Una noche. Un desconocido. Y un giro que cambiará su vida para siempre.
Ana, una joven mexicana marcada por las expectativas de su estricta familia, comete un "error" imperdonable: pasar la noche con un hombre al que no conoce, huyendo del matrimonio arreglado que le han impuesto. Al despertar, no recuerda cómo llegó allí… solo que debe huir de las consecuencias.
Humillada y juzgada, es enviada sola a Nueva York a estudiar, lejos de todo lo que conoce. Pero su exilio toma un giro inesperado cuando descubre que está embarazada. De gemelos. Y no tiene idea de quién es el padre.
Mientras Ana intenta rehacer su vida con determinación y miedo, el destino no ha dicho su última palabra. Porque el hombre de aquella noche… también guarda recuerdos fragmentados, y sus caminos están a punto de cruzarse otra vez.
¿Puede el amor nacer en medio del caos? ¿Qué ocurre cuando el destino une lo que el pasado rompió?
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Capítulo 6 – Su rostro en mi memoria
punto de vista de Lian
Desde el primer segundo en que vi su rostro, supe que no era una coincidencia.
Esa mirada… esa forma de pararse, de evitar mi contacto visual por unos segundos demasiado largos.
La conocía. No podía ubicar el cuándo ni el cómo con precisión. Pero lo sabía. Mi instinto rara vez se equivoca.
El nombre Ana Camargo ya me había resultado familiar al leer la propuesta, pero pensé que era una coincidencia. Algo en mi subconsciente pareció encenderse cuando lo vi, pero no le presté atención. Hasta que la vi entrar por esa puerta.
Y entonces todo se activó.
Como si una parte de mí hubiera estado dormida durante meses y al verla despertara de golpe.
Esa mujer…
Era ella.
Tenía que serlo.
Su mano tembló cuando la estreché. Sus pupilas se dilataron. Intentó disimular, pero sus gestos la traicionaban. Esa clase de reacción no se da con un desconocido cualquiera.
Y aunque intenté mantenerme sereno durante la presentación, no podía dejar de observarla.
Había algo más allá de la familiaridad.
Una tensión en el aire. Un magnetismo que no podía explicar.
Cuando nos quedamos a solas, le hablé solo por confirmar lo que ya empezaba a sospechar.
Pero su respuesta me dejó intrigado.
"¿Nos hemos visto antes?", me preguntó.
No con seguridad. No con acusación. Sino con esa mezcla de duda, miedo y… algo más.
Quizá también estaba recordando.
Quizá temía que yo ya lo hubiese hecho.
¿Pero qué pasó aquella noche?
No soy de los que pierden el control. Y sin embargo, esa noche, en México, algo me sacudió.
Fue una noche distinta a cualquier otra.
Recuerdo luces tenues, una risa suave, una mujer que me abrazó como si el mundo se acabara al amanecer…
Y luego, nada.
Nunca supe su nombre.
Nunca supe si fue real o producto del alcohol, del cansancio o de mi desesperación por escapar de esa vida de responsabilidades por una noche.
Pero ahora, al verla… todo cobra sentido.
Ella fue esa mujer. Tiene que serlo.
No pude evitar observarla con más atención.
Llevaba ropa holgada. Su rostro estaba más pálido de lo que esperaba. En momentos parecía sostener el vientre como si lo protegiera. Y entonces, una posibilidad se encendió en mi mente como un rayo.
¿Y si...?
No.
Es una locura.
¿Pero y si no lo es?
Tal vez no quiero admitir lo que mi instinto me está gritando, pero algo me dice que esta mujer lleva más secretos de los que aparenta.
Y si mi corazonada es cierta… entonces, todo cambia.
De vuelta en el coche, aún no podía quitarme su imagen de la cabeza.
Tenía que saber más. Ya no era simple curiosidad. Era necesidad.
—Lucas —le hablé a mi asistente desde el celular—, necesito que averigües todo lo que puedas sobre una persona.
—Nombre —respondió él sin vacilar, como siempre.
—Ana Camargo. Vive en Nueva York. Estudia arquitectura en la Universidad Estatal. Empezó hace poco más de seis meses. Quiero saber de dónde vino, por qué vino, con quién vive, historial médico si es posible, todo. Lo más pronto que puedas.
Hubo un breve silencio.
—¿Algún límite?
—Ninguno —dije con frialdad—. Discreción absoluta. Y rápido.
—Entendido.
Colgué sin más.
Porque si Ana Camargo es quien creo que es…
…entonces esta historia apenas comienza.