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El Omega Quiere Venganza

El Omega Quiere Venganza

Status: En proceso
Genre:Romance / CEO / Posesivo / Omegaverse / ABO / Fantasía LGBT
Popularitas:37.9k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Wang Chao

Keiran muere agotado por una vida de traición y dolor, solo para despertar en el mundo del libro que su único amigo le regaló, un universo omegaverse donde comparte nombre y destino con el personaje secundario: un omega marginado, traicionado por su esposo con su hermana, igual que él fue engañado por su esposa con su hermano.

Pero esta vez, Keiran no será una víctima. Decidido a romper con el sufrimiento, tomará el control de su vida, enfrentará a quienes lo despreciaron y buscará venganza en nombre del dueño original del cuerpo. Esta vez, vivirá como siempre quiso: libre y sin miedo.

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📌 Historia BL (chico × chico) si no te gusta, no entres a leer.
📌 Omegaverse
📌 Transmigración
📌 Embarazo masculino.

NovelToon tiene autorización de Wang Chao para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 07. Uno más de mis hijos.

Rowen recostó cuidadosamente a Keiran sobre la cama, con una delicadeza que reflejaba su angustia interna. Observó con impotencia cómo su hijo comenzaba a perder fuerzas, su cuerpo volviéndose cada vez más pesado, mientras un mareo abrumador lo debilitaba. Los latidos de su corazón resonaban en la habitación como tambores en una guerra silenciosa, desbocados y frenéticos, casi como si Keiran estuviera corriendo un maratón interminable sin detenerse ni un instante a respirar.

El joven omega intentaba mantener los ojos abiertos, pero el peso del medicamento que fluía por sus venas era una carga insuperable. A pesar de su estado, giró la cabeza hacia su padre al escuchar su voz.

—Hijo... —La voz de Rowen, cálida y quebrada, rompió el silencio. El alfa se inclinó hacia él, sosteniendo su mano con firmeza, casi como si su contacto pudiera aliviar el sufrimiento de Keiran—. Lamento que tengas que pasar por esto.

El alfa desvió la mirada, sus ojos brillando con una mezcla de culpa y tristeza profunda. Sujetó la mano de Keiran con ambas suyas, sintiendo la fragilidad del joven, la impotencia de quien no puede proteger a quien más ama. Frente a él no estaba solo su hijo, sino también el legado de la única mujer que había amado. Y en ese momento, el peso de sus errores recaía con brutalidad sobre sus hombros. Cada decisión tomada, cada acción, lo perseguía con una punzada agónica en el pecho.

Rowen bajó la cabeza, recordando con dolor el día en que su ineptitud le había arrebatado la voz a Keiran. Había sido un accidente, pero eso no lo eximía de la culpa. Había destruido algo tan esencial en su hijo, y no había forma de devolverlo.

—Papá... —La voz de Keiran era apenas un susurro, un hilo frágil que se quebraba con cada palabra—. Quiero... quiero regresar a... a terapia... —Cada sílaba parecía arrancarle un pedazo de fuerza, como si estuviera escalando una montaña empinada mientras el dolor en su nuca lo hacía querer retorcerse en la cama.

Rowen levantó la cabeza, sorprendido por las palabras de su hijo, y un destello de esperanza cruzó su rostro.

—Claro que sí, hijo —respondió con una mezcla de alivio y determinación, tratando de ocultar el temblor en su voz—. No solo regresarás a terapia, sino que, cuando te recuperes por completo, irás a la universidad. Serás quien tome las riendas de mis negocios.

Era el futuro que Rowen más anhelaba. Aunque tenía otros dos hijos con Margaret, ninguno de ellos era adecuado para asumir el control de las empresas familiares. Shelby era una mujer caprichosa, obsesionada con gastar sin medida, y Rowen estaba convencido de que algún día podría llevarlos a la quiebra. Austin, por otro lado, era un espíritu libre, siempre distraído y más interesado en vivir aventuras que en asumir responsabilidades.

Sin embargo, Rowen sabía que Keiran enfrentaría desafíos adicionales. Como omega, tendría que enfrentarse al prejuicio de un mundo empresarial dominado por alfas que lo veían como alguien destinado solo a procrear y cuidar del hogar. Esa era precisamente la razón por la que había arreglado su matrimonio siendo tan joven, para que al menos contara con el respaldo de un alfa "respetable". Pero incluso esa decisión pesaba sobre su conciencia. Había entregado a su hijo a un hombre como Gabriel, que apenas conocía en ese entonces y que, a pesar de su amabilidad, a Rowen no le terminaba de agradar, sin embargo, Margaret se encargo de hacerle ver que buen partido era para Keiran.

—Gracias... papá... —murmuró Keiran antes de que el agotamiento lo venciera por completo. Su rostro mostró una débil sonrisa, como si, a pesar del dolor, encontrara consuelo en las palabras de su padre.

Rowen lo observó mientras se sumía en el sueño. Su expresión se suavizó por un momento, y el alfa se inclinó para depositar un beso en la frente de su hijo.

—No, hijo... Esto es lo mínimo que puedo hacer por ti... —susurró con un nudo en la garganta antes de levantarse y salir de la habitación.

Al cerrar la puerta, la culpa lo golpeó como un oleaje implacable. Sus pasos lo llevaron hacia el pasillo, donde se apoyó contra la fría pared. Sacó del interior de su saco un pequeño contenedor metálico, abriéndolo con un movimiento automático. Extrajo una pastilla y la ingirió sin necesidad de agua, esperando con desesperación que el alivio químico pudiera calmar el dolor que llevaba en el pecho.

Rowen cerró los ojos por un instante, dejando que el silencio del corredor lo envolviera. Pero en su mente, los recuerdos y las decisiones mal tomadas seguían susurrándole al oído, recordándole que, aunque intentara redimirse, el daño ya estaba hecho.

—Rowen, cariño, ¿estás bien? —La voz melosa de Margaret lo sacó de sus pensamientos. Al escucharla, Rowen se enderezó de inmediato, componiendo la mejor sonrisa que pudo, una máscara que intentaba ocultar el dolor que lo había invadido minutos antes.

—Sí, solo... ya sabes cuánto odio ver a Keiran después de tomar el medicamento —respondió con pesar, su voz cargada de una angustia que apenas podía disimular.

Margaret se acercó con paso decidido y, al estar frente a él, depositó un beso en sus labios. A Rowen apenas le agradaba ese contacto, pero, como tantas otras veces, lo soportó en silencio.

—Es por su bien, Rowen. Tú lo sabes mejor que nadie —respondió ella con un tono maternal que podía engañar a cualquiera, haciéndoles creer que realmente estaba preocupada. Sus palabras estaban revestidas de una calidez falsa, calculada con precisión.

—Todos amamos a Keiran —continuó, sus ojos fijos en los de Rowen, como si tratara de convencerlo tanto a él como a sí misma—. Todos queremos que sane, y a todos nos duele que ese medicamento lo haga sufrir tanto.

Rowen suspiró, un sonido cargado de frustración y agotamiento.

—Lo sé, lo sé —respondió con un tono impaciente, apartándose ligeramente de ella. Margaret había agarrado con firmeza la solapa de su traje, un gesto que ahora le resultaba opresivo—. Pero es un omega... tan frágil que me da miedo.

Mientras Rowen desviaba la mirada, Margaret, a sus espaldas, rodó los ojos con evidente fastidio. Estaba cansada de escuchar una y otra vez cuánto amaba Rowen a ese "bastardo", como lo llamaba en sus pensamientos. Sin embargo, sabía que tenía que mantener la fachada hasta que sus propios planes se concretaran. Fingiendo comprensión, se acercó nuevamente a su esposo y lo rodeó con sus brazos, apoyando la cabeza en su hombro mientras aspiraba profundamente las feromonas de él, como si buscara consuelo.

—Cariño, precisamente por eso debe someterse a este tratamiento —dijo con suavidad, pasando lentamente sus largas uñas por los hombros de Rowen. Luego depositó un beso delicado en su mejilla antes de continuar—. Sabes perfectamente cómo puede ser la sociedad. Los omegas que no producen feromonas o no pueden tener hijos son despreciados... considerados como la basura del mundo. No queremos que eso le suceda a nuestro pequeño Keiran, ¿verdad?

Las palabras de Margaret cayeron como un peso sobre Rowen, quien bajó la mirada, sumido en sus propios pensamientos. Se apartó de ella, dando un paso atrás como si necesitara espacio para procesar sus emociones.

—No —respondió finalmente, su voz cargada de determinación y una pizca de tristeza—. No quiero que mi hijo sufra. Está bien... pero quiero hablar con su médico. Quiero saber por qué no mejora. Incluso parece estar peor.

Por un breve instante, la compostura de Margaret tambaleó. La petición de Rowen era incómoda, pero rápidamente recuperó su expresión habitual, escondiendo cualquier rastro de molestia detrás de una sonrisa impecable.

—Por supuesto, cielo —respondió con aparente entusiasmo—. Dime cuándo y a qué hora quieres reunirte con él, y yo misma haré la cita.

Rowen asintió, visiblemente aliviado.

—Gracias, Margaret. Gracias por cuidarlo como si fuera tuyo —dijo mientras la abrazaba con afecto.

Margaret correspondió al gesto, aunque por dentro sus pensamientos eran mucho más oscuros.

«Maldito huérfano, ojalá te mueras pronto», pensó mientras apoyaba la cabeza en el pecho de su esposo.

—Es mío, Rowen —dijo con un tono que podría haber convencido al más escéptico—. Yo lo crié, y aunque no lo parí, lo siento y lo amo como uno más de mis hijos.

Rowen esbozó una sonrisa sincera, completamente convencido de sus palabras. Para él, Margaret era una aliada incondicional, una mujer fuerte y leal que había estado a su lado en los momentos más difíciles. Aunque no la amaba, le tenía un aprecio profundo, casi fraternal.

—No sé qué haría sin ti, Margaret —murmuró con gratitud.

Ella le devolvió la sonrisa, una máscara perfecta que ocultaba las sombras de su verdadero corazón.

1
Aura Chia
Excelente
Roberta Medrano
estoy gritando de emoción, guauu que ni pintado...
Roberta Medrano
me encanta como se van desarrollando las cosas eso es mi Omega favorito...
Roberta Medrano
Bueno
Roberta Medrano
me encanta que está cambiando las cosas, ojalá logré salvar a su papá
Cobado Balaguer
Excelente
Juliana Fernandez
me encanta esta historia ❤️😍por favor actuliza escritora 🥹🥹voy a estar esperando me engancho tu historia te felicito 😘
Topy71 🇦🇷
Ni entiendo porque no lo vomito, total en la habitación estaban solo el y su padre
Kelly Castro
muy bueno
Daaaq
Me encanta como está avanzando la Historia 🫶🏻
Gladys Zapata
Me gusta mucho la trama
Patricia Margarita Charris Martinez
Excelente
Diosa David Torres
Bueno creo que nuestro bello Alfa y Omega serán un 100%☺️☺️
Diosa David Torres
Según ellos 🤣🤣🤣🤣y ya están bien enamorados 🥰❤️🤣🤣🤣🤣
Diosa David Torres
🤣🤣🤣🤣🤣me encanta cuando están juntos 🤣🤣❤️🥰
Diosa David Torres
Vaya muy detallista nuestro Alfa nada que hacer muere por su Omega 😁😁😁😁
Andrea Osorio
Excelente
Gladys Zapata
jajajajajaja pobre idiota
Erika Garcia
ese alfa está como me lo recetó el doctor/Chuckle/
Topy71 🇦🇷
Ayyyy noooo, almenos termino de leer el libro? 😱
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