Maximiliano Smith, el último soltero de los Insoportables descendientes, nos contará su historia de amor. Después de una relación fallida y una hija, encontrará a la mujer que haga latir su corazón.
Solo que ella, será un alma indomable y él deberá luchar para penetrar esa dura coraza, si quiere el premio mayor. "el corazón de su amada".
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CAPÍTULO 7
La familia Peñalver, se encontraba desayunando. El ambiente se sentía tenso.
Fabián miraba fijamente a Malena. Él sentía un puñal enterrado en su corazón. Él la amaba con todo su ser y todo este año junto a ella, había sido maravilloso. Ella había llenado su vida de color y de alegría.
Pero ahora, sabía que debía esforzarse más para ganarse su corazón. Él no podía imaginarse una vida sin ella.
Malena sentía la mirada penetrante de Fabián y disimuladamente, le sacaba la lengua.
Él no pudo evitar morder su labio inferior, al recordar el dulce sabor de sus besos. Solo dos veces la había besado, pero atesoraba ese recuerdo en su memoria.
Mientras tanto en Chicago...
Maximiliano estaba reunido en la empresa, cuando recibió una llamada urgente desde su casa.
Al parecer su pequeña se había caído desde lo alto de la escalera y estaba siendo trasladada al hospital.
Maximiliano sintió su alma, abandonar su cuerpo.
Esa pequeña era la luz de su vida. El entró a su auto, pero no lograba ni siquiera introducir la llave.
Afortunadamente, venía llegando su primo Dante y al verlo correr hacia su auto lo siguió.
—¿Qué te ocurre Max?
—Señor Dante, la niña Estrella tuvo un accidente. Permítame por favor. —le dijo Caled. El escolta de Maximiliano que venía corriendo detrás de él.
Dante ayudó al hombre a sacar a Maximiliano del puesto del chófer y a meterlo en el asiento trasero.
Maximiliano solo lloraba y no reaccionaba estaba en shock.
Después ellos se subieron en los asientos delanteros y salieron a toda velocidad hasta la clínica.
Maximiliano, al oír las sirenas de las ambulancias, reaccionó se bajó del auto y corrió hacia el área de emergencia.
Cuando iba a preguntar se encontró con el ama de llaves y la niñera.
Pero en ese momento, llegó el doctor y lo llevo aparte.
—Señor Smith, su hija tiene una contusión cerebral. Recibió un golpe muy fuerte en la cabeza. Le suturamos dos heridas en las rodillas y una en la cabeza. Afortunadamente, fueron heridas menores.
Pero le estamos haciendo otros estudios. Me preocupa mucho, un golpe muy fuerte que se llevó en la columna, a la altura de la cintura. Ella está fuera de peligro, pero estamos estudiando las posibles consecuencias.
Maximiliano pudo soltar un poco del aire que tenía retenido, para hablar con el doctor.
—Haga hasta lo imposible, por mi hija. No escatime en gastos, ni en esfuerzos. Quiero a mi princesa sana y completa. ¿Me entendió?
El doctor asintió y se retiró.
Mientras tanto, Maximiliano fijó su mirada, en la mujer que lloraba. Él se acercó a la mujer y la tomó por los brazos con fuerzas y le susurró al oído.
—¿Qué le hiciste a mi hija?
La mujer despavorida comenzó a llorar y a tartamudear.
—Señor, señor, yo le dije que se pusiera los patines, al llegar al jardín y ella insistió en que estaba acostumbrada a bajar con ellos.
—Eres inútil. Si algo grave le pasa a mi muñeca, estás muerta. —le susurró Maximiliano al oído y la chica se dejó caer al piso y comenzó a llorar desconsoladamente.
Dante se acercó a su primo y trató de calmarlo. Pero Maximiliano estaba irreconocible.
El ama de llaves aprovechó la presencia del menor
—Señor es verdad, la niña cayó desde lo alto de la escalera —le dijo el ama de llaves, temblando de miedo.
—¡¡Lárguense de aquí!!. ¡¡Fuera de mi vista!! —le dijo Maximiliano, entre dientes.
Mientras le hacía señas a Caled.
—Llévalos a la mansión y enciérralos a todos. Hasta que llegue. A todos Caled, sin excepción y también quiero ver todos los vídeos de seguridad, antes de un minuto en mi celular. Así que muévete.
Caled guio a los dos hacia el auto y los llevó a la casa. Los dos empleados no paraban de llorar.
Dante se sentó al lado de su primo y lo abrazó.
—Ella va a estar bien. Ya lo verás —le decía mientras le palmeaba la espalda.
Pero el corazón de Maximiliano estaba contraído. "El doctor le dijo que su princesa estaba fuera de peligro, pero que estaba muy preocupado por el golpe de la espalda y la cabeza. ¿Qué demonios significa eso? Es malditamente contradictorio". —pensó Maximiliano y llevó ambas manos a su rostro, para soltar el llanto que tenía retenido.
—Vamos primo. Ella te necesita fuerte a su lado. ¿Quieres que llame a mi tía Julieth?
—No, no hermano. Vamos a esperar el diagnóstico final y ahí vemos. —le dijo Max y Dante asintió.
Mientras tanto en Miami...
Malena seguiría con su entrenamiento. Ella estaba molesta con Fabián. Una cosa era enterarse de que él, estaba con otra mujer y otra muy diferente era verlos juntos.
Esa mañana Malena madrugó, para correr por los alrededores de la casa y se sorprendió al ver a Fabián, despidiendo a una zorra que estaba subiendo en un taxi.
La zorra lo besó en los labios y Fabián le correspondió.
Malena sintió algo romperse dentro de ella, pero no se dejó ver. Ella se ocultó y después subió a su habitación y lloró como una niña pequeña.
Ella lo amaba mucho y no quería compartirlo con nadie. Pero debía entender que ante sus ojos ella seguía siendo una mocosa. La noche anterior ella lo besó durante la sesión de películas y él disimuladamente la rechazó.
Por eso lo odiaba, él jamás la vera como mujer. Ella no pretendía tener sexo con él, pero le gustaba besarlo, abrazarlo, sentirlo cerca. Pero él siempre la evitaba y la hacía sentir poca cosa. Entonces que se vaya al diablo. Ella seguirá con su vida y cuidará su corazón.
Esa mañana, durante el desayuno reinó el silencio. Fabián trataba de sonreírle a Malena, pero ella no lo miraba a la cara. Lo que era una clara señal de que lo estaba ignorando.
Pero Fabián no entendía que le ocurría. Anoche ellos habían visto películas y estaban bien. Ella lo había besado, pero ella lo excitaba y por eso él la evitaba. necesitaba averiguar que había pasado.
—Hoy tenemos que entrenar —le dijo él, limpiándose la comisura de los labios con una servilleta.
—Lo haré con Deep. Tú ya no tienes nada para mí —le dijo Malena sin levantar la mirada del plato.
Fabián cerró los ojos. Necesitaba procesar las palabras de la mocosa, antes de responderle. Entonces abrió los ojos y los fijó en ella.
—¿Eso es lo que piensas? Entonces prepárate, porque hoy patearé tu trasero. Se acabaron los entrenamientos. Te enseñaré lo que es enfrentarte a un hombre de verdad. —le dijo Fabián, mientras la fulminaba con la mirada. Él estaba notablemente celoso, de que ella quisiera entrenar con otro hombre.