 
                            La General vuelve al pasado decidida a cambiar el futuro de su reino..
El mundo mágico también incluye las novelas 
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para  Lilith
3) La identidad secreta del duque 
4) Revancha de época 
5) Una asistente de otra vida 
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora 
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi 
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa 
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
23) Ya te olvidé
24) Dulce Prisión
25)Secretos de una poción 
26) La venganza de Leia
** Todas novelas independientes **
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Emperador
Despues del combate, Alexandra se marchó con sus hombres hacia una pequeña posada en las afueras del ducado. el duque Fairfax había dicho que la llamaría cuando el emperador estuviera dispuesto a recibirla, y hasta entonces no quedaba más que esperar.. la posada era sencilla, pero limpia, con vigas de madera y un gran fuego en el centro del salón. los aldeanos del imperio los miraban con curiosidad, algunos con respeto, otros con desconfianza. Aragon era pequeño, casi insignificante frente al imperio de oro, y se notaba en cada gesto, en cada mirada.
al día siguiente, Alexandra decidió recorrer el pueblo. caminó por las calles empedradas, observando los canales de agua limpia, los molinos de viento que giraban con gracia, los mercados llenos de frutas exoticas y las maquinas que nunca había visto antes, con engranajes de bronce y vapor saliendo de sus costados.
los niños corrían riendo con pequeños artefactos de madera que se movían solos, y los soldados entrenaban con armas ligeras hechas de un metal que Alexandra no reconocía.
por primera vez en mucho tiempo, sintió algo parecido a la envidia.
—miren esto —dijo uno de sus capitanes, Ronald, mientras señalaba una lámpara que brillaba sin fuego— dicen que estas luces funcionan con magia… ni siquiera necesitan aceite.
Alexandra asintió en silencio, observando el brillo dorado que salia de las lamparas imperiales. magia y ciencia mezcladas, unidas, mientras en su reino aún usaban antorchas y muros de piedra.
recordó entonces algo que su abuela Anastasia le había dicho cuando era niña, una tarde junto al lago del castillo..
[que hace años atrás el emperador logro unir a los reinos de plata, creando algo más grande que ellos mismos. se convirtieron en el imperio de oro. no por su poder, sino porque aprendieron a dejar el orgullo y trabajar juntos.]
Alexandra apretó el puño suavemente. ahora comprendía de qué hablaba su abuela.
Lograr que se unieran que tuvieran una visión compartida, era lo que había hecho al imperio tan fuerte.
y ella, con todo su orgullo, con su necedad de enfrentar el mundo sola, había llevado a Aragon a la ruina una vez.
miró hacia el horizonte, donde se alzaban las torres del ducado Fairfax, y murmuró para sí misma— esta vez… no cometeré el mismo error.
sus hombres la observaron en silencio, sin entender del todo sus pensamientos. pero Alexandra, mientras caminaba entre la gente del imperio, sabia que ese viaje no solo era para buscar una alianza…
era para aprender como salvar su reino antes de que fuera demasiado tarde.
dos dias despues, cuando el sol apenas se asomaba entre las torres doradas, sir Haden llegó a la posada donde se hospedaba Alexandra. entró sin anunciarse, su armadura impecable brillando con cada paso.
sir Haden: su excelencia, el duque Fairfax, solicita su presencia.. debe venir sola.
los hombres de Alexandra se pusieron de pie al instante.
Ronald: sola? eso no suena bien.
Alexandra: está bien.. si el duque lo pide, iré.
Ivan: mi señora, no sabemos qué planea ese hombre.. puede ser una trampa.
Alexandra: si fuera una trampa, no me lo pediría con tanta cortesía.
y sin más, tomó su capa azul y siguió a sir Haden por las calles empedradas del ducado.
caminaron largo rato, hasta llegar a una gran explanada rodeada de columnas blancas. allí, en el centro, vio a Caleb Fairfax, de pie, con los brazos cruzados, conversando con un hombre alto, de cabello cano, ojos azules intensos y una insignia dorada imperial sobre el pecho. llevaba una capa roja que se movía con el viento, y aunque no tenía corona, Alexandra sintió de inmediato su autoridad.
no necesitó que nadie lo presentara.
sabía perfectamente quién era.
el mitico emperador Vitorio Volt, el hombre que había unificado los reinos de plata para formar el imperio de oro, el mismo que gobernaba sobre tierras, mares y magia.
Alexandra dio un paso al frente y se inclinó con reverencia.
Alexandra: su majestad imperial… es un honor.
Vitorio Volt sonrió con una calma que imponía respeto
Emperador: así que tú eres Alexandra Aragon.. nieta del gran archiduque y general Aragon.
Alexandra: conoció a mi abuelo, su majestad?
Emperador: sí.. luché junto a él en la frontera de Orvelia, e incluso en algun momento fui príncipe de las Arenas.. hace muchos años.. él me ayudo cuando aun no era emperador, era un hombre valiente, testarudo… y leal hasta el final. veo que la sangre de los Aragon aún conserva esa mirada.. y por eso vine a escucharte..
Alexandra: él siempre habló con respeto del imperio, su majestad.
Vitorio Volt asintió lentamente..
Emperador: entonces en honor a su memoria, apoyaré la alianza con Aragon, siempre y cuando tu reino demuestre que puede fortalecerse por sí mismo. la ayuda imperial no es un regalo, princesa, es un pacto entre iguales.
Alexandra: lo entiendo, y le agradezco profundamente su confianza, su majestad.
mientras tanto, el duque Fairfax, que había permanecido en silencio hasta ese momento, soltó una leve carcajada.
Duque: una alianza con un reino que ni siquiera puede mantener sus defensas en pie… curioso, majestad..
Vitorio Volt giró la mirada hacia él, y por un instante, el aire pareció detenerse.
Emperador: Jinete Fairfax.. si consideras tan débil al reino de Aragon, entonces te encomiendo su fortalecimiento.
Caleb se enderezó, sorprendido
Duque: su majestad, con todo respeto, yo no..
Emperador: no hay “no” para un emperador, Jinete.. harás que Aragon se vuelva más fuerte. enséñales a defenderse, a resistir, y a luchar sin depender de la magia.
el duque apretó la mandíbula, claramente frustrado, pero no se atrevió a replicar.
Alexandra, por su parte, lo miró con una mezcla de sorpresa y satisfacción contenida.
Emperador: cuando crea que están listos, regresarás al imperio y hablaremos de una verdadera alianza.
Alexandra: lo haré, su majestad..
Emperador: tu abuelo estaría orgulloso de ti, princesa. no desperdicies esta oportunidad.
cuando el emperador se alejó con su guardia, Caleb la miró de reojo, con expresión resignada.
Duque: felicitaciones, princesa.. acabas de convertirte en mi nueva carga.
Alexandra: no te preocupes, duque… prometo no hacerlo fácil.
Duque: de eso no tengo duda.
 
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                    