Emperatriz Tirana

Su plan había salido justo como quería, ahora el emperador se encontraba entre la espada y la pared con su madre furiosa. 

Mira Alise, quien le sonríe de inmediato, supo que todo fue un plan por parte de la chica.

— No puedo creer que me hayas decepcionado de esa manera — La emperatriz niega con la cabeza jamás pensó que su hijo, en quien confiaba que podría levantar el reino, le haría tal cosa como para otorgar el palacio que ella misma había encargado de hacer que construyeran a una simple concubina. 

Eso era inaceptable. 

— Madre. 

— ¡Te has pasado de la raya Jacob, como te atreviste a darle mi palacio a una simple concubina! — Grita Furiosa y Jacob no sabe cómo calmar a su madre — Te deje a cargo del reino porque pensé que serías capaz si hubiera sabido que me decepcionarías de esa manera le hubiera otorgado al trono a tu hermano. 

Este Aprieta los puños al rato escuchar las palabras de su madre, él ha hecho de todo para conseguir dónde está, incluso para no tener competencia, se había encargado de hacer que mandarán a su hermano a la frontera, quien ha estado fuera de casa por años. 

Pero, ahora no sabía qué hacer, no sabía cómo calmar a su madre porque está, estaba furiosa con él. 

— Madre — La voz solloza de Alise llamó la atención de ambos — N-no es culpa del emperador — Esta se levanta acercándose a la emperatriz mientras qué lágrimas brotan en su mejilla — Él solo fue seducido por las Concubinas. 

— Alise. — La emperatriz toma la mano de la chica — Debiste avisarme de esto hace tiempo, le hubiera dado una buena paliza hace tiempo, además no tienes por qué defender a ese idiota de mi hijo.

— N-no es culpa del emperador — Está limpia sus lágrimas aunque siguen cayendo una por una. Hasta a ella le sorprende la cantidad de lágrimas que tiene. 

— Jacob Hamilton — Alesna Voltea hacia su hijo enojada — Te ordeno ahora mismo, que sacas a esa concubina a rastras en el palacio ¡Ahora! 

— S-si madre. — No puede creer lo aterrador que es su madre cuando está enojada, mira Alise furioso, pero en este momento no puede hacer nada, Así que no tiene más opción que seguir la petición de su madre. 

— Espero que la próxima vez que visite a la emperatriz de ese reino la encuentre en el palacio donde merece estar, no en ese basurero. — Fulmina a su hijo con la mirada. — O conocerás lo que es realmente capaz de hacer tu madre. 

El emperador asiente, mirando como su madre se retira no antes de despedirse de Alise amigablemente, siempre supo que su madre tenía un gran afecto a esa mujer, pero nunca pensó que fuera hasta este punto. 

Ya cuando ambos estaban solo y tal como esperaba Alise, el emperador actuó rápidamente, tomándola de los hombros con fuerza. 

— ¡Lo hiciste a propósito, verdad maldita perra! — Grita furioso y como siempre esperaba que Alise se pusiera a llorar o disculparse como siempre lo hacía cuando él la trataba mal, pero esta vez definitivamente se había equivocado. 

— Suéltame ahora mismo, si no quiere que vaya atrás de su madre y contarle que querido hijo ha tomado varias concubinas sin. mi. Consentimiento. — puntualiza cada palabra enfureciendo al emperador. 

— Quién te crees para amenazarme. — Toma la chica con más fuerza, pero un dolor en la entrepierna le hizo caer de rodillas en suelo. 

La chica le había golpeado en su parte íntima, haciéndolo retorcer de dolor en el piso. 

— Creo que dónde estás te queda perfecto Emperador — Mira Jacob en el suelo de rodilla. — Estás de rodillas como el perro que eres. — Sonríe cruzándose de brazos, algo que enfureció más a Jacob, intenta levantarse, pero le era imposible por el dolor. 

— ¡Tu Maldita! — Gruñe adolorido. 

— Deberías agradecerme, gracias a mí todavía no estás hundido, ¿qué crees que pasaría si la ex Emperatriz supiera que su hijo ha roto las reglas que ella misma ha impuesto en ese reino? — Sonríe arrogante mirando el hombre que se encuentra en el piso. — No cree que porque me he quedado callada hasta ahora lo seguiré haciendo más adelante. 

Y hasta ahora no ha hablado, porque las adelante ella misma sabía que necesitara esas concubinas, la necesita para su usarlas, y de ninguna manera pensaba deshacerse de ella tan fácil, como dejarlas ir después de todo lo que le hicieron a la antigua de Alise. 

Tanto el emperador como sus concubinas merecen la muerte y ella misma se iba a encargar de matarlas una por una. 

Con el emperador muerto y todas esas Concubinas, el trono sería todo suyo, pero ese hermano que tiene Jacob, más adelante, podría ser un grande problema, aunque ahora no se encuentra en el reino, pero nadie le asegura que ese hombre no se meterá en su camino y ella no permitirá eso. 

Nadie tiene que meterse en su camino y quién lo haga no dudará en matarlos de inmediato.

— Así que agradéceme perro. — Sin dudarlo pone su pie en la mano de este que se encontraba en el suelo. — Es gracias a mí que estás dónde estás. — Ejerce fuerza mientras qué el emperador la mira con furia, pero nadie podría importarle. 

Ese perro estaba donde está, gracias Alise, porque el emperador junto a su hermano son gemelos y ambos tenían el derecho al trono, sin embargo, el ex Emperador puso una regla para que uno pudiera llegar al trono, quien tuviera más apoyo. 

Y como resultado, Jacob había utilizado Alise, ya que la familia de la chica es una de las familias más importantes después de la familia real, así obteniendo el apoyo de la familia de esta. 

— ¡Perra! — Grita furiosa no puede creer que esté siendo humillado de esa manera. 

— Para ser una perra, me necesitabas mucho no. — Se inclina hacia este tomándolo del mentón — Te voy a recordar algo su majestad. — Una sonrisa siniestra se forma en sus labios. — Recuerda muy bien, que sin mí, no eres nada, nada en comparado con tu hermano, no eres más que basura que se podría desechar. Así que quédate en el piso como el perro que eres.

Con el complejo de inferioridad de Jacob sabía que estás palabras atravesarían a ese hombre que tanto quiere destruir para lograr su objetivo.