Juro Nunca Amarte

...10 años después ....

Una hermosa señorita de cabellos dorados como el sol, tan sedoso cómo un velo frágil dejaba caer con elegancia su larga melena que le llegaba a la cintura de su esbelto y sexy cuerpo, salia del aeropuerto con maleta en mano. Su rostro era muy exquisito y hechizante, tan pálido como la nieve y perfecto como una muñeca de porcelana, que era imposible no enamorarse de ella primera vista, la multitud no dejaba de verla y admirar su belleza, parecía una diosa del Olimpo.

El vestido vino con tirantes y escote en la espalda se ceñía muy bien a su cuerpo curvilíneo, con esos tacones número 7 apresuraba sus pasos hacia la salida mientras conversaba por el teléfono.

"Si papá, estoy saliendo del aeropuerto, nos vemos en casa, besitos".

Después de 10 largos años estoy de vuelta, es una sensación extraña, por mi no volvería pero mis padres me obligaron a volver ya que tienen algo importante para mí y se negaron a decirme por teléfono.

Con 26 años de edad y dos carreras universitarias no ejercidas, me la paso viaje y viaje por el mundo, no soy la misma de antes me convertí en una princesita de papi y como soy hija única me dan todo lo que quiero, del dinero vivo despreocupada ya que mis padres tienen mucho y un patrimonio muy sólido.

Algo en mi se rompió aquel terrible día años atrás y jamás volví a ser la misma. Para bien o para mal me quitó las ganas de conquistar el mundo.

Después de cumplir 18 años exigí a mis padres comprarme un depa, para hacerme independiente, ya que no quería seguir molestando a mis tíos, a parte que me tenían muy controlada y eso me llegó aburrir.

Iba tan sumergida en mis pensamientos removiendo la dolorosa causa por el que me marché de mi ciudad cuando choqué con un pecho bien duro.

'Ese olor'

Mis fosas nasales fueron invadidas por un perfume amaderado con una mezcla cítrica, ese olor jamás lo olvidaría. Mi corazón se contrajo y me aparte a prisa.

"Disculpe no lo miré". Dije sin atreverme a mirarlo.

"Ten más cuidado" respondió con un voz profunda y entonces decidí verlo a la cara.

Esos ojos verdes eran tan familiares, su rostro exquisitamente serio me escudriñaban.

"Lo siento".

Sólo dije esas 8 letras y salí a prisa, con el corazón golpeando mi pecho a toda prisa.

Me subí a un taxi y me dirigí a mi casa.

"Óh Dios, ¿A caso era ese tipo?, ¡imposible, hombres guapos de ojos verdes abundan como lacras, y ese perfume barato abunda por todo lado". Me consolé.

Mi corazón temblaba de la sola idea de volver a ver al desgraciado que destruyó mi vida.

Llegué a casa y mis padres y me recibieron con mucha alegría.

Subí a mi habitación y me di una ducha, luego desempaqué, me detuve a ver el lugar con asombro ya que todo estaba igual como hace 10 años.

Después de la cena mis padres charlaron conmigo.

"Hija, la razón por la que queríamos verte, es porque te arreglamos un matrimonio".

Dijo mi padre sin pelos en la lengua. De frente a mi yugular. Mis ojos se abrieron de sopresa incrédula ante tal desfachatez.

"¿A caso estas jugando conmigo? ¡Papá!, estamos en pleno siglo 21 y aún sigues con esas feas costumbres?".

Reclamé enojada, sin dejar de verlo a los ojos desafiandole.

"Amor, no te enojes, el chico con quien vas a casarte es un buen partido, es el hijo menor del mejor amigo de tu padre, se conocen desde la primaria".

"¡No me importa si se conocieron desde el vientre de sus madres! ¡No pueden hacerme esto!".

"Hija, todos estos años te hemos complacido y malcriado, ¿podrías ahora complacernos con esta única petición?".

Las manos de mi padre viajaron hacia las mías implorando que me case.

"¡Y que si no lo acepto!, ¿Me votarán de la casa?".

Hubo un pequeño silencio en la mesa y mi mamá empezó a hablar, estaba un poco molesta.

"Si no aceptas, nuestra empresa se irá a la quiebra, necesitamos una fuerte inversión, además tu padre no está bien de salud, ¿quieres verlo morir junto a la fábrica?."

Disparó mi madre dejándome helada. Jamás imaginé que la empresa estaba atravesando una fuerte crisis financiera y que mi padre estaría enfermo.

"Luisa, no digas más, si ella no quiere no insistamos".

"Pero cariño, esa es la única condición que pidió Elsa, que desembolsarian el dinero si Katt se casaba con su hijo".

Agregó mi madre entre lágrimas.

Me sentí entre la espada y la pared, a la ves envuelta en enojo, yo era su última pieza para pasar la crisis.

Al ver a mi papá me dolió el corazón, el se había acabado las manos en nuestra empresa y verlo tan necesitado y triste me hicieron tomar valor para sacrificarme. Apreté los puños y dije.

"Está bien".

Ni bien oyeron la afirmación sus rostros se iluminaron.

"¡Perfecto! esa es mi nena" halagó mi madre "No te vas a arrepentir, tu futuro esposo es muy guapo".

Sólo hice una mueca de disgusto, al ver a mi madre pintarle rosas a ese desconocido.

"¿Y cómo se llama ese tipejo?".

"Daniel Frost Samaniego, CEO de "Fragantis".

Dijo mi padre con orgullo. Al oír esa confesión mi sangre se enfrió y por ende mi corazón se detuvo.

Esa noticia fue como una gran rayo cayendo directamente hacia mi sin previo aviso.

"¡Jamás, no quiero! "Grité horrorizada.

Mis padres se sorprendieron a ver mi cara de espanto.

"¿Qué sucede?" cuestionó mi padre".

"Es que ese idi"... estuve a punto de confesarle que ese tipo me desvirgó por una puesta... "No me gusta su nombre".

Fue la primera excusa tonta que se me vino a la mente y mis padres empezaron a reír.

"Cariño, no seas infantil, además te tocó una buena suegra, ella está encantada contigo, ¿A caso no recuerdas a la Tía Ela?".

Dijo mi madre con agrado.

"No se ni me interesa" Bufé enojada. "¡No me casaré!".

"Pero si acabas de aceptar" Mi madre caminó hacia mi y entrecerró los ojos "¿A caso nos ocultas algo?"

Desvíe mi mirada, aún sentía vergüenza y no me atreví a contarle lo sucedido hace 10 años y me excusé mintiendo.

"Leí que ese Señor es muy malo y no quiero ser su esposa".

"Son sólo chismes Katt", agregó mi padre muy sereno.

"No Quiero" Estuve haciendo un berrinche y mi madre perdió la paciencia.

"¡Ammy!, si no aceptas cancelaré todas tus tarjetas".

Llamarme por el diminutivo de mi segundo nombre sólo significaba que estaba realmente furiosa, me estaba amenazando, y eso si me estaba preocupando ya que dependía del dinero de mis padres y no había trabajado en mi vida.