Recuperando La Felicidad

Con tan solo mirarlo, me dieron náuseas y mi cara de enojo se mostró de inmediato. No puedo creer que sea el mejor amigo del novio de mi amiga.

Él me mira con una risita burlona. No sé qué pasa por su mente, pero no me agrada. Nuestros amigos notaron nuestras reacciones y empezaron a hablar.

—Ada, Alex, ¿por qué esa cara? —nos pregunta Mateo, con curiosidad. Alex lo ignora y se dirige hacia mí.

—No puedo creer que aquí está la chica distraída —me dice con una carcajada de burla. Cuando lo escucho hablar, fruncí el ceño.

—Ja, y aquí está él, patán grosero —definitivamente lo que tiene de lindo, lo tiene de arrogante y patán, que va por la calle humillando a las chicas.

Al chico parece que se le borró la sonrisa que tenía. Ja, qué patético. Cuando intenté hablar, Amelia preguntó:

—¿Pero qué pasa aquí? Ada, Alex, ¿pero qué sucede? —parece un poco confundida y molesta con esto. Cuando intenté hablar para explicarle, Alex se me adelantó.

—Nada, solo que esta es la chica que me tiró el refresco encima y aparte me humilló en frente de todos —murmuró Alex, con una cara de burla.

—¿Qué te pasa? ¡Si fuiste tú el distraído que me chocó! Y saben qué, lo mejor de todo es que me chocaste porque ibas detrás de unas nalgas —le hice una mala cara y una mueca.

—¿A ti qué te importa que esté detrás de unas nalgas? —dijo con molestia.

—Idiota, a mí no me importaría si tú no me hubieras chocado y si no me hubieras gritado —ya este tema me estaba empezando a enojar tanto que Amelia se interpuso.

—¿Qué les parece si nos olvidamos de este incidente y vamos a bailar? —nos miró a ambos y los dos asentimos con la cabeza, y fuimos a bailar a la pista de baile.

Bailé un buen rato con Amelia, pero sentía que una mirada estaba clavada en mí. Cuando me volteé para mirar, encontré a Alex observando mis movimientos con una sonrisa burlona. No sé por qué, pero me gustó. Seguí moviéndome y mirándolo.

Una vocecita en la cabeza me decía:

—¿Qué te pasa? ¿Acaso no te humilló hace unos minutos? Te gritó e insultó, deja de mirarlo.

Me volteé, para despedirme de Amelia y Mateo.

—Chao, muchachos, nos vemos mañana —me despedí y le regalé un beso en el cachete a Amelia y un abrazo a Mateo.

—Espera unos minutos, nosotros te llevamos —no quise seguir molestándolos, entonces me negué.

—No, diviértanse, yo llamaré un taxi —ellos asintieron con la cabeza. Luego me dirigí hacia la salida y esperé el taxi. Cuando llega, veo a Alex en su carro, y empieza a hablarme.

—Ve, Ada, yo te llevo —me hace un gesto para que me suba.

—No, gracias, ya llamé un taxi —me atrae, pero no sé, es demasiado arrogante y grosero, así que me niego.

—No te creas tan importante, solo te llevo porque Mateo me lo pidió —y ahí salió el estúpido arrogante y grosero. Justo en ese momento, me llega un mensaje de Amelia:

—Ada, Mateo le pidió a Alex que te llevara. Ve con él para que estés más segura y llámame cuando llegues.

—Y bien, ¿vamos? —me hace señas para que suba. Subo al auto y él arranca.