¿Cómo inició? como para terminar de este modo. Frente al Archiduque Maximilian yacía la mujer que creyó muerta.
Aquella dama que todo el mundo creyó muerta. Pero ante la conmoción de todos en aquel banquete Imperial, la voz del principe heredero que no ocultaba su molestia frente a la situación resonó en todo el salón.
«¡¿Cómo te atreves?!»
Él era un hombre que estuvo en la guerra desde hace 15 años, pero lo que los sorprendía no era la cara del principe heredero lleno de un aura asesina, sino el niño pequeño que traía en sus brazos, uno que tenía su mismo cabello blanco.
Y para Maximilian la cara de la dama no era lo que él conocía.
Ella no podía ser Jadella, ella no podría ser su difunta esposa, ella no podía serlo, por qué la Jadella que él conocía... jamás lo miraría con tanto desprecio.
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UN PEDIDO
El hermoso rostro de Jadella yacía escondida entre sus rodillas, hace dos días que no se cambiaba su pijama y a penas si había probado bocado de la comida que Yair traía a diario.
Descubrió su rostro deprimido por la soledad y miró en dirección de los maniquíes que llevaban la ropa en conjunta que se supone iba a usar con su marido para el banquete de hoy.
El Emperador seguro regañaría a la familia Reiban por faltar al aniversario del gran Imperio de Ardama, pero no pasaría de un simple regaño.
En ese momento Yair volvió a entrar con una nueva bandeja de comida, estaba preocupado al ver a la Archiduquesa de ese modo. Dejó la bandeja sobre la mesa y se acercó a Jadella.
«mi señora, por favor, no debería estar deprimida»
«¿Y debería estar alegre por estar encerrada?»
«no quiero decir eso..., pero aunque sea debería comer debidamente»
«¿Para qué?, si de todos modos no voy a gastar mi energía»
«...» [Se ha vuelto muy negativa en tan solo días, pero el señor tiene la culpa, encerrar a su esposa sin decirle nada y sin preparación previa, supongo que la ha sorprendido demasiado]
Abrió la boca para decir algo después de su silencio, pero los gritos de los sirvientes se escucharon con: "señora, no por favor", "esta invadiendo propiedad de Archiduque sin su permiso"
Tan pronto como Yair volteó la mirada, una Leonor agitada y sudando un poco abrió bruscamente la puerta.
«¿Estas aquí?.... Jadella»
Yair se puso delante de su señora y puso su mano en el mango de su espada listo para desenvainar su espada en cualquier momento.
«¿Quién le dio el permiso de interrumpir en la mansión del Archiduque de ese modo?»
Los sirvientes alcanzaron a Leonor y al ver a Sir Yair se disculparon de inmediato.
«lo sentimos, la señora Leonor sólo corrió hacia el tercer piso»
«directamente hacia aquí»
Leonor y Yair se miraron como dos tigres en conflicto.
«¿Qué están haciendo con Jadella?, ¡¿Quién se atrevió a enviar una carta en su nombre?!, ¡Por qué esa carta que "supuestamente" envió a sus amigas no era de ella!»
«por favor madam, le suplico retroceda»
Leonor no se lo pensó dos veces para caminar hacia adelante con una mirada desafiante.
«¿Me matarás?»
«retroceda por favor»
«adelante, hazlo, apuñalame. Mi esposo y mis amigas saben que vine aquí»
«...»
«si desaparezco, todos sabrán dónde buscar, todos sabrán a quién acusar ante el Emperador y la Emperatriz»
Yair rechinó los dientes, a decir verdad, la Condesa Leonor de Turín era un oponente difícil incluso para el Archiduque Reiban debido a su gran poder monetario.
Él no pudo impedir a la Condesa Leonor pasar por su costado y llegar a la cama en dónde Jadella estaba con un aspecto deprimente y estaba cerca de llorar.
«por Dios, Jadella»
Corrió a abrazarla y Jadella lo recibió con gran alivio. Tanto como para llorar y humedecer el vestido de su amiga.
«pero, ¿Pero que te pasó?»
Leonor le dió palmaditas a la cabeza mientras miraba como una fiera la espalda de Yair.
«pensé que algo estaba mal, Jadella jamás nos enviaría una carta diciendo que se iría de viaje por meses de la nada, jamás»
Yair hizo una expresión de culpa.
«¿Tiene un sirviente autoridad para suplantar la voz y letra de su amo?, ¿Por qué tienen a Jadella en este estado?»
«...son órdenes de nuestro señor»
«¿Dónde está el Archiduque?»
«el paradero de mi señor no es asunto de la dama»
Leonor quería gritar de lo enojada que estaba, pero discutirlo con un simple caballero no arreglaría nada, debía hacerlo con el Archiduque en persona.
Sacó su pañuelo y con gentileza limpió el rostro de Jadella.
«tranquila, Jadella, yo estoy aquí»
Jadella la sujetó con más fuerza, por temor a que se fuera, a quedarse sola otra vez.
Estuvieron en esa posición hasta que Jadella quedó dormida en los brazos de Leonor, sólo entonces Leonor habló con Yair.
«me la voy a llevar a mi mansión»
«no puede hacerlo sin el permiso del Archiduque»
«entonces ¿Dónde está?»
«mi señor, ha salido de viaje y no se sabe cuando exactamente volverá»
«tch, bien, no poseo autoridad para llevarmela»
«...»
«pero si doy un buen dinero al codicioso Duque Horteira estoy segura que me ayudará con su autoridad de padre para sacar a Jadella de aquí. Tomará un poco de tiempo, pero al final sabes que la corte apelará a mi favor»
Yair oscurecio la mirada al verse acorralado, el Duque Horteira no era poderoso en el ámbito social, pero aún tenía autoridad sobre Jadella por ser su padre y sabía que lo que menos quería su señor era que el Ducado Horteira se metiera innecesariamente en este asunto.
«esta bien, sin embargo mi señor me ordenó no alejarme de ella»
***
Jadella despertó y se asustó a muerte al estar sola en su habitación, se sentó sobre su cama y poco después su luz abrió la puerta de su habitación.
«Jadella, ¿Ya despertaste?»
«...Leonor»
En ese momento Karolina y Lourdes también entraron.
«Jadella ¿Estás bien?»
«Jadella ¿Tienes hambre?»
Jadella quería llorar al verlas ahí, en verdad, el sólo verlas la llenaba de una paz que jamás hubiera creído que era posible sentir.
«lo siento»
Sus tres amigas la miraron sin comprender muy bien porque se Jadella se disculpaba.
«Las hice preocupar y Leonor estuvo en peligro por mi culpa cuando está a mitad de gestación, ¡De verdad lo siento!»
Leonor se acercó con una mirada complaciente tendiéndole la mano.
«Logré conseguir sacarte de aquí, vienes a mi mansión»
Jadella ni lo dudó para tomar la mano de Leonor y ella la sujetó con fuerza ayudándole a levantarse de aquella deprimente cama.
Se paró y sin soltar la mano de Leonor salió de aquella habitación en pijamas, pasando por aquel pasillo, pasando por aquel cuadro de bodas.
A pesar de que solo le dio una mirada fugaz, pudo ver que los colores vivos del cuadro que en un principio la llenaron de gran alegría, ahora no eran más que colores opacos que la deprimían.
***
Al llegar a la mansión de la Condesa Leonor, el Conde regañó a su esposa ni bien la vio cruzando la puerta.
«Leonor, te dije que no salieras sin mí ¿Y eso es lo primero que haces?»
«Pero-»
«sé que estabas preocupado por la Archiduquesa, pero entiende que estás embarazada y fue muy peligroso, casi me da taquicardia cuando me enteré de que saliste a la mansión del Archiduque»
«lo siento»
El Conde suspiró resignado para finalmente sentarse en el suelo.
«¿Que-querido?»
«que bueno que estás bien, estoy tan aliviado que perdí las fuerzas de mis piernas»
Leonor se acercó y arrodillándose para estar a su altura lo abrazó.
«en verdad lo siento, no lo volveré a hacer»
«por favor promételo. Yo me encargaré en tu lugar si es tan importante»
«Está bien Lucían»
Jadella mirada a la pareja con ternura y algo de celos, después de todo, su marido no era como el Conde.
El Conde Lucían era bastante conocido por su carisma y gran apariencia, esos atributos lo llevaron a ser el más rico en todo el Imperio solo siendo superados por el Palacio Imperial.
Se acercó inclinándose ante el Conde.
«Lo siento, fui una molestia y un riesgo para Leonor»
El Conde Lucían la vio más delgada de lo normal y con una mirada seria le dijo:
«es cierto que fuiste un peligro para mi esposa y mi hijo»
«lo siento»
«pero no eres una molestia Jadella»
«¿Huh?»
Las pupilas de Jadella se dilataron con lágrimas al ver la sonrisa de Lucían.
«eres una preciosa amiga de Leonor, al igual que la señorita Lourdes y la Baronesa Karolina, ninguna es una molestia»
«...»
«te ayudaré como me sea posible sólo por eso, aunque quisiera que Leonor ya no hiciera cosas tan arriesgadas»
«sniff... gracias»
Jadella se trataba de limpiar las lágrimas mientras escuchó la pregunta de Lucían.
«¿Qué quieres ahora?, supe que el Archiduque... Se fue»
Jadella mordió sus labios frustrados, no entendía nada y si no presionaba a su esposo, tal vez jamás se enteraría y no pensaba esperarme más. Ya había esperado lo suficiente.
«por favor Conde, preparé los papeles de divorcio para mi»