Sinopsis:
Joarah siempre había vivido una vida tranquila en México, hasta que se vio obligada a huir del país, dejándolo todo atrás. Perseguida por Emmanuel Gonzales, un poderoso magnate del crimen, no entiende sus verdaderos motivos, pero sabe que debe salvarse a cualquier precio.
Al llegar a Sicilia, Joarah pide ayuda a la única persona que conoce, su amiga Alice. Las cosas se complican cuando descubre que Emmanuel está más cerca de lo que imaginaba. Durante un tenso encuentro, Joarah se enfrenta a una sorprendente revelación: es idéntica a la ex esposa de Emmanuel, una mujer que muchos dieron por desaparecida y otros por muerta.
Emmanuel, frío y calculador, le propone un trato impensable: que Joarah se convierta en su esposa de alquiler, no por amor, sino por necesidad, para garantizar el futuro de su hijo y la seguridad económica de su padre. Joarah descubre secretos familiares que cambian su visión del pasado y de Emmanuel.
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Capítulo 11
Joarah González
Termino de ducharme y, cuando busco una toalla, me doy cuenta de que no hay ninguna. Mi corazón se acelera y miro a mi alrededor, desesperada, pero no encuentro nada. Salgo de la ducha, con las gotas de agua recorriendo mi piel, y decido que la única opción es correr hasta el armario.
Abro la puerta del baño con cautela y me asomo al pasillo para asegurarme de que está vacío. Con pasos rápidos y silenciosos, cruzo el pasillo hasta el armario. Al entrar, me tropiezo con Emmanuel, ya perfumado y con su impecable traje. Está de espaldas a mí, ajustándose la manga de la chaqueta.
Vuelvo a sonrojarme y me dispongo a llamarle la atención, pero antes de que pueda decir nada, levanta una bata y me la tiende sin darse la vuelta.
- Aquí tienes", dice con voz firme y tranquila.
Tomo la bata de sus manos, cuya suave textura contrasta con mi estado de nerviosismo. Me la pongo rápidamente, intentando mantener mi dignidad.
- Gracias -murmuro, un poco torpe.
Él no contesta, solo termina de ajustarse la ropa y sale del vestidor, dejándome allí para que me recomponga. Respiro aliviada, pero no puedo evitar sentir una mezcla de frustración y fascinación. Emmanuel tiene ese poder de desestabilizarme por completo, y eso me asusta y me atrae al mismo tiempo.
Después de vestirme, respiro hondo y bajo las escaleras. Cada paso va acompañado de una mezcla de ansiedad y determinación. Cuando llego al salón, veo a Emmanuel sentado hablando con Luisa y Dolores. En cuanto me ven, se levantan y sonríen.
Emmanuel también se levanta, elegante y seguro de sí mismo.
- Ha sido un placer conoceros -dice dirigiéndose a mis amigas-. - No dudéis en ayudar a Joarah con los preparativos de nuestra boda. Al fin y al cabo, sólo faltan unos días.
Le miro sorprendida. Sabía que la boda sería rápida, pero la confirmación me pilla desprevenida. Se acerca y me planta un suave beso en la frente. Antes de separarse, me susurra al oído:
- Tú también tienes un cuerpo precioso, futura esposa.
Sus palabras me erizan la piel y me aceleran el corazón. Se aleja con una sonrisa burlona y, antes de irse, me guiña un ojo. Es entonces cuando me doy cuenta: también me ha visto desnuda.
Mis amigos me rodean en cuanto Emmanuel se marcha, llenos de preguntas y comentarios.
- Tío, ¡no nos dijiste que la boda sería tan rápida! - exclama Luisa, con los ojos brillantes de emoción.
- Es mucho para asimilar -murmura Dolores, siempre la sensata-. - Pero estamos aquí para ayudarte en todo.
Sonrío, sintiendo que su apoyo me fortalece. Aunque el futuro con Emmanuel parece incierto y lleno de desafíos, saber que mis amigos están a mi lado hace que todo sea más llevadero.
Antes de que pueda responder, oigo unos pasos ligeros que bajan las escaleras.
- ¡Mamá! - Antony corre hacia mí y me abraza con fuerza.
Siento que mi corazón se derrite al ver a mi sobrino, parecía una locura, pero lo quería como si fuera mi propio hijo. Le devuelvo el abrazo, sintiendo la familiaridad y comodidad de sus bracitos a mi alrededor. Cuando levanto la vista, veo a Luisa y Dolores mirándonos incrédulas.
Sigue...