"Fueron muchos años de maltratos y humillaciones, pero ya no más, hoy, voy a ser todo lo que yo quiera ser".
Viviana es una chica abandonada por su madre, y en quien su padre descarga todas sus frustraciones. Pero un ángel dará luz a su vida y le ayudará a cruzar las más densas tinieblas.
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Indagación
— Ronald, no está bien que nos pongas en ese plan con mi papá, ya sabes cómo es, así que lo mejor será que como siempre estemos de su lado.
Era Marcos, mi hermano el que me sigue, él es quien siempre está de parte de todo lo que haga o diga mi papá, es como si fuera su sombra.
— Tú cállate, eres un lame botas, siempre te le estás arrastrando a mi papá, así que vete con él, está más que claro cuál es tu bando aquí.
— ¿De qué bando estás hablando? Los tres siempre hemos estado del lado de nuestro padre, no entiendo que les pasa a uds ahora, ¿Es por Vicente y Viviana? Esos dos van a aparecer, y cuando lo hagan, van a ver cómo les va a ir con mi papá, así que lo mejor será que nos comemos y seamos objetivos. No me pareció justo que culpes a mi papá porque nunca hemos salido de aquí, si no lo hemos hecho es porque no hemos querido, porque no recuerdo cuando él nos haya dicho que no.
Y sí, tenía razón, él jamás nos dijo abiertamente que no, pero sí lo hizo. No quise discutir más con Marcos, no había caso. Me retiré del lugar y me fui a sentar solo y retirado de la casa, Cruz me siguió.
— Ronald, yo creo que deberíamos ir a buscarlos, aunque nunca hayamos salido de aquí, tenemos que vencer ese temor y arriesgarnos, Yo estoy preocupado por la niña, que tal sí...
— Vicente siempre ha cuidado de Viviana, él jamás permitiría que le pase nada, primero se haría matar. El sí sabe cómo ser un buen hermano.
— ¿Entonces que dices? Vamos a buscarlos o que?
— ¿Pero a dónde vamos a buscar? No sabemos para donde cogieron, te aseguro que si tú fuera ellos y decido escapar, no me iría cerca, me iría muy lejos para asegurarme de que no me encuentren.
Yo estaba afectado por eso, me sentía culpable y muy mal.
— Oye Ronald, ¿Quién es ese señor?
— No lo sé, pero hay que averiguarlo.
Ambos nos dirigimos a la casa, un hombre mayor acababa de llegar a la casa, y queríamos saber de quién se trataba.
— ¡Rafael! Sal ahora mismo y dame la cara.
El hombre se veía enfadado, lo escuchamos gritarle a nuestro padre y eso sí que nos extrañó, ¿Quién se atrevía a hablarle así a Rafael Alvarado?
— ¡Tú qué estás haciendo aquí! ¿Quién te dijo que podías parecerte en mi casa?
— Yo voy a donde me da la gana y tú no eres quien para prohibirle venir aquí. Si en todos estos años no he puesto un pie en esta tierra y no me he acercado a mis nietos, es para evitar conflictos contigo, te conozco y sé cómo eres, pero esta vez no me pienso quedar al margen, mis nietos están desaparecidos y todo esto es tu culpa.
— ¡Cállate! No te permito que vengas aquí a mi propiedad a cuestionarle, lárgate de aquí y no regreses nunca.
— No me voy de aquí hasta que te diga tus verdades, desde que pasó lo del accidente te volviste un amargado, alguien con el alma podrida, y has llevado tan lejos ese veneno que has infectado a tus propios hijos con él, ¿qué no te da vergüenza ser tan ruin y desalmado?
— ¿Hijos? ¿Tú te atreves a decirme que sin mis hijos? ¿Qué no sabes tú la verdad de las consecuencias que me dejó ese accidente que tú adorado hijo me causo?
— ¿De qué consecuencias estás hablando? A ti nada te paso, solo te arrancaste un testículo, el otro quedó perfectamente bien, los doctores dijeron que podías tener una vida normal como cualquier otro hombre, y mira, te convertiste en padre de cinco hijos, entonces no entiendo la razón de tu amargura y menos aún, la razón por la cual has maltratado a tus hijos de esa manera.
— ¡Mentira! Soy estéril, los exámenes dicen que jamás podría tener hijos, y estos que ves aquí, son producto de la infidelidad de la zorra que me conseguiste para mujer.
— ¿De dónde sacaste tal disparate? Nada de lo que estás diciendo es verdad, tú si puedes tener hijos, me lo dijo el mismo doctor aquella vez. Y te escogí esa mujer, porque sabía que esa familia es muy decente, esa muchacha jamás te haría nada de eso.
— ¡Mentira!
— ¿Por qué no vas y te haces unos exámenes para que te confirmen lo que te digo, ve y lleva a estos muchachos a practicar pruebas de ADN para ver si no son tus hijos?
Juro que escuchaba aquella discusión y mi cabeza estaba vuelta un lío. El hombre que nos crio, aquel que siempre había sido rudo y hasta cruel con nosotros, en realidad no nos consideraba sus hijos, esa era la razón por la cual nos trataba así, nos odiaba, él juraba que nuestra madre le fue infiel y que le hizo criar a los hijos de otro hombre, no, eso no era posible. Así que sin importarle nada, tuve que hacer la pregunta.
— Si tú sabías que no podías tener hijos, y de repente mi madre te dijo que estaba embarazada, no una, sino cinco veces ¿Por qué no dijiste nada? ¿Por qué decidiste callar y hacernos crecer bajo tu odio? ¿Por qué no le reclamaste?
— Me convenía que todos aquí pensaran que soy un hombre con una gran familia, los hijos dan estatus y respeto, y por eso me quedé callado, por conveniencia, era eso o que se supiera que soy estéril, medio hombre que no vale nada.
— Lo que yo pienso, es que aunque realmente resultes ser nuestro padre y que puedas tener hijos, seguirás siendo toda tu vida medio hombre que no vale absolutamente nada.
— ¡A mí no le hables así!
— Yo a usted señor, le hablo como se me dé la gana, pues ahora las cosas están muy claras entre nosotros.
Lo juro, estaba muy furioso, pero no intuí que mi hermano Marcos estuviera peor, de repente lo encuello.
— Ahora mismo iremos a donde sea que hagan esas pruebas, y de corazón, deseo que no seas nuestro padre.
Cruz también se sumó.
— ¿Dónde esta mamá? ¿Qué le hiciste? Ahora que las cosas están así, hasta pienso que la pudiste matar y engañarnos con que se fue con otro.
A ninguno se nos había ocurrido algo así, pero tenía sentido, así que los tres lo rodeamos y procedimos a indagarlo. Hasta que el anciano intervino.