Después de que su esposo le fue infiel con su mejor amiga, tuvieron un altercado. Todos la creían muerta, pero ella volvió con más fuerza dispuesta a vengarse de todos los que le hicieron daño.
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Unidos para vengarse.
Ya me enteré que fuiste a tu casa, ¿por qué?, ¿que no ves que puedes echar a perder todo?, preguntó Erick un poco desesperado.
No soportaba estar lejos de mi hija, tuve unas ganas inmensas de verla. Ella me llamó mamá, no quería que me alejara; Sharon estaba muy emocionada.
Debes de irte con tiento, esta gente es muy peligrosa, dijo Erick, tratando de que Sharon lo pensara dos veces antes de presentarse en esa casa.
Lo sé, pero no puedo dejar a mi hija con esa gente...
Es su padre, no le hará daño.
Bueno, uno nunca sabe de lo que son capaces hasta que lo hacen, Sharon lo decía porque nunca pensó que su esposo tratara de matarla.
Está bien, no puedo prohibirte que veas a tu hija, simplemente, no te confíes de nadie y cuida tus espaldas.
No te preocupes, lo haré.
Está bien, hermana, confío en ti.
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Ethan, devuélveme a mi hijo, por favor... imploraba Dennis, no se hacía a la idea de que Stan estuviera muerto.
Ethan lloró con ella.
De pronto, se escuchó mucho ruido en el cuarto de Julia.
Ambos fueron a ver...
Julia, ¿qué haces?, preguntó Ethan...
¿No ves?, sacando las cosas de tu hermano.
Pero, ¿por qué lo haces?, intervino Dennis.
Él me abandonó, y mira a dónde vino a parar, tres metros bajo tierra. Ya no necesito nada de esto.
El niño entró en ese momento, mamá, yo le regalé esto, ¿me lo puedo quedar?
Ella no dijo nada, el niño se fue de ahí...
Por favor, Julia, no puedes hacer eso.
Ya lo hice, no quiero tener nada de Stan...
Julia salió del cuarto con las pertenencias de su esposo, dejando a su cuñado y su suegra muy indignados.
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Varios días después... Judith fue a un antro con varias amigas... Ethan estaba de guardia...
Hola, ¿podemos pasar?, dijo Judith.
Al verla, Ethan sintió mariposas en el estómago.
Claro que sí, señoritas.
Ellas se divirtieron de lo lindo, de pronto llegó Arap acompañado de su abogado.
¿Tú crees que se pueda hacer algo para parar a esa mujer?, preguntó Arap.
No te preocupes, ella no se saldrá con la suya.
Eso espero, porque no pienso compartir mis bienes con ella.
Tranquilo, eso no va a pasar. Oye, esa que está allá, ¿es tu hermana?
Sí, es Judith. Espérame tantito, deja voy con ella.
Judith, ¿qué estás haciendo aquí?
Ya lo ves, me divierto.
Vámonos a casa, ya estás muy tomada.
Déjame en paz, ¿que no ves que vengo con mis amigas?
Por favor, Judith, vámonos a casa ya.
Está bien, nos vemos amigas, otro día salimos.
Arap se despidió de Randy, me voy con mi hermana, espero noticias pronto, bye.
Está bien, no te preocupes, yo arreglaré todo.
Al salir Judith le dirigió una mirada significativa a Ethan.
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Ethan dejó a su compañero a cargo y salió detrás de ellos.
Prácticamente, los siguió hasta su casa, ella bajó del coche y él se dispuso a estacionarlo...
Ethan sacó un arma que tenía escondida.
Estaba dispuesto a disparar sobre Arap, pero en eso llegó Sharon...
No lo hagas, no te comprometas, ella se lo llevó al coche de él.
¿Tú quién eres?
Sharon, la hermana de Roxana, supe que tú la sacaste del agua.
Mi hermano fue el que lo hizo, no yo, dijo Ethan, que no salía de su asombro al saber que Roxana tenía una hermana muy hermosa.
Sí, pero fue gracias a ti. Los dos tenemos cuentas con Arap, yo por mi hermana y tú por tu hermano. Pero ese no es el camino... por favor, ayudémonos entre los dos. Nos vengaremos, pero tenemos que ponernos de acuerdo.
Ethan no dijo nada, no sabía si podía confiar en ella. En realidad, no la conocía, y él sabía perfectamente que no se podía confiar en nadie, ni siquiera en su sombra.
¿Eso quiere decir que la mujer que salvamos es tu hermana?
Era mi hermana, ella murió en el hospital. Yo he venido a vengar su muerte, y será más fácil si ambos nos unimos.
Bueno, déjame pensarlo, no estoy muy seguro de cómo le vamos a hacer.
Sharon lo vio por unos segundos y luego dijo:
Buscaremos la manera, no te preocupes.
Sharon, yo no sé si sea lo correcto, pero yo no quiero involucrarte en mis problemas.
Yo también tengo problemas con él, ambos tenemos algo en común, los dos perdimos a nuestros hermanos a manos de los achichincles de Arap. Y tenemos que vengarnos de alguna manera, no se pueden salir con la suya.
Tienes razón, Sharon, te llevo a tu casa; en el trayecto pensaremos que vamos a hacer.
Vamos, pues, dijo Sharon.
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Dos días después, Isabella estaba batallando con Esthercita, que no quería comer.
Ándale m'ijita tienes que comer, Isabella le daba la comida en la boca.
No quiero comer, yo quiero a mi mamá.
Otra vez con lo mismo, escuincla malcriada.
¡Déjame, no te quiero, no te quiero! ¡Déjame!, la niña empezó a gritar.
Isabella trataba de calmarla y también empezó a gritar:
¡Escuincla malcriada! ¿Ya viste lo que hiciste?, tiraste toda la comida.
¡Quiero que venga mi tía Sharon!, ¡a ti no te quiero!
Mira niña, ni siquiera sabemos si es verdad que esa señora es hermana de Roxana, no sabemos de dónde llegó, no le puedes creer.
Isabella la tomó de los brazos jaloneándola... Reacciona niña, tu mamá está muerta, y esa señora no sabemos si es tu tía.
Al oír los gritos, Judith bajó al comedor.
¡Isabella!, ¿qué te pasa?, ¡deja en paz a la niña!
Judith corrió a abrazar a la niña, ¿estás bien, Esthercita?
Ella solo asintió con la cabeza.
Ven, te llevaré a cambiarte, estás toda manchada de comida. Te voy a pedir, Isabella, que no te vuelvas a meter con la niña; haz lo que quieras, pero a la niña me la dejas en paz, ¡¿oíste?!
Sí, ándale, defiéndela, de por sí está insoportable, y tú le sigues el juego.
Te lo advierto, Isabela, si tú vuelves a regañar a la niña te las verás conmigo yo pienso cuidar a mi sobrina.
Judith se llevó a Esthercita a cambiar de ropa ante la mirada enojada de Isabella, que no hallaba dónde esconder su coraje.
por compartir!