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Capítulo 8
"La asistente siempre hace buenas elecciones", mencionó la Señora Romy abriendo la caja, ya que Mikkel no iba a hacerlo.
Un hermoso traje beige claro, y una fina camisa blanca.
"No me gusta el color, es muy claro", se quejó Mikkel apenas vio el traje.
Prefería los colores oscuros.
"Se verá muy bien en usted, intente probárselo", insistió la Señora Romy.
La asistente de Damen ya había traído un traje antes cuando Mikkel tuvo que asistir a un evento con su esposo, solo fue una vez, pero el traje era igualmente hermoso.
"¿Es necesario que vaya?", preguntó Mikkel con fastidio.
Si era posible, no quería ver a ese hombre quien era su esposo, no iba a arriesgar el dinero del divorcio.
"Claro que sí, son una pareja casada y deben presentarse como tal", explicó la Señora Romy.
"Pareja casada, todos saben que él tiene un amante, no me interesa, pero es molesto oír que hablen a mis espaldas", expresó Mikkel.
Si esto continuaba así, no tardaría en perder la paciencia con todos aquellos que hablaban mal de él.
No le importaba que ese hombre tuviera un amante o incluso hijos, solo le desagradaban los comentarios de esas personas hacia él.
"... Bueno, eso es verdad", dijo la Señora Romy apenada.
"... Aunque no falta mucho para que esto termine, ¿qué hay de los zapatos?", preguntó Mikkel.
La Señora Romy abrió la caja de zapatos, un hermoso par de zapatos color claro.
"Me veré como un fantasma con todo eso", comentó Mikkel.
Ya de por sí, el traje y camisa eran colores claros, y ahora los zapatos también.
"Se verá como un ángel", sonrió la Señora Romy.
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El alfa salió de la ducha exponiendo su cuerpo tonificado, secó su cabello apropiadamente, se vistió pulcramente con un traje oscuro, se colocó elegantemente el reloj y acomodó por último el anillo de bodas en el dedo anular de su mano derecha.
Damen tomó el elevador privado que conectaba a su penthouse y bajó hasta el estacionamiento.
"Buenas noches Señor Kamprad", saludó la asistente abriendo la puerta del auto y luego subió al asiento del copiloto.
El chófer condujo de inmediato en dirección a la casa de Mikkel.
"Espero que le hayas encargado que se mantenga callado", dijo Damen dirigiéndose a la asistente.
Mikkel era un omega muy reservado y sin gracia, era tedioso tener que presentarse ante las personas como una pareja casada.
"El Señor Hyde es atento, no hay necesidad de recordárselo de esa manera", expresó la asistente.
"Solo espero que esta noche acabe pronto", suspiró Damen.
Odiaba a ese omega, si no fuera por el contrato no iría a visitarlo a esa horrible casa cada tres meses, ni se presentaría con él en público, hubiera preferido acabar con él con sus propias manos.
El teléfono celular de Damen sonó interrumpiendo sus pensamientos, era Andrew quien llamaba.
"¿Qué sucede?", preguntó Damen.
[Solo estoy un poco triste, quería oír tu voz para sentirme más tranquilo], dijo Andrew con una voz lastimera desde el otro lado.
"No te sientas triste, me sentiré mal si lo haces, esto acabará pronto y te llevaré de paseo", habló Damen con una sonrisa.
[Está bien], respondió Andrew.
A Damen le gustaba la obediencia de Andrew, era fácil de complacer con algunos regalos y no ocasionaba problemas.
[¿Viste el comercial?], cuestionó Andrew.
"Por supuesto, te veías muy bien como siempre", dijo Damen.
[Me alegra mucho que te haya gustado, por cierto, tu madre me pidió que la acompañara a la fiesta, ¿no hay problema verdad?]
La madre de Damen quería mucho a Andrew, ella esperaba que ambos se casaran, y con lo sucedido con el matrimonio de Damen, se volvió más cercana a Andrew.
"No hay problema, eres su invitado", contestó Damen.
[Entonces, nos vemos en la fiesta, estaré más feliz al verte], dijo Andrew y cortó la llamada.
"Señor, ya llegamos", anunció la asistente al llegar a la casa de Mikkel.
Damen bajó del auto de mala gana para recoger al omega, ese era el protocolo.
"¡Ya están aquí!", gritó la Señora Romy quien vio salir al alfa del auto desde la ventana de la casa.
Mikkel bajó las escaleras desganado, no le gustaba el color del traje y además tenía que llevar el anillo de bodas puesto.
"Oh, vamos, sonría, se ve muy bien", sonrió la Señora Romy rociandole perfume a Mikkel.
Mikkel fue rociado con perfume en todas partes.
"Ya... Ya es suficiente, me ahogare en perfume", se quejó apartando con cuidado el frasco de perfume.
"Ahora esta mejor, me siento tan orgullosa", siguió sonriendo la Señora Romy. Mikkel era un joven muy amable y apuesto, y con el traje se veía más apuesto aún.
"Me haces sentir avergonzado, je je je", sonrió también Mikkel.
Ambos salieron por la puerta y vieron de inmediato al gran alfa que caminaba hacia ellos.
Un Alfa alto, de buen porte, irradiando seguridad, apuesto con una mirada seria y profunda, con el cabello oscuro como una noche sin estrellas y unos ojos color azul oscuro.
Era un hombre que atraía fácilmente las miradas, Mikkel se quedó viéndolo sin decir nada hasta que reaccionó.
"¡¿Por qué él si trae un traje negro?!", gritó señalando al alfa.
Si me dio weon, pobrecito el señor trabajando día y noche y durmiendo asi para que está p3rr4 se atreva a decir tales cosas, no si quiera merece una mínima parte de nada.