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Aunque Me Odies, Siempre Serás Mía

Aunque Me Odies, Siempre Serás Mía

Status: En proceso
Genre:Venganza / Posesivo / Amor-odio / Mujer despreciada / Enemistad nacional y odio familiar
Popularitas:108.8k
Nilai: 4.6
nombre de autor: Auroraiva

— ¡Suéltame, me lastimas! —gritó Zaira mientras Marck la arrastraba hacia la casa que alguna vez fue de su familia.

— ¡Ibas a foll*rtelo! —rugió con rabia descontrolada, su voz temblando de celos—. ¡Estabas a punto de acostarte con ese imbécil cuando eres mi esposa! — Su agarre en el brazo de Zaira se hizo más fuerte.

— ¿Por qué no me dejas en paz? —gritó, sus palabras cargadas de rabia y dolor—. ¡Quiero el divorcio! Ya te vengaste de mi padre por todo el daño que le hizo a tu familia. Te quedaste con todos sus bienes, lo conseguiste todo... ¡Ahora déjame en paz! No entiendes que te odio por todo lo que nos hiciste. ¡Te detesto! —Las lágrimas brotaban de sus ojos mientras su pecho se llenaba de impotencia.

Las palabras de Zaira hirieron a Marck. Su miedo más profundo se hacía realidad: ella quería dejarlo, y eso lo aterraba. Con manos temblorosas, la atrajo bruscamente y la besó con desesperación.

— Aunque me odies —murmuró, con una voz rota y peligrosa—, siempre serás mía.

NovelToon tiene autorización de Auroraiva para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 1: La Caída de Octavio 1

...¡Hola a todos! ¿Cómo están?...

...Me alegra mucho poder compartir mi primera historia en NovelToon. De verdad, espero que les guste y que disfruten cada capítulo tanto como yo disfruto escribirlos....

...Quiero adelantarles que esta historia será un poco extensa, o al menos eso creo por ahora, ya que aún estoy desarrollando algunos detalles. Por esa razón, algunos capítulos estarán divididos en varias partes, para que la lectura sea más ligera y puedan disfrutar de cada momento con calma....

...Gracias por acompañarme en este viaje, y les prometo que pondré todo mi esfuerzo en hacer esta historia emocionante y entretenida. ❤️...

ZAIRA

— Quiero que recojas tus cosas y te vallas de mi casa. Hoy mismo partes a Estados Unidos...— dijo Marck, sin siquiera apartar los ojos de la pantalla de su portátil, las teclas resona con fuerza mientras escribía algo con rapidez.

— ¿Qué? — respondí, sorprendida, sintiendo cómo el aire se volvía denso a mi alrededor.

Alzó la mirada del dispositivo con lentitud, como si la acción misma le pesara. Sus ojos, fríos y duros como el acero, se clavaron en los míos con una expresión implacable. En su rostro no había más que seriedad, pero sus ojos... Sus ojos estaban llenos de odio.

— Como lo escuchas. Esta noche te irás. — Su voz no admitía réplica, era fría como el mármol, cortante como una cuchilla.

— Tu sabes perfectamente que mi madre está desaparecida y... — traté de explicar, pero me interrumpió bruscamente.

— ¡Tu madre es una zorra! Cuando vio que todo se estaba desmoronando, no tuvo más opción que huir, la muy cobarde. Para evitar enfrentar las consecuencias que le corresponden.

Al escuchar esas palabras, mi furia se desató. ¿Cómo podía atreverse a hablar de mi madre de esa manera?

— ¡¿Cómo te atreves a hablar así de mi madre?!... ¡Ella no sabía nada de lo que mi padre le hizo a tu familia! Además, mi madre estaba enferma — intenté defender a mi madre, aunque Marck tenía razón... Ella pudo haber hecho algo y no lo hizo; se volvió cómplice de mi padre.

— ¡Claro que lo sabía! Aunque no estuviera de acuerdo, no movió un dedo para detenerlo. No te preocupes, la encontraré. Cada uno de ustedes recibirá lo que merece, ustedes son mi boleto para terminar de joder a Fabián Ocampo y tu madre no se escapará, ni siquiera si se oculta en el mismo infierno. — Su expresión se tornó más oscura, casi aterradora. — Jorge se encargará de llevarte a tu destino... esposa. — La última palabra la pronunció con un desprecio tan agudo.

El dolor se apoderó de mí. Todo esto era mi culpa. Todo lo que estaba pasando era por mí. Mi madre desaparecida, mis hermanos viviendo en condiciones deplorables... Si tan solo hubiera escuchado las advertencias de mi madre, todo sería diferente. Ella me lo dijo, pero yo estaba demasiado cegada por el amor, demasiado convencida de que ella no entendía. Pero no se equivocó. El sexto sentido de una madre nunca falla.

Él solo me había utilizado para vengarse de mi padre. Yo había sido su peón, su herramienta en su plan de destrucción.

Mi padre estaba en la cárcel, y él había conseguido quedarse con todo lo que le pertenecía. Pero sabía que no había terminado aún. Esto no se trataba solo de dinero o poder. Su odio no se saciaría hasta que cada miembro de mi familia estuviera completamente destruido.

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...AÑOS ATRÁS...

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NARRADORA

En Buenos Aires, Argentina, se encuentraba la fábrica de ropa Velours Atelier, las máquinas trabajaban a todo vapor, produciendo cientos de prendas que pronto llenarían los escaparates de las tiendas del país. Las luces industriales iluminaban el enorme espacio de producción, mientras los empleados se movían al ritmo de las costureras y el retumbar de las máquinas. En el corazón de este imperio textil, Octavio Aragón y Fabián Ocampo caminaban por los pasillos con confianza, supervisando el trabajo como lo habían hecho durante tantos años.

Octavio, un hombre de unos 35 años, tenía el porte de alguien que había levantado su fortuna desde la nada. Su rostro serio y siempre concentrado, mantenía una vitalidad admirable. Vestía con sencillez, siempre con una chaqueta de lana gris y una camisa abotonada hasta el cuello. Era querido por sus empleados, no solo por ser un jefe justo, sino porque a menudo caminaba entre las máquinas preguntando por el bienestar de sus trabajadores. Era un hombre de valores tradicionales, alguien que creía en el trabajo duro, la familia y la honestidad.

A su lado, Fabián parecía el reflejo contrario de Octavio. Con unos años menos, Fabián era más llamativo, más ostentoso. Vestía trajes caros de y sus modales desprendían una mezcla de carisma y arrogancia. Mientras Octavio saludaba a los trabajadores, Fabián miraba su reloj, impaciente por volver a la oficina y atender "asuntos más importantes". Para él, la fábrica no era un legado, sino un trampolín hacia algo mayor. Tenía ambiciones que iban más allá de los límites nacionales, quería internacionalizar el negocio, expandir la marca y entrar en los mercados más competitivos.

—Tú te preocupas demasiado por los pequeños detalles, Octavio —dijo Fabián, mientras salían de la planta de producción. Estaban en la oficina principal, un espacio lujoso con ventanales que ofrecían una vista panorámica de la fábrica. Octavio miraba con orgullo el paisaje industrial que había construido a lo largo de su vida.

—Los detalles son los que marcan la diferencia, Fabián —respondió Octavio, tomando asiento en su escritorio de madera oscura—. Si perdemos de vista lo que sucede en la base, todo el edificio se tambaleará tarde o temprano.

Fabián se levantó de su silla y, se dirigió a su oficina. Mientras tanto, Octavio continuaba con su trabajo, sumido en el mar de papeles y proyectos que parecía no tener fin. Hoy, Octavio tenía un objetivo claro en mente: llegar a casa a tiempo para comer con su familia. Los últimos días habían estado marcados por un torbellino de trabajo que lo había mantenido en la oficina hasta altas horas de la noche. Cada minuto extra en la oficina significaba más horas alejado de su esposa y su hijo, quienes lo necesitaban más que nunca. Aunque su arduo esfuerzo era para brindarles una vida cómoda y segura, Octavio comprendía que lo que realmente deseaban, más allá de los lujos y comodidades, era tenerlo presente en cada momento.

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Clara era una mujer de belleza serena y natural. Su cabello castaño ondulado caía en suaves rizos sobre sus hombros, capturando la luz en matices dorados. Sus ojos azules, profundos y expresivos, parecían reflejar la calma de un océano en paz. Su piel clara y radiante, siempre bien cuidada, tenía un brillo saludable que hablaba de su vitalidad. Era una mujer maravillosa y amorosa, conocida por su generosidad y su capacidad de hacer sentir a todos a su alrededor como en casa.

En la cocina, Clara picaba un pepino para la ensalada, su mente rebosante de anticipación. Octavio había prometido venir a comer ese día, y ella sabía que Marck, su pequeño hijo, estaría encantado de verlo. Clara estaba vestida con un sencillo pero elegante vestido de flores, y su delantal estaba adornado con pequeños detalles de encaje. Aunque la casa no era una mansión, era espaciosa y acogedora.

De repente, el sonido de la puerta principal abriéndose captó su atención. Clara levantó la mirada y, con una sonrisa en el rostro.

— ¡Mami! —gritó Marck, el pequeño de cabello negro lacio y ojos azules brillantes, mientras entraba a la cocina corriendo con una energía contagiosa.

Clara, con una expresión llena de cariño, se inclinó para recibir a su hijo y le dio un fuerte abrazo. La calidez de su abrazo era reconfortante y el pequeño, con sus mejillas sonrojadas, se acurrucó en sus brazos.

— Cariño, te extrañé un montón —dijo Clara con una sonrisa, admirando la vivacidad de su hijo, quien parecía irradiar una alegría contagiosa.

— Yo también te extrañé, mami —respondió Marck con una sonrisa, sus ojos reflejando la misma felicidad.

— ¿Cómo te fue en la escuela? —preguntó Clara, separándose ligeramente para mirar a su hijo a los ojos.

— Muy bien, mami —contestó Marck con entusiasmo.

— Me alegra. Ve a cambiarte de ropa para que podamos comer cuando llegue papá —le indicó Clara, acariciando su mejilla suavemente.

— ¡Está bien! —exclamó Marck, corriendo hacia las escaleras con una energía renovada.

Pocos minutos después, el sonido familiar de la puerta principal se hizo presente nuevamente. Clara no pudo evitar sonreír y se lavó las manos una vez más antes de salir para recibir a su esposo. La casa estaba llena de un aroma delicioso que prometía una comida maravillosa.

Al salir de la cocina, encontró a Octavio colocando su abrigo en el perchero. Se acercó a él y le dio un beso costo en los labios, su mirada llena de amor y felicidad.

— Hola, cariño —dijo Clara, su voz suave y cálida.

— Hola —respondió Octavio, tomándola de la barbilla y acercando sus labios a los suyos formando un beso apasionado que parecía hablar de todo lo que no se decían con palabras.

— ¡Papá! —gritó Marck desde las escaleras, su voz llena de emoción.

Al escuchar a su hijo, ambos se separaron. Octavio se giró para ver a Marck, quien corría hacia él con los brazos extendidos. Octavio lo levantó en brazos, dándole un beso en la mejilla.

— ¿Cómo te fue en la escuela? —preguntó Octavio, mirando a su hijo con orgullo.

— Muy bien, papá —respondió Marck con una sonrisa, sus ojos brillando—. La profesora dice que soy un niño muy inteligente.

— Por supuesto que eres un niño muy inteligente —dijo Clara, acariciando la mejilla de Marck con ternura—. Vamos a comer; no quiero presumir, pero la comida me quedó para chuparse los dedos.

— No hay que dudarlo, tenemos a la mejor cocinera en la casa. —respondió Octavio, colocando su mano en la cintura de su esposa mientras se dirigían a la mesa que estaba en la cocina.

Se sentaron en la mesa, rodeados por el cálido aroma de la comida recién preparada. La mesa estaba bellamente arreglada, con platos y utensilios impecablemente colocados. Clara sirvió la comida y mientras comían, compartieron risas y conversaciones sobre el día. Hablaban de cosas triviales y grandes, de sueños y anécdotas, disfrutando cada momento en compañía. El ambiente estaba lleno de una calidez que solo el amor y la familia podían proporcionar, y en ese instante, la felicidad y la satisfacción llenaban la casa.

......................

Durante años, Fabián había soportado en silencio la visión conservadora de Octavio. Al principio, la lealtad y el respeto lo habían mantenido en su lugar, pero con el tiempo, la frustración comenzó a crecer como una sombra silenciosa. Fabián veía oportunidades en cada esquina: mercados emergentes, acuerdos con grandes compañías internacionales, pero Octavio siempre prefería el camino seguro, la estabilidad por encima del riesgo. Para Fabián, esa postura era un lastre que no podía seguir arrastrando si quería llegar a la cima.

Fue en una tarde lluviosa cuando Fabián dio el primer paso hacia su plan. En la penumbra de su oficina privada, con la lluvia golpeando los ventanales, revisaba los balances financieros de la empresa. Sabía que los números eran sólidos, que la fábrica operaba con eficiencia y que no había ninguna amenaza real que pudiera comprometer su futuro inmediato. Pero para Fabián, eso no era suficiente. No quería solo seguridad; quería poder, expansión, y sobre todo, controlar cada decisión sin tener que rendir cuentas a nadie.

Con su pluma estilográfica, comenzó a hacer pequeñas anotaciones en los márgenes de los documentos. Estaba buscando huecos, grietas por las que pudiera empezar a manipular las finanzas. Sabía que no podía actuar de manera abrupta. Cualquier movimiento drástico podría levantar sospechas, especialmente de Octavio, quien siempre prestaba atención a los detalles.

La clave estaba en las pequeñas sumas, cantidades lo suficientemente discretas como para no alertar a nadie. Aprovechando su posición como socio mayoritario y encargado de varias cuentas, Fabián comenzó a desviar fondos. Lo hacía con sutileza, cada transacción estaba camuflada bajo gastos de operación aparentemente legítimos: la compra de nuevas máquinas, la renovación de algunos departamentos, incluso gastos menores para viajes de negocio que nunca se realizarían.

Cada transferencia era cuidadosamente revisada. Fabián utilizaba empresas fantasma que había creado en el extranjero, donde el dinero quedaba almacenado fuera del radar de cualquier auditoría interna. Estas empresas, ubicadas en paraísos fiscales, le permitían lavar los fondos y convertirlos en inversiones que, poco a poco, iban construyendo su fortuna personal.

Al principio, desvió pequeñas cantidades: diez mil aquí, quince mil allá. Lo hacía con la regularidad justa para no levantar ninguna sospecha, registrando cada transacción como si formara parte de las operaciones diarias de la fábrica. Sabía que Octavio, confiando en su criterio, no examinaría estos detalles minuciosamente. Y tenía razón. Mes tras mes, las sumas acumuladas crecían, y Fabián comenzó a ver cómo su cuenta bancaria secreta florecía mientras Octavio seguía ciego ante lo que estaba ocurriendo justo bajo su nariz.

Sin embargo, Fabián sabía que este era solo el primer paso. Necesitaba algo más grande, un golpe maestro que lo asegurara como el único beneficiario de la caída de Octavio. Y entonces, la oportunidad se presentó: la necesidad de una expansión.

En una de sus reuniones mensuales, Fabián abordó la idea de modernizar la fábrica.

—Octavio, he estado analizando las proyecciones de crecimiento de nuestras competidoras —comenzó, inclinándose ligeramente hacia delante en la mesa de la sala de juntas—. Creo que estamos quedándonos atrás en cuanto a tecnología. Si invertimos en nuevas líneas de producción, podríamos reducir nuestros costos y mejorar los tiempos de entrega.

Octavio, siempre cauto, miró a su socio con el ceño fruncido. Sabía que Fabián era ambicioso, pero no le gustaba apresurarse.

—No estoy seguro de que sea el momento adecuado para tomar ese tipo de riesgos —respondió con su tono habitual, calmado, pero firme—. Hemos logrado mantenernos sólidos porque no hemos hecho movimientos arriesgados. Hay que pensar en nuestra gente, en la estabilidad.

Fabián reprimió su frustración. Octavio siempre mencionaba a "su gente", como si los empleados fueran lo único que importaba. Pero mantuvo la calma y mostró su mejor cara de persuasión.

—Lo sé, Octavio. Y por eso creo que debemos asegurarnos de que la fábrica pueda mantenerse competitiva. Si no nos modernizamos, será nuestra gente la que sufra cuando nos superen. Y he encontrado una manera de financiarlo que no implicará riesgos importantes.

Ese fue el anzuelo. La promesa de no arriesgar el capital de la empresa era lo que siempre lograba captar la atención de Octavio. Fabián le explicó que había un banco dispuesto a concederles un préstamo a bajo interés, específicamente diseñado para la modernización de fábricas. Octavio, tras pensarlo por varios días, finalmente aceptó. Fabián le presentó los documentos necesarios, alegando que solo necesitaba su firma para proceder.

—Es solo una formalidad —dijo Fabián con una sonrisa que ocultaba su satisfacción—. El banco necesita que tú firmes porque, como cofundador, eres la cara más reconocida de la empresa.

Octavio, cansado por los eventos de la semana y confiando en su amigo de toda la vida, firmó sin leer con detalle. Era un gesto de confianza que había repetido incontables veces antes. Fabián sabía que Octavio no solía dudar de su juicio, y ese fue su error fatal. Lo que Octavio no sabía era que esos papeles contenían una cláusula específica que lo convertía en el único responsable legal si la empresa no podía devolver el préstamo. La deuda, de millones, recaería exclusivamente sobre él.

Fabián salió de la oficina de Octavio esa tarde con una sensación de victoria que lo envolvía. Había plantado la semilla de la destrucción de su socio sin que este siquiera lo sospechara. Caminó por los pasillos de la fábrica con la seguridad de alguien que ya había ganado la partida, observando a los empleados que trabajaban ajenos a lo que estaba ocurriendo en las oficinas.

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Ramona Peloso
autora avise si sigue la novela , sino lo elimino porque esto de esperar la verdad agota ,esta buena pero
Aurora Liand: Linda, si voy a continuar la historia. Yo no suelo dejar las historias a medias. Hasta el momento, solo han pasado seis días desde que subí los cuatro capítulos. Entendería tu frustración si hubiera sido como esta última actualización, en la que me demoré dos semanas en actualizar por problemas personales. Entiendo que te gustaría tener capítulos todos los días, pero escribir no es fácil. Aún me sorprende cómo logro tener tres, cuatro o incluso cinco capítulos listos para cada actualización. Sin embargo, si en algún momento te cansas y decides dejar de leer por este motivo, lo comprenderé. ¡Gracias por comentar! 🥰❤️
total 1 replies
Ramona Peloso
almeno debería subir por los menos un capítulo x día, porque deja de interesante para seguir leyendo, lamentable 😞
Hurrem Sultán
Se que más adelante se arrepentirá de sus acciones...
Juan Caza
ojalá Zaira logra escapar...
María Pérez Castrejón
ojalá y no lo perdone Zaira tiene que vivir su propia vida ella, alejada de la toxicidad de mark
Romina Correa
para mí mark es un desquiciado y ojalá su mamá se entere de todo lo que está haciendo y se enoje con el al fin y al cabo es. igual q el padre de Zaira una rata q culpa tiene Zaira y sus hermanos para pagar algo de lo q ellos no sabían
Lily Solano: lo mismo pienso yo pero nuestras autoras terminan las historias haciendo que perdonen a sus verdugos ,, pero esperemos a ver como se va desarrollando y ya es hora de que la pobre en los próximos capítulos a salir ya baya queriendo encontrar una pequeña luz al final del túnel ya hubo mucho dolor en los anteriores capítulos ya merece un poquito de tranquilidad
Jazmin Aguilera: maldito mil beses maldito
total 5 replies
Miz Lia
Por Dios... esta buenísima, por favor no tardes en subir los siguientes capítulos, para subir estos te tardaste mucho. 🙏
Lin
Nicolás no debería de actuar así, y más teniendo en cuenta que Zaira es la menor entre los tres...
Isabelika
que desgraciado... 🙄
reilly pérez
pésima esta escritora q deja las novelas a media sino va a terminar una novela para q se toma la molestia de escribir
Aurora Liand: Linda, no estoy dejando la historia a medias. Recuerda que soy humano y, como todos, también tengo cosas que hacer. Eso es algo que deberías tener en cuenta si decides leer una historia que aún no está terminada. No te preocupes, hoy mismo subo los nuevos capítulos; me gusta tomarme mi tiempo para evitar errores de ortografía. ❤️
total 1 replies
Ramona Peloso
por favor más capítulos, esta muy buena la novela, es una lástima que continúe
reilly pérez
escrito estoy esperando que suva capitulo no valla a hacer cosas otras escritora que no terminan las novelas no me desepcines
Veronica Gutiérrez
la historia está increíble. te felicito Liand. ❤️
Veronica Gutiérrez
Gracias Liand, por explicar. ❤️
Gheisa Barradas F
Con sentir remordimiento y no hacer nada te convierte en cómplice de tu marido.
Hurrem Sultán
Amo la historia!
Hurrem Sultán
Gracias Liand la verdad es que si estaba perdida ya que solo podía dar Like pero no podía apoyarte. Quiero decirte que la historia está increíble espero de verdad que después de esta subas la mujer que nunca llora, quedé con ganas de leer más después de que eliminarán tu cuenta. 😕
Mirta Gonzalez
me parece muy interesante pero me gustaría los capítulos más seguidos
Anonymous
Me encanta la novela ,también mark ha sufrido en su momento me gustaría que los dos sanaran y fueran felices
Ramona Peloso
por favor autora no nos dejes a medias como hcen muchas 🙏 subir más capítulos
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