Cristina es una joven de 16 años, que se ve obligada a casarse, para cul.inar su profesión, ya que en el orfanato en donde ella vivía eran escasos los recursos para que la sigan apoyando.
Luego de contraer matrimonio, vive un calvario, que luego del divorcio su vida cambia.
¿Desean saber más de Cristina? síganme en mi nueva novela que espero que les guste.
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UN MISTERIO, ¡POR FAVOR ACTUALÍZATE!
****** CRISTINA
Luego de dejar a mis dos pequeños tesoros en su nueva escuela, me decido caminar un poco por aquellas principales calles de los Ángeles, ya que en unos días no podré darme esas libertades, todo el mundo sabrá que soy la viuda de Darío Hermes.
Camino unas cuantas cuadras y cuando llegó cerca de una pequeña plazuela puedo visualizar un boulevard, cuando llega un aroma a café que enseguida se me antoja beber uno, volteo a buscar de dónde viene tan exquisito aroma, veo que un hombre como de unos cuarenta años, rubio con barba y vestía muy elegante, llevaba en su mano un vaso presumo yo que es café lo que bebía.
Me acerco y pregunto, señor disculpé ¿dónde compro ese café? Su aroma lo sentí desde lejos, él voltea y al verme puedo darme cuenta de su impresión, sus ojos se ponen rojos y se llenan de lágrimas.
- Señor, señor vuelvo a llamarlo para que pueda reaccionar, de seguro me confundió con alguien, eso pasa algunas veces, mueve su cabeza para salir de sus pensamientos.
- Si señorita, este café la compré dos calles de aquí, me indica la dirección, lo agradezco y me retiro, puedo seguir viendo su expresión al verme, al parecer me sigue confundiendo con alguien y al parecer muy querido, es un hombre sumamente guapo, de seguro en su juventud fue mucho más guapo.
Minutos después, llegó a la cafetería y es un sitio muy bonito y muy concurrido, ingreso y me acerco a la barra para pedir un café expresó, estoy esperando.do mi pedido y siento una fuerte mirada, volteo para buscar a la persona que me mira de esa manera y mis ojos encuentran a la persona, quien me sonríe y se me acerca.
- Señorita es un gusto volver a verla.
- Me dice aquel hombre, a quien conocí en el aeropuerto de Canadá cuando chocó y cayó al piso pasando vergüenza por la imprudencia de Noelia.
- Oh ya lo recuerdo, usted chocó con mi amiga en el aeropuerto de Canadá.
- Soy Enrique Russo y usted. - Se presenta y extiende su mano en señal de saludo.
- Soy una mujer educada y como el es todo un caballero, respondo su saludo.
- Mucho gusto señor Enrique Russo, mi nombre es Cristina, le tomo la mano en señal de saludo.
- Le puedo enviar un café y conversar un poco para seguir conversando para conocernos. - Me dice Enrique, pero yo no pretendo quedarme a seguir conversando con él, porque puedo notar las miradas de aquellas mujeres, que al parecer son sus fans enamoradas de él, porque si las miradas mataran, yo ya había Sido fusilada por ellas.
- Muchas gracias señor Enrique, pero solo estoy de paso, ya que debo regresar pronto a casa y seguir desempacando, hace unos días me mudé a la ciudad y tengo todas mis cosas revoloteadas.
- Está bien, pero deseo que me prometas, que la próxima oportunidad si aceptarás mi invitación.
- Claro que lo prometo, ahora debo irme, hasta pronto Enrique. - Me retiro.
Estoy caminando por las principales calles de los Ángeles, estoy apreciando la belleza de sus calles y la majestuosidad de Hollywood, cuando estoy por cruzar una calle escucho el sonido de la bocina de un vehículo, veo quien es y no me sorprende quien conduce mi vehículo.
-Cómo es posible que la viuda del principal empresario que mueve la economía internacional transite sin protección por las calles de los Ángeles y vestida de manera eventual, cuando tus guardaespaldas me dijeron que no quisiste que te acompañen salí a buscarte.
- Y que hay con eso Noelia y tú qué haces vestida como así, como si estuvieras yendo a una junta empresarial y con el auto que me regaló Darío. - Contesto muy sería, estoy enojada con ella.
- Hay déjame alucinar un poco, en estos momentos me imagino ser una gran empresaria, no me bajes de mis nubes.
- No dijiste que saliste a buscarme, bueno ahora llévame a casa, que tendremos una larga conversación.
- Ahora que se supone que hice, porque estás enojada conmigo, bueno termina de subirte al auto, para irnos.
- Durante todo el camino no nos dirigimos la palabra, estoy muy enojada con ella, para mí la salud mental de mis hijos son lo primero, no me gusta que su cabecita se llene de cosas que no sean de su edad, al llegar a la casa pido a Noelia que me acompañe a mi despacho, al llegar lo invito que se siente frente a mí.
- Cristina acaso te molestó que coja el vehículo que te regaló Darío, solo lo hice para salir a buscarte, si es así prometo no coger tus cosas e incluso me mudaré. - Acaso Noelia devolvió loca, cuando yo me he fijado en eso, nunca lo material me ha interesado, todo lo que tengo son de mis hijos, su padre lo dejo para ellos.
- Noelia me ofendes, nunca te he prohibido nada, estoy enojada contigo porque hablas cosas innecesarias con los niños, como es posible que Ángela me diga que debo buscar un nuevo amor, que tú lo has dicho que en vez que me coman los gusanos, ne coma el humano, que ella debe ser astuta para que no lo tomen como Caperucita y que no lo coma el lobo.
- Y eso está mal Cristina, ¿acaso vivimos en el país de las maravillas? Vivimos en un mundo donde existe gente mala que se aprovecha de la ingenuidad de las personas.
Cristina, los niños son especiales, no son como cualquier otro niño, su mentalidad no es como cualquier otro niño, Ángela es una maestra de la seguridad cibernética y Darío es un capo en lo que es administración de empresas.
¿Sabías que Ángela desea ser médico? Ella quiere ser médico cardiólogo para encontrar la cura de la enfermedad que le quitó a su padre y Darío quiere seguir el legado de su padre.
- Porque mis hijos, no me confiaron sus anhelos, ¿acaso soy una mala madre? - Me siento, como si no conociera a mis hijos, porque no confían en mí.
- No Cristina, solo tratalos con respeto, pregunta sus opiniones en todo, no por tener cinco años no se dan cuenta de nada, es todo lo contrario ellos saben todo lo que sucede en la casa e incluso en la empresa.
- Gracias Noelia por entenderlos, fui educada en un orfanato religioso y tal cual estoy educando a mis pequeños, Pero sé que todo ha cambiado y la propia sociedad, hace que maduremos antes de tiempo y que enseñemos a nuestros hijos a estar preparados en todo y para todo.
- Hay mujer, por favor ¡ACTUALÍZATE!