En un pequeño pueblo donde los sueños y la realidad a menudo se entrelazan, Valeria es una joven de 19 años que vive atrapada entre la inocencia de su corazón y las sombras de lo desconocido. Soñadora y curiosa, su vida da un giro inesperado cuando un misterioso desconocido se obsesiona con ella, llevándola a una encrucijada peligrosa. Atrapada en un matrimonio forzado, Valeria descubre que el amor que anhelaba no era más que una ilusión.
En medio de esta nueva vida, se encuentra con su esposo, un hombre de carácter difícil y secretos ocultos. A medida que Valeria navega por las tormentas de su nueva realidad, comienza a desentrañar capas de su propio ser y, poco a poco, descubre que el amor puede surgir en los lugares más inesperados.
Con giros inesperados y emociones intensas, esta historia es un viaje sobre el descubrimiento personal, la lucha por la libertad y la búsqueda del verdadero amor. ¿Podrá Valeria encontrar su voz en un mundo que intenta silenciarla?
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Capitulo IV Vendida
Punto de vista de Valeria
No podía creer en las palabras de Sofía, Andrés no había podido hacerme algo así. Se suponía que ese día revelariamos nuestra relación a mi padre y me iría con el como su mujer. Desesperada salí corriendo de la casa de mi padre y fui a buscar a mi novio, tenía que comprobar que las palabras de Sofía no eran ciertas. Cuando llegue me encontré con Marta, la madre de Andrés. Esa mujer nunca me quiso, ella siempre decía que yo solo era una distracción para su hijo y que si se quedaba conmigo el solo sería un don nadie.
“Buenas noches, señora Marta. Por favor dígale a Andrés que estoy aqui”. Le dije tratando de ser lo más amable posible de igual manera ella era la madre del hombre que amaba.
“Realmente pensaste que mi hijo se quedaría en este pueblo de miserables. Déjame informarte querida que Andrés salió está tarde a buscar un mejor futuro, así que te recomiendo que te olvides de él, pues no piensa volver”. Las palabras de esa señora me atravesaron el pecho, lo que estaba pasando no podía ser cierto, Andrés no había podido dejarme en ese lugar, él me juro que me amaba. Estaba sin querer aceptar la realidad, empecé a llamar a gritos a Andrés, estaba desesperada y la mamá de él se aprovechó de eso para lanzarme al suelo y humillarme.
“Lárgate de mi casa y no vuelvas, mirate; mi hijo jamás tomaría en serio a una pobretona como tú”. Termino diciendo la mujer antes de cerrar la puerta. Las personas del pueblo empezaron a murmurar y a decir cosas horribles de mi, según ellos yo me había entregado a Andrés y una vez que el obtuvo lo que quiso simplemente me desecho. Otros decían que no valía nada, que solo era la hija de un borracho que siempre la estaba ofreciendo a sus amigos para pagar sus vicios. Para toda esta gente yo no era más que una cualquiera. Estaba siendo humillada de la manera más inhumana que había.
Con mis pocas fuerzas y la mirada contra el piso volví a la casa de mi padre, quien me estaba esperando para terminar de matar mis ilusiones.
“Mañana te irás con el señor Rizzo”. Dijo mi padre sin darme explicaciones.
“¿De qué habla papá?, ¿cómo que me voy con ese hombre?”. Pregunte asustada.
“Él está pagando una fuerte cantidad de dinero por ti, así que como buena niña, mañana te irás con él”. Respondió mi papá lanzandome una mirada de advertencia.
“No, yo no me voy con nadie, no soy una cualquiera que se vende por dinero”. Respondí molesta.
“No me hables de que eres pura, ¿acaso piensas que no se todo lo que se habla de ti y de ese muchacho Andrés?, ¿crees que no se qué te andabas revolcando con el como si fueras una cualquiera, da gracias que al menos este hombre se interesó en ti aunque ya estés tocada por otro”. Las palabras de mi papá terminaron de hundir el cuchillo caliente que tenía en el pecho.
“No se quién está regando eso en el pueblo, pero yo nunca...”. No pude terminar de decir las palabras que tenía atorada en el pecho, cuando recibí una fuerte bofetada.
“Calla y harás lo que yo diga igual si no es con Leonardo, sera con otro, pero de qué te saco provecho, te saco”. No podía entender como mi padre me estaba hablando así, que clase se monstruo le hacía algo así a su propia hija. Llorando y sin salida entre a mi habitación, empecé a recoger lo poco que tenia, pensaba irme de esa casa. Pero lo contaba con que mi padre me descubriera y me encerrada con llave. No sin antes advertirme que si no me iba con el tal Leonardo él me entregaría a los borrachos de sus amigos quienes también estaban ofreciendo mucho dinero por mi. Estaba aterrada y con mis piernas abrazadas me senté en el piso frío quien fue testigo de las lágrimas más tristes que había podido dejar salir.
Al día siguiente escuché que llamaban a la puerta y a los pocos minutos mi padre apareció.
“Levantate, vinieron por ti”. Su voz sonaba fría y distante, parecía que disfrutaba con mi sufrimiento.
Ya no tenía nada por qué pelear, mi vida se había acabado y ya solo me quedaba resignarme a ser la cualquiera de un hombre rico. Salí con la mirada llena de odio y resentimiento, tal vez ese hombre tendría mi cuerpo, pero nunca mi alma y corazón. Levante la mirada y camine con pasos firmes hacia la salida. No me detuve a mirar atrás, en ese momento solo quería salir de aquel pueblo para no volver.
La puerta de la camioneta del sujeto estaba abierta, subí en ella y me senté lo más pegada que pude a la ventana, mientras pudiera quería mantener mi distancia.
Poco después subió él, su aroma inundó todo el vehículo, era un olor diferente. La puerta se cerró junto con mis ojos, una lágrima corrió por mi mejilla, estaba tan desesperada por despertar de esta pesadilla, pero cuando abrí los ojos, me di cuenta de que no era un sueño y que realmente había sido vendida a este demonio. Ya no podía ni siquiera sentir miedo, el miedo era para los cobardes y yo te la que ser fuerte, algún día obtendria mi libertad, solo tenía que ser inteligente y mover bien mis cartas.
“¿Cómo te llamas?”. La voz varonil del desconocido rompió el amargo silencio.
“Es mi comprador, así que puede llamarme como quiera”. Respondí siendo fría y distante.
“No me gusta que la gente no haga lo que yo diga. Te pregunte tu nombre y espero una respuesta”. Dijo sin emoción en su voz.
“Ya le respondí señor, de ahora en adelante si quiere me llama su pequeña zxxxx, total eso es lo que soy”. Mis palabras eran como dagas que salían de mi boca sin control.
“Como quieres pequeña zxxxx y espero que en la cama te comportes como tal”. Sus palabras hicieron que un frío abrazador recorriera todo mi cuerpo, no podía creer que le entregaría mi primera vez a un hombre tan frío y cruel como este.