La Hija Despreciada Del Conde

Alejandro Salvatierra: sentía mi conciencia tranquila por fin en mi casa se viviría tranquilamente con esta boda la tranquilidad de mi esposa Aranza y de mi hija Manuela estaría asegurada.

Todos estos años no podíamos vivir tranquilos por la presencia de Evelyn, sí ella se portaba de manera altanera y arrogante creyéndose la princesa de Salvatierra pero ahora podrá tener lo que se merece.

Hasta ahora me he ocupado de proveerle de todo, educación ropa jamás permití que le faltara nada.

Me aseguré de darle el suficiente dinero para que pudiera vivir tranquilamente aquí, pero aún así no era suficiente para ella pero con esta boda por fin me quitaría un peso de encima y estaba contento al fin y al cabo no era nada mío no era mi hija no se parece a nada a mí.

Por fin esa bastarda dejaría de ser un estorbo, esos eran mis pensamientos.

Mientras miraba a los novios frente al altar estaba impaciente porque ella partiera y salieran de mis tierras.

Pero con las palabras del cura toda mi tranquilidad se derrumbó.

Puede besar a la novia -dijo el padre.

El esposo levantó el velo para descubrir la cara de la novia..

Y al levantar el velo quedó al descubierto un hermoso rostro de piel blanca nariz respingada una boca muy bonita y unos hermosos ojos grandes y profundos de un azul oscuro limpios como un cielo despejado enmarcados por unos cabellos negros tan negros como una noche oscura tan negros como un hoyo profundo al ver el rostro de Evelyn mi corazón se paralizó.

No puede ser: esto es imposible: no puede estar pasando esto.

-Esto es imposible de seguro estoy imaginando cosas.

En mi mente muchos pensamientos se amontonan.

Pero su rostro, el rostro de Evelyn no puede ser verdad.

Ese rostro, me acerqué de manera inconsciente lo vi; ella no tenía ni un gramo de maquillaje sus labios no estaban pintados sus ojos, sus párpados estaban limpios su piel era limpia su cara era de verdad.

Evelyn era la viva imagen de Alondra Villarreal González antigua duquesa de Salvatierra.

Conocía muy bien ese rostro, era un rostro muy amado por mí, un rostro dulce y lleno de paz un rostro que por las noches en mi infancia besaba mi frente y decía palabras cariñosas para mí.

Era el rostro de mi madre, Evelyn era la viva imagen de mi madre como dos gotas de agua.

Pero eso no podría ser, era imposible, porque sí Evelyn es la viva imagen de mi madre solo significa una cosa y eso no puede ser cierto porque entonces significaría...

Que todos estos años estuve equivocado que mi adorada Amelia nunca me traicionó jamás faltó a su promesa que Evelyn es mi hija.

Si Evelyn es mi hija!!!

Cuando esta verdad cayó sobre mí, recordé todos y cada uno de los maltratos que yo le hice.

Las veces en que le grité, la insulté y la vez que casi la mato, pero no puede ser posible.

Ella no se parecía a mí, su cabello no era negro.

Era Rubio tan Rubio como el sol, qué pasó cómo es que no me di cuenta que sus ojos no eran cafés eran verdes verdes claros ella no había heredado mis ojos ella no podía tener mis ojos eso debería de ser una broma.

Pero al volver a mirar su cara, sus ojos, sus cabellos me di cuenta que no era mentira.

De alguna forma en estos años desde la última vez que pude ver sus cabellos, sus cambios pasaron desapercibidos para mí pero cómo fue posible, cómo fue posible que ella fuera creciendo sin que yo me diera cuenta que haya cambiado es imposible.

Desde que me di cuenta del error que había cometido estuve sumido en mis pensamientos, en mis arrepentimientos y en mis remordimientos.

Me pareció una eternidad, pero solamente pasaron minutos cuando me di cuenta, ella estaba encima de un caballo en los brazos de su marido y yo estaba en la puerta despidiendo a la hija que había despreciado todo este tiempo, "la hija despreciada del Conde" como todo mundo la conocía.

Así es, todos estos años he sabido como era llamada entre la gente, entre los criados, todos se referían a Evelyn como la hija despreciada del Conde

Mis arrepentimientos son tardíos, no tengo oportunidad para pedir perdón.

Lo vi en sus ojos cuando me dirigió la mirada, mi hija solamente tenía desprecio en sus ojos.

Un desprecio que yo mismo cultivé año tras año, día tras día, palabra tras palabra.

Ahora me acordaba de las veces que me llega a encontrar con Evelyn siempre la insulté, le recordé que era una bastarda la vergüenza de su madre.

Es tarde y no hay forma de conseguir su perdón.

Porque ella ya se va posiblemente con un corazón lleno de dolor y odio hacia mí su padre que de lo único que le mostró fue odio.

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Evelyn: el Conde Salvatierra en el último instante quiso acercarse a mí y quiso hablarme yo sé lo que vio, lo he sabido desde hace mucho tiempo el anciano José y nana me lo dijeron, me dijeron que.

Yo me parecía a mi abuela la duquesa Alondra me dijeron que ella tenía mi misma descripción que era muy parecida a ella con la diferencia de que mis ojos eran más claros y mi cabello rubio.

Eso era cuando de niña mientras iba creciendo mis ojos y mi cabello fueron oscureciendo hasta quedar con el cabello negro y ojos azul oscuro como el cielo despejado eso decía en ellos.

Me llevé todo lo que pertenecía a mi madre, la ropa que le había pertenecido, sus joyas.

Nana consiguió las llaves de la habitación de mi madre y le dije que no iba a dejar nada no quería que nada quedara como recuerdo para mi padre.

Quiero que él viva arrepentido toda su vida sin la oportunidad de pedir perdón, mi madre no lo podrá perdonar porque ella ya murió hace mucho tiempo y yo nunca le daré mi perdón después de todo yo no soy su hija me lo repitió hasta el cansancio.

Ahora me voy de este de esta casa que nunca fue mía yo nunca pertenecí a esta casa pero ahora voy a una casa que sí será la mía porque yo soy la esposa del Conde oscuro y encontraré una forma de sobrevivir también ahí igual que lo hice aquí.

Mi padre me miró, vi sus ojos llenos de arrepentimiento llenos de dolor y tristeza pero no conmovio mi corazón.

Le dediqué una mirada, la más dura que he podido dirigir a alguien. Quería que leyera en mis ojos el desprecio que siento por él y el odio que él mismo inculcó en mí.

Quiero que sepa que de mí no va a tener el perdón que de seguro deseará, porque ya es tarde fue un idiota pudo haber investigado y no solo creer en las palabras de mi tía.

Pero eso ya no importa a mí ya no me interesa.

Porque a partir de ahora iniciaré una nueva vida lejos de aquí.

Nana y el anciano José van conmigo, nana crió a mi madre y el anciano José era el guardia que cuidaba a mi madre y ahora me cuidaran a mí.

Ellos van conmigo incluso al infierno esas son las palabras que ellos mismos han dicho, que nunca se separarán de mí.

Donde quiera que yo vaya ellos irán, eso me alegra porque ellos son como unos padres para mí son los únicos padres que he conocido, aunque no lleven mi sangre y aunque no me parezca ellos ellos son mis padres y yo soy su hija.