En esta apasionante novela, "María" Gómez, una joven y talentosa periodista, se encuentra con un misterioso hombre llamado Alejandro, cuya sonrisa enigmática la deja sin aliento. A medida que se conocen mejor, María descubre que Alejandro esconde un secreto que podría cambiar su vida para siempre
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Confrontación
María se encontró cara a cara con Cindy, su corazón latiendo con fuerza. Alejandro yacía en el suelo, desmayado después de que Cindy lo golpeó cuando abrió la puerta.
El bebé estaba en la cuna, llorando desconsoladamente.
"¿Qué has hecho?", gritó María, su voz llena de rabia y terror.
Cindy sonrió, su rostro deformado por la locura.
"He hecho lo que tenía que hacer", dijo. "He protegido lo que es mío."
María se lanzó hacia Cindy, determinada a defender a su bebé y a Alejandro.
"No vas a lastimarlos", gritó. "No vas a quitarles nada más."
Cindy sacó un arma y apuntó a María.
"Si no me das al bebé, te mato", dijo.
María se negó a retroceder.
"Nunca te daré a mi hijo", dijo.
Cindy disparó, hiriendo a María en el estomago.
María gritó de dolor y cayó al suelo.
El bebé lloraba cada vez más fuerte.
Cindy se acercó a la cuna, dispuesta a tomar al bebé.
Pero María, a pesar de la herida, se levantó y se lanzó hacia Cindy.
"No", gritó. "No te lo voy a permitir."
La lucha fue intensa y brutal.
María luchó con todas sus fuerzas para proteger a su bebé.
Pero término desmayándose.
Cindy aprovechó y se llevó al bebé.
Alejandro se levantó, tambaleándose debido a la herida en la cabeza.
Vio a María desmayada en el suelo, con un balazo en el estomago.
"¡No!", gritó, su voz llena de desesperación.
Corrió hacia María y se arrodilló a su lado.
"María, despierta", dijo, sacudiéndola suavemente.
Pero María no respondió.
Alejandro se levantó y llamó a emergencias.
"Necesito una ambulancia", dijo, su voz firme. "Mi esposa sido herida de bala."
La operadora le pidió la dirección y Alejandro se la proporcionó.
"Por favor, vengan rápido", dijo.
Colgó el teléfono y se arrodilló nuevamente junto a María.
"Voy a encontrar a Cindy y recuperar al bebé", dijo. "No te preocupes."
Todo va a estar bien vamos a ser la familia feliz que éramos antes; se dijo a sí mismo.
María no respondió, pero Alejandro sabía que ella estaba luchando por su vida.
Se levantó y corrió hacia la puerta.
Tenía que encontrar a Cindy y recuperar al bebé.
No podía dejar que Cindy se llevara a su hijo.
La ambulancia llegó unos minutos después.
Los paramédicos y la policía entraron en la casa y se llevaron a María.
Alejandro les dio la dirección de Cindy y se fue detrás de ellos.
"Iré detrás de ustedes", dijo. "Tengo que encontrar a Cindy."
Los paramédicos asintieron y se fueron.
Alejandro corrió hacia su coche y se fue detrás de la ambulancia.
Estaba decidido a encontrar a Cindy y recuperar al bebé.
Alejandro condujo detrás de la ambulancia, su corazón latiendo con fuerza.
Sabía que María estaba en buenas manos, pero no podía sacar de su mente la imagen de Cindy huyendo con el bebé.
Tenía que encontrarla.
Tenía que recuperar a su hijo.
La ambulancia se detuvo en el hospital y Alejandro se estacionó detrás.
Corrió hacia la entrada del hospital y se encontró con los paramédicos.
"¿Cómo está María?", preguntó.
"Está estable", dijo uno de los paramédicos. "Pero necesita cirugía."
Alejandro asintió.
"Gracias",