En esta versión, mí primera historia, "La herencia de la abuela", se explica desde los ojos de Max, explicando algunos interrogantes inconclusos
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capitulo 12: "¿Que ocurrió aquí?”
Max se había marchado muy desganado de su casa. La sonrisa no se borracha de su boca, no podía creer el momento tan intenso que había vivido con su esposa. Solo deseaba regresar pronto y hacerla suya, pero había que hacer tantos trámites antes de viaje, que por más que se apuró, cuando llego a su casa ya era muy tarde y en esa madrugada debía de viajar.
Se dirigió directo a la habitación de Camí, abrió sigilosamente la puerta y allí la vio, dormida, sobre la cama armada, solo tapada por un cobertor. No podía despertarla, trabajaba mucho y sabía que estaba muy cansada, así que solo cerro la puerta y se marchó.
Fue a su cuarto, y por más que trato de dormir por un momento, antes de tener que alistarse para viajar, no pudo. Se levantó y preparo la maleta lentamente, se duchó y, cómo faltaba tan poco, fue hacia la sala, entre una cosa y otra, ya era como las 3 de la madrugada.
Estaba prendiendo el puño de si abrigo, cuando, de repente, la vio acercarse. Él levantó la mirada hacia ella y sonrió. Estaba muy divertida, con su camiseta y pantalón bien anchos y una bata desprendida, cabello algo revuelto.
-¿Ya te marchas?- le pregunto algo agitada, al parecer se apresuró en verlo antes de que partiera.
— Hola, si.- respondió— intente regresar antes pero no he podido.—
-¿Y cuándo regresas?- pregunto Camí.
-No lo se, pero apenas sepa te llamaré, ¿Vale?- respondió él viéndola tiernamente -Bueno, creo que ya me voy.-
La miraba con pesar, deseaba besarla como loco. Se dio la vuelta y atino para ir hacia la puerta, pero volteo nuevamente hacia ella, la tomo de la cintura y la beso. Parecía como que Camí se sorprendió, pero lo abrazo muy dócil y siguió el beso. Cada vez estaba más convencido que lo deseaba tanto como él a ella. La apretaba más hacia su cuerpo, ¡Maldición!, no poder tomarla en ese mismo instante.
Lamentablemente, tuvo apartar su boca de la de Camí.
-Bueno, ahora sí me voy...- susurro mientras la soltaba muy lentamente, mientras la miraba con una sonrisa
Camila lo miraba, hipnotizada, mordiendo su labio inferior, cuando Max caminaba hacia la puerta, hasta que la abrió.
-¡Buena suerte!- se apresuró en decir ella antes de que él la cierre, entonces Max la miro y le guiño el ojo antes de partir.
La hubiese llamado desde el aeropuerto, pero creyó que quizás, a esa hora había vuelto a acostarse, así que viajo.
Llego a Roma, y marcharon directo al hotel. Max ya había visitado la ciudad en varias ocasiones, de hecho había un secreto que nadie sabía, según su madre, él había nacido allí. Jamás dejaba de maravillarse con el coliseo Romano, por ejemplo, que, justo quedaba de pasada hacia el hotel. "Tengo que traer a Camí a aquí", pensó, pero en el verano.
Llego al hotel y luego de instalarse, llamo a Camila, para avisarle que estaba allí. Ya contaba con celular, así que se alegró de tener un poco de privacidad con ella. Descanso, pero luego se juntó con unas personas para ver todo el proceso de elección. Estaba allí una de las jóvenes que haría el casting como actriz principal y a los productores les interesó verlos juntos, así que querían una prueba con ella. La muchacha era una hermosa pelirroja de ojos verdes. Muy simpática, pero nada se comparaba con la bella morena que lo esperaba en Barcelona.
Esa noche, luego de recorrer un poco, volvió a su dormitorio, calculo la hora en que estaría Camí en su casa o en la de su hermana y la llamo. Conversaron por un rato, al parecer sus diálogos eran más fluidos cuando no estaban frente a frente. Y así cada noche antes de dormir, se llamaban y se cobraban lo que habían hecho en el día, Camí se estaba estresando con lo de su artículo. ¡Cómo deseaba acompañarla en ese proceso!, pero al parecer debía de estar por allí un tiempo.
Al día siguiente comenzaron con el casting, y las pruebas de vestuario, encima él probaba para dos personajes, el principal y el amigo algo loco, le gustaba más el segundo, le parecía más pintoresco y podía demostrar más su potencial.
-Bueno, esta etapa ya está finalizando.- dijo Max mientras estaba al teléfono con ella.
-¡Si!- exclamó ella sin poder contener su alegría -¿Has besado algunas chicas?-
-Ay... bueno... Una… si.- respondió.
-Oh...- dijo algo disgustada
-Pero lo bueno, es que regresaría el viernes... Si mí esposa me recibe.-
-¿De veras?- pregunto Camí -¡Justo para mí presentación! Doble festejo ese día.-
-Hubiese querido llegar antes...- quiso decir él, pero la chica estaba muy exaltada.
-Trataré de esperarte con algo rico...- dijo ella.
-¿Cocinarás tú?- pregunto Max, bromista.
-Ay... ya verás como te sorprendo.- respondió la esposa
Al fin llegó el viernes y ya regresaría a casa. Ambas oportunidades iban sobre rieles, pero deseaban que regrese...
Solo le interesaba volver y tener a su esposa entre sus brazos. En el avión no dejaba de pensar en eso. Deseaba verla, la necesitaba.
En el taxi solo miraba su reloj, tenía que enseñarle a manejar a su esposa así iba a por él al aeropuerto.
Bajo muy ilusionado, podía sentir su piel rozar la de él, sus labios en los suyos. subió el ascensor y cuando las puerta de abrieron... ¡Que demonios estaba ocurriendo? ¡Su hermano Alex, besando a su esposa! Al parecer a la fuerza porque cuando al fin la dejo ella lo abofeteó con mucha furia.
Cuando ambos voltearon hacia él lo vieron, el terror se reflejo en el rostro de su esposa.
-¿Que ocurre aquí?- pregunto, tratando de procesar lo que vio.
-Te lo puedo explicar...- intento decir Camí refregándose las manos por nervios.
-¡¿Explicar que?!- pregunto él furioso -Acabo se ver a mí hermano besar a mí esposa... ¡Mí esposa!-
-Si, pero es que...- quiso decir Camí, pero Max ya no quería escuchar.
La ira lo invadió, fue directo a su hermano y se paró frente a él, ¿Por qué lo miraba con una sonrisa burlona? ¿Todo era un juego para Alex?
No aguanto más y lo tomo del cuello se la camisa y lo empujó contra la pared, sosteniendolo allí.
-¡NO! ¡NO!- se alerto Camí.
-¡Es mí esposa! ¡MI ESPOSA!- grito golpeándolo contra la pared.
-¡¿Acaso no te ha dicho lo que hubo entre nosotros?!- pregunto el otro hombre.
Max frunció el ceño. De inmediato poso la mirada en su esposa quien se tapaba la boca compungida ¡¿Que demonios estaba pasando?!