Alexa Power, es una chica de espirtu libre, sin embargo, proviene de una familia rica, por lo que esta atada a un matrimonio arreglado, a sus 18 años fue a estudiar ecomomia en Estados Unidos es la unica libertad que se le consedio, a sus 23 tuvo que regresar a Inglaterra para casarse con un Empresario frio y calculador, que incluso envio a su mayordomo como apoderado y no asistio a su propia boda, ¿tendra esta relacion futuro?
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CAPÍTULO 07
Detrás de mí, escuche un estruendo, me detuve, no por el ruido, sino por qué sentí como, si algo me hubiera cortado, miré hacia atrás y vi que había muchos vibrios rotos, entonces sentí como algo caliente bajando por mi pierna, me miré la pierna, y efectivamente, tenía un corte y estaba sangrado, moví la pierna y me dolía.
Los empleados llegaron, y el mayordomo, se apresuró ayudar, parecía preocupado.
— Señora, ¿está bien?, esta sangrando, déjame ayudarla.
— Está bien, no es nada, solo deje que Helena me ayude a subir a mi habitación y traigame un botiquín, no es nada grave.
Helena se apresuró agarrame de un brazo, yo tomé las bolsas en una sola mano, y me ayudo a subir por las escaleras, ni siquiera hice el favor de mirar a ese energúmeno, ya que estaba segura que no estaba arrepentido de lastimarme, ni tampoco me interesaba que lo estuviese.
Subimos las escaleras, y despacio pasamos el pasillo hasta la habitación, Helena abrió la puerta y yo procedí a entrar, estaba destilando la sangre en todo el camino, ya en la habitación, puse las bolsas sobre la cama, me quite los tenis, le señalé a Helena por una toalla, cuando la trajo, me quite en pantalón, me envolví en la toalla, y me acosté encima de la cama boca abajo.
— ¿Sé ve muy profunda la cortada?
— Sí, Señora y sigue sangrando.
— Entonces toma otra toalla y átala sobre la herida para que disminuya el flujo de sangre.
Helena de inmediato hizo eso, el mayordomo tardo muy para venir, y me estaba siendo mareada, no puedo creer que me vaya a morir por ese imbécil, en ese momento alguien entró.
— Señora, el doctor está aquí, no se preocupe.
El doctor de inmediato, puso el botiquín sobre la cama, sacó unos utensilios y una jeringa, me puso una inyección, y procedió a sacar un vidrio que parece se me quedo incrustado, no estaba sintiendo nada, pero podía darme cuanta de todo, después de un rato logro sacar todo y después limpio el área, coció la herida, y puso un vendaje.
— Los puntos con hilo absorbente, tire que limpiar la herida una dos veces al día y no dejarla mojar, en varios días estará bien, le indique unos calmantes para el dolor y una crema para que cicatrice sin cicatriz.
Dicho esto el doctor se fue, yo me sentía muy enojada, de verdad que mala suerte tener que casarme con este loco, como un hombre adulto no puede controlar sus emociones, suspiré varias veces, el mayordomo salió y me quedé a solas con Helena.
— Señora, que puedo hacer para que esté más cómoda.
— Busca una pijama, de esas que parecen batas que tengo por ahí, y traérmela.
Me pare de la cama, en lo que Helena buscaba la bata, me quite el suéter y el brasier, Helena me paso la bata y me la puse, la herida era en el muslo trasero derecho, así que decidí dormir de lado.
— Pon esas bodas en el vestidor, y luego te puedes ir.
— Señora, ¿no quiere algo de cenar?
— No tengo hambre.
— Pero...
— Solo tráeme el desayuno temprano mañana.
La chica parecía preocupada, pero al final hizo lo que yo le pedí, puso las cosas en el vestidor, y salió de mi habitación, yo tomé mi celular de mi bolso, lo puse sobre la mesa de noche del lado de la cama donde iba a dormir, arregle la cama, y me acosté de lado, donde no pidió lastimarme dormitando.
En este momento después de acostarme, me dio deseos de llorar, por qué me sentí desamparada, en realidad el único que me ha desmesurado amor en mi vida es mi abuelo, es lamentable que él se halla ido de este mundo, y déjame así, sola, también está Fátima ella es mi única amiga, pero ella decidió quedarse a trabajar en Estados Unidos unos años.
Ahora estoy atrapada en un matrimonio con un hombre demente acostumbrado a solo hacer su voluntad y a manejar a todos los que están a su alrededor, por eso no puede soportar mi rebeldía, por qué todos bailan al son que él toca.
De repente escuché la puerta abrirse, debe ser Helena que volvió a traerme la cena, pero no quiero cenar.
— Helena, puedes salir por donde entraste no quiero cenar.
Paso delante de mí, no era Helena, era el loco, tomo una silla que estaba en la esquina de la habitación, la puso frente a mí, se sentó y me miró con esos ojos verdes, fríos que tiene.
— ¿No deberías llorar?
— ¿Por qué debería llorar?, ¿quién ha muerto?, ¿no me digas?, ¿voy a quedar viuda?
Su expresión se volvió amarga, no le gustaron mis palabras, ha, ha, ha, no me voy a quedar callada.
— Sí eres sumisa y obediente, te va a ir mejor, por qué no lo intentas.
— Por qué mejor, no sé divorcia de mí y me deja ir, y busca a otra para que sea sumisa y obediente, incluso la puede convertir en una esclava si es que ella quiere.
Comenzó a reírse como si le hubiera hecho algún chiste, yo también me comencé a reír, entonces mate su risa, no sé de lo que se ríe, pero aquí o reímos todos o lloramos todos.
— Nunca me voy a divorciar, y mucho menos después de que te atreves a humillarme, además yo pague mucho dinero a tu familia para tenerte, y hasta que no disfrute por lo que pague, no lo voy a soltar, así que hasta a la idea.
— Bueno, entonces viviremos en el infierno, por qué nunca voy a ceder sin luchar a nada.
Se paró de la silla, se colocó a mi lado, se inclinó, agarro algo de mi pelo, lo olió, parecía coló si mi olor lo volverá loco, por qué incluso sus ojos se volvieron más verdes, se quedó mirándome un corto tiempo, soltó mi pelo, se puso derecho, y me dijo.
— Solo tienes dos opciones, a las buenas o a las malas, la decisión es tuya, mejórate pronto.
Se dio la vuelta, camino hacia la puerta, la abrió, salió y la cerró detrás de él, no sé si quiere asustarme o no, lo único que se es que no tengo miedo.