decisión que debía tomar.
No sabía qué hacer. Por un lado, demostrarle a Nyx que la quería me llenaba de fantasías sobre nosotros estando juntos y siendo felices. Pero, por otro lado, la idea de asesinar a alguien me provocaba escalofríos. ¿Cómo podía siquiera considerar algo así?
Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me percaté de la presencia de un coche de policía justo enfrente de mi casa. Al verlo, el pánico me invadió de inmediato, y un nombre vino a mi mente: Luke.
Me acerqué lentamente, tratando de aparentar calma, aunque mi corazón latía con fuerza descontrolada. ¿Había sido descubierto? ¿Sabían algo sobre mí, o peor aún, sobre Nyx?
Mi madre estaba en la puerta, hablando con los oficiales. Me acerqué lo suficiente para escuchar parte de la conversación.
—...tenemos una orden para registrar la habitación de Jasper —decía uno de los policías. —Buscamos cualquier prueba que pueda estar relacionada con el caso de Luke Keller.
El alivio y la culpa se mezclaron dentro de mí. No estaban aquí por mí en relación con Nyx, pero la mención de la orden de registro me hizo sentir atrapado. ¿Podría Nyx haber tenido algo que ver con esto? ¿Estaba tratando de protegerme?
Mi madre me vio y me llamó.
—Jasper, ven aquí. Los oficiales necesitan entrar para registrar tu habitación.
Tragué saliva y me acerqué, tratando de mantener la compostura.
—Buenas tardes, oficiales —dije, mi voz sonando más firme de lo que me sentía.
—Buenas tardes. Como ya le informamos a tu madre, tenemos una orden para registrar tu habitación. Es un procedimiento estándar. Necesitamos que nos acompañes —dijo el oficial, sus ojos fijos en los míos.
Asentí, tratando de parecer natural.
—Claro, entiendo. Pueden pasar.
Los oficiales entraron y comenzaron a revisar mi habitación meticulosamente. Cada cajón, cada rincón, nada quedó sin examinar. Mi madre se quedó en la puerta, observando con una mezcla de preocupación y desesperanza.
El alivio y el pánico se mezclaban dentro de mí mientras veía cómo los oficiales revisaban mis pertenencias. No encontraban nada incriminatorio, pero la incertidumbre era abrumadora.
Después de un tiempo que pareció eterno, los policías terminaron su registro sin encontrar nada relevante. Uno de ellos me miró con seriedad.
—Jasper, si sabes algo más sobre la desaparición y muerte de Luke, te recomendamos que lo digas. Esto es muy serio —dijo antes de salir.
Asentí, sin saber cómo responder. Mi madre se acercó, su rostro reflejando la misma preocupación.
—Espero que todo se aclare, Jasper. Quédate en casa por ahora, no quiero que tengas más problemas —dijo, su voz cargada de inquietud.
Asentí, aunque mis pensamientos estaban en otro lugar.
Cerré la puerta de mi habitación con cuidado. Saqué mi teléfono y marqué el número de Nyx. Cada tono de llamada se sentía como una eternidad. Finalmente, escuché su voz calmada.
—¿Jasper? ¿Qué pasa?
Tragué saliva, tratando de mantener la calma.
—Nyx, los oficiales estuvieron aquí otra vez. Registraron mi cuarto porque sospechan cada vez más de mí. No encontraron nada, pero... estoy asustado. ¿Qué voy a hacer?
Hubo un silencio en la línea, y por un momento pensé que había colgado. Luego, su voz volvió, más suave, casi reconfortante.
—Jasper, necesitas mantener la calma. Recuerda lo que te dije: todo esto es una prueba. Si realmente quieres estar conmigo, tienes que demostrarlo. No te dejes intimidar por ellos. No hay nada que puedan encontrar que nos incrimine, ¿entiendes?
Asentí, aunque sabía que no podía verme.
—Sí, pero... ¿y si encuentran algo? ¿Y si empiezan a seguirme más de cerca?
—No lo harán si no les das razones para hacerlo —dijo Nyx, su tono más firme —Confía en mí, Jasper. Solo sigue adelante y todo saldrá bien.
Su confianza parecía casi hipnótica. Sentí que mis miedos se disipaban un poco, aunque la duda seguía presente.
—De acuerdo. Haré lo que me pidas.
Nyx suspiró, y por un momento, su voz pareció más cálida.
—Bien. Recuerda, tienes tres días para tomar tu decisión. No me decepciones, Jasper.
La llamada se cortó, y me quedé mirando el teléfono. Las sombras de la noche parecían más profundas y amenazadoras. La batalla dentro de mí estaba lejos de terminar, y cada segundo que pasaba, sentía que me deslizaba más hacia la oscuridad.
La necesidad de mantener la calma era abrumadora, pero sabía que debía intentarlo. Mi vida había dado un giro de 180 grados; desde que conocí a Nyx, todo ha ido de mal en peor. No sé qué hacer, y al menos eso lo tengo claro.
La noche transcurrió sin poder dormir, como ha sido en los últimos días. Mi mente no deja de dar vueltas, siempre pensando, siempre atormentada. La falta de sueño había dejado pequeñas manchas oscuras bajo mis ojos. ¡Genial! Ahora tenía ojeras.
Desayuné como de costumbre, aunque el ambiente estaba muy tenso. El asunto de Luke y su muerte era otro problema que me consumía, me mantenía alerta gran parte del día. Apenas puedo concentrarme en mis clases, con tantas cosas rondando mi cabeza.
Al terminar de desayunar, simplemente dije "Adiós" a mis padres y comencé el camino a la universidad. Mientras caminaba, seguía debatiendo qué decisión debía tomar.
¿Debería seguir mi corazón y ceder a Nyx? ¿O debería seguir mi moral y apartarme lo antes posible? La verdad es que no lo sé. He pensado en ello una y otra vez, pero sigo sin poder tomar una decisión.
Al llegar a la universidad, mis pensamientos se detuvieron bruscamente. Allí, en la entrada, estaba Nyx, y no estaba sola. Un muchacho, alto y atlético, hablaba con ella. Su expresión, normalmente tan fría y distante, tenía un matiz diferente, casi como si estuviera interesada en la conversación. No podía creerlo. Un nudo de celos se formó en mi estómago, retorciéndose con una intensidad que me tomó por sorpresa.
¿Quién era ese tipo? ¿Y por qué estaba Nyx, mi Nyx, tan enfocada en él? Las inseguridades que había logrado mantener a raya estallaron dentro de mí. Cada sonrisa, cada palabra que le dirigía al muchacho, era como un cuchillo clavándose en mi pecho.
Intenté calmarme, decirme a mí mismo que no significaba nada, que Nyx no era alguien fácil de leer. Pero la forma en que ella se inclinó ligeramente hacia él, como si estuviera realmente interesada, me hizo dudar. ¿Y si él significaba más para ella de lo que yo jamás podría ser?
Antes de darme cuenta, mis pies ya estaban avanzando hacia ellos, guiados por una mezcla de furia y desesperación que no podía controlar. Si Nyx notó mi llegada, no lo demostró, lo cual solo hizo que mi corazón latiera con más fuerza, acelerado por una combinación de miedo y rabia.
Cuando estuve lo suficientemente cerca, carraspeé para hacer notar mi presencia. Ambos levantaron la vista hacia mí. Los ojos de Nyx, fríos y calculadores, me examinaron brevemente antes de que una ligera sonrisa, apenas perceptible, cruzara su rostro.
—¿De qué hablaban? —pregunté, intentando mantener mi tono neutral, aunque el veneno de los celos se infiltraba en mis palabras.
Nyx me miró directamente, sus ojos penetrantes, como si estuviera disfrutando de mi incomodidad.
—Le pedí a él lo mismo que te pedí a ti —dijo con una calma escalofriante —La diferencia es que él aceptó.
La tierra pareció desaparecer bajo mis pies. Las palabras de Nyx se clavaron en mi pecho con la fuerza de un martillazo. No solo había encontrado a alguien más, sino que él había aceptado lo que yo aún no podía decidir. Mi estómago se revolvió, y un sudor frío recorrió mi espalda. ¿Cómo era posible que alguien más hubiera dicho que sí tan fácilmente? ¿Qué veía Nyx en él que yo no había sido capaz de demostrarle?
El muchacho esbozó una leve sonrisa, una que parecía saber exactamente el impacto que sus palabras habían tenido en mí. Nyx, en cambio, se limitó a observarme, esperando a ver mi reacción, como un depredador que ha lanzado su primera estocada y ahora espera para ver si su presa se retuerce.
—¿Aceptaste...? &Mi voz salió quebrada, apenas un susurro.
—Sí —respondió el muchacho, su tono tranquilo, como si lo que acababa de decir no fuera un puñal que me atravesaba el alma. —Lo hice.
Sentí que la sangre me abandonaba el rostro. Los pensamientos giraban en mi mente, entre la furia, el miedo, y la desesperación. Nyx, con esa sonrisa enigmática, solo hizo que mi confusión aumentara. No podía permitir que otro tomara mi lugar. Pero... ¿qué estaba dispuesto a hacer para evitarlo?
Ellos giraron y me dejaron ahí.
Durante las siguientes horas de mis clases, no pude dejar de pensar en lo que había pasado. Sabía que tenía que hacer algo, y ahora tenía un motivo claro para hacerlo: no podía permitir perder a Nyx.
En el descanso, la busqué en la biblioteca y, ¡oh sorpresa! Estaba con él. Sin dudarlo, me acerqué.
—Nyx, ¿podemos hablar... en privado?
Nyx me miró con curiosidad, y asintió ligeramente antes de apartarnos del resto de las personas. Su expresión seguía siendo fría e impenetrable.
—¿Qué quieres, Jasper? _dijo con un tono seco.
Mi corazón latía con fuerza mientras la miraba, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
&Lo haré. Voy a hacerlo —dije finalmente, mi voz temblando ligeramente. Luego, añadí en un tono más bajo, casi como una súplica —Solo aléjate de él.