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Cuando Abrió Los Ojos, Descubrió El Amor

Cuando Abrió Los Ojos, Descubrió El Amor

Status: Terminada
Genre:CEO / Amor-odio / Amor eterno / Enfermizo / Completas
Popularitas:208
Nilai: 5
nombre de autor: Luciara Saraiva

La puerta chirrió al abrirse, revelando a Serena y a la enfermera Sabrina Santos.

—Arthur, hijo —anunció Serena—, ha llegado tu nueva enfermera. Por favor, sé amable esta vez.

Una sonrisa cínica curvó los labios de Arthur. Sabrina era la duodécima enfermera en cuatro meses, desde el accidente que lo dejó ciego y con movilidad reducida.

Los pasos de las dos mujeres rompieron el silencio de la habitación semioscura. Acostado en la cama, Arthur apretó los puños bajo la sábana. Otra intrusa más. Otro par de ojos recordándole la oscuridad que lo atrapaba.

—Puedes irte, madre —su voz ronca cortó el aire, cargada de impaciencia—. No necesito a nadie aquí.

Serena suspiró, un sonido cansado que se había vuelto frecuente.

—Arthur, querido, necesitas cuidados. Sabrina es muy experta y viene con excelentes recomendaciones. Dale una oportunidad, por favor.

NovelToon tiene autorización de Luciara Saraiva para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 10

Sabrina sintió el cuerpo pesar sobre el colchón, el llanto viniendo en ondas dolorosas. Las palabras del abogado resonaban en su mente: homicidio, detención preventiva, pruebas desfavorables. Su padre, un hombre que ella amaba, acusado de algo tan brutal. Era una realidad cruel, imposible de asimilar. La rabia y la irritación con Arthur, todo parecía insignificante ante la angustia que la consumía en aquel momento.

Ella se levantó, los ojos hinchados, y caminó hasta la ventana. La ciudad allá afuera parecía indiferente a su dolor. ¿Cómo era posible que su padre estuviera viviendo una pesadilla tan grande? Él siempre fue la roca de la familia, el ejemplo de honestidad y trabajo. La idea de que él pudiera pasar un día más siquiera en la prisión era insoportable.

-- Necesito hacer algo, ella susurró para sí misma, con la voz embargada, -- ¿Pero por dónde debo comenzar? ¿Y cómo comenzar?

La necesidad de actuar la impulsaba. ¿Pero qué? Ella no tenía recursos financieros para contratar detectives particulares, y el abogado ya estaba haciendo lo que podía. Necesitaba algo que solo ella, como hija, podría encontrar. Algo que la fiscalía no había visto, o que había ignorado.

Sabrina sabía que su Almeida era amigo hacía muchos años de su padre Joseph. Ellos vivían en un conjunto de pequeños apartamentos en el suburbio de la ciudad, un apartamento al lado del otro. Ella siempre quiso traer a Joseph para vivir con ella, pero él nunca aceptó, alegando que le gustaba vivir solo. En el día del crimen, su Almeida fue encontrado muerto por personas que residían allí con Joseph al lado del cuerpo sosteniendo un cuchillo cubierto de sangre... Y eso tornó la vida de Sabrina en un tormento desde entonces.

Ella tomó el celular y llamó a Vitor. Las lágrimas insistían en caer en los ojos de Sabrina y ella esperaba a alguien para que la consolara. Tras innumerables intentos, ella desistió. Vitor no le atendió. Cuando ella pensó en guardar el celular encima de la cómoda, una llamada la hizo sobresaltar asustada. Era Arthur...

Ella suspiró profundamente antes de atender.

-- Aló, enfermera. ¿Dónde está mi remedio de gripe? Necesito tomar un comprimido ahora. Estoy estornudando mucho y mi nariz está escurriendo.

Sabrina escuchó todo lo que él había dicho, pero no respondió, solo intensificó sus sollozos.

-- ¿Enfermera? -- Arthur preguntó con la voz un poco más mansa. -- ¿Estás emocionada por oír mi voz? Yo sabía que ibas a sentir saudades de mí, pero no es para tanto.

-- No te sientas el rey del universo. Tú no sabes lo que ha pasado conmigo. ¿Pero por qué me has llamado? Estoy en mi horario de descanso... Lo que necesites tienes que hablar con tu enfermera que está en la mansión. Ahora tengo cosas importantes para hacer, hasta luego.

Sin hesitar, Sabrina colgó el teléfono. Arthur al otro lado de la línea quedó perplejo y bastante irritado.

-- ¿Quién esa mujer piensa que es? ¿Cómo se atreve a colgar el celular en mi cara?

Arthur insulta a Sabrina por varios nombres.

La furia aún hervía en Arthur mientras él extendía la mano en busca de su smartphone. Por ser ciego y acamado, su aparato era adaptado con recursos de accesibilidad avanzados, cuidadosamente configurados por Tobias; su asistente. Él no necesitaba ver la pantalla; la voz nítida del lector de pantalla lo guiaba.

-- Teléfono, él comandó en voz alta, y la voz sintética respondió: -- Aplicación teléfono abierta.

Arthur movió el pulgar sobre la pantalla, sintiendo las vibraciones sutiles y oyendo al lector de pantalla anunciar los nombres de los contactos. Él podría haber usado un comando de voz más directo, como "Llamar a Tobias", pero la rabia lo impulsaba a interactuar más activamente. Sus dedos, entrenados por la práctica diaria, encontraron el icono de contactos.

-- Contactos, la voz anunció. Él deslizó el dedo nuevamente, y la voz comenzó a listar en orden alfabético: "Abigail... Ana... Arthur..."

Cuando la voz dijo "Tobias", Arthur dio un doble toque rápido en la pantalla, una acción que confirmaba la selección. Casi que instantáneamente, el teléfono vibró, indicando que la llamada estaba siendo hecha.

-- ¡Tobias! Arthur vociferó en el momento en que oyó el clic que señalizaba que la llamada había sido atendida, la voz cargada de furia e incredulidad.

-- Necesitas investigar a alguien.

Él mal esperó al asistente responder. -- Investiga a mi nueva enfermera, Tobias. ¡Ella simplemente colgó el teléfono en mi cara! ¡En mi cara, Tobias! ¿Quién ella piensa que es? Yo soy Arthur, el dueño de esta mansión, heredero del grupo Maldonado. ¡Ella me trató como si yo fuera un cualquiera!

Hubo una pausa, el sonido sofocado de Tobias intentando disculparse o intervenir, con una punta de admiración por Sabrina. Ella realmente era valiente por contrariar al CEO billonario.

-- ¡No quiero saber de disculpas! ¡Yo quiero que tú la encuentres! ¡Descubre dónde ella está y lo que está haciendo! Y si ella está con aquel tal del novio, yo quiero saber de cada detalle. Esa insolencia no va a quedar impune. Yo pago el salario de ella para servirme, no para despreciarme. Quiero informe completo, Tobias. Y si ella está tramando algo, tú me avisas inmediatamente. Yo voy a hacer que esa mujer se arrepienta de haber nacido.

Arthur respiró hondo, intentando controlar la rabia que lo consumía. -- Y tiene una cosa más... No quiero saber de nada por teléfono, ven aquí a mi casa cuando estés con lo que he pedido.

Él cerró la llamada con la mano temblando de indignación. Sabrina había tocado un nervio sensible, y Arthur no toleraba ser desafiado. La mansión, que antes parecía un refugio, ahora parecía pequeña de más para su furia.

Una hora después, Tobias llegó a la mansión. Él ya había terminado lo que Arthur había pedido.

-- Buenas tardes, señor Maldonado. Traje las informaciones que me ha pedido.

-- Qué óptimo. Lea para mí todo lo que ha descubierto sobre mi enfermera.

-- Su nombre completo es Sabrina Santos, natural de esta ciudad. Tiene 27 años y es huérfana de madre.

Arthur quedó muy sorprendido al escuchar la edad de Sabrina. -- ¿Ella tiene 27 años? La voz de ella es parecida con mujeres más viejas. Estoy muy sorprendido, pensaba que realmente era una mujer de edad.

-- Sí, señor Maldonado. Ella tiene 27 años y es huérfana de madre y su padre está preso por homicidio. Ella es enfermera hace cinco años trabajando en varios hospitales por la ciudad y vive sola en el centro de la ciudad, en un pequeño apartamento. Hace dos años que es novia del médico Vitor Alves, de 33 años. Y yo descubrí señor Maldonado que él tiene una involucración amorosa con su asistente, Solange Araújo, de 23 años de edad. Por lo que descubrí, la señorita Sabrina no sabe de nada. Ella gasta su tiempo trabajando, cuidando de sus pacientes y ellos no se ven con frecuencia. Tal vez eso haya contribuido para que el médico se sienta solitario y acabase involucrándose con otra persona.

-- Entonces yo estaba cierto. Ese doctorcillo traicionó a la enfermera, -- su tono de voz transbordaba escarnio. -- Y ella pensando que él es una persona de confianza. Es por eso que no novio. Si es para tener involucración con otras personas, es mejor vivir soltero que quedar engañando y traicionando... ¿Cómo será que ella va a reaccionar cuando descubra que el noviecito que ella tanto tiene orgullo la traiciona con la asistente de él? Qué patético, ese hombre. Nada justifica una persona traicionar a la otra, si no está más funcionando, es mejor terminar y así arreglar otro alguien. Ese médico es un mal carácter mismo. Con certeza no tiene solo esa asistente no.

Tobias observaba atentamente las expresiones de su jefe. Arthur nunca había hablado tanto de alguien como hablaba sobre la enfermera.

-- Señor Maldonado, ¿desea que yo investigue algo más?

Arthur quedó en silencio por un tiempo, pero luego respondió: -- Sí, yo quiero. Investigue más a fondo sobre el padre de ella. Descubra si es verdad que él cometió ese crimen. Y también descubra lo que ese médico esconde. Puede tener certeza que existen más mujeres en la vida de él.

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