Erick un antiguo detective retirado es una persona obsecionada con un caso de desapricion del pasado resibe una misteriosa llamada anonima que lo llevara a volver al caso, el inicio que comenzo con esta llamada lo metera a los planes de una organizacion que nos dice que el secuestro de laura no es tan simple como parece
La historia está hecha para que te preguntes si hubieras seguido las decisiones que Erick toma a lo largo de la historia
NovelToon tiene autorización de JH NOVEL para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La profundidad de la Corporacion Qimera
Las horas se desvanecen entre las páginas amarillentas del archivador. Eleanor y yo trabajamos en silencio, un mar de papeles y datos rodeándonos. El logo de la serpiente alada se repite una y otra vez, un recordatorio constante de la crueldad escondida tras la fachada de una empresa farmacéutica. La luz del amanecer se filtra por las ventanas, pintando largas sombras en el estudio. Finalmente, entre los documentos dispersos, encontramos un mapa. Un mapa que indica la ubicación de una instalación abandonada – la antigua sede de la Corporación Quimera, un lugar descrito en los documentos como un centro de investigación.
El descubrimiento me llena de una mezcla de ansiedad y determinación. La idea de adentrarme en ese lugar, cargado de la historia de experimentos ilegales y probablemente, de muerte, me perturba. Pero es el siguiente paso, el siguiente puzzle en este laberinto tortuoso.
Sin embargo, la anticipación del viaje al antiguo centro de investigación se ve eclipsada por una indecisión paralizante. La imagen de María, su rostro de preocupación, y su fiel lealtad, aunque a regañadientes, me surge a la mente. Compartir la información con ella, exponerla a los riesgos, es una opción. Su experiencia policial podría ser invaluable. Pero ¿la pondré en peligro innecesariamente? ¿Confío en ella plenamente, sabiendo la inmersión de la corrupción en la que estamos? La duda me consume.
Por otro lado, está Eleanor. Su conocimiento de la Corporación Quimera, su conexión con el legado de su padre, la convierten en una aliada... pero ¿cuánto puedo confiar en ella? ¿Cuáles son sus verdaderos motivos? Ir solo, con ella como única compañera, significa navegar este peligro sin la red de seguridad de la experiencia policial de María, pero también significa evitar el riesgo de exponerla a la potencial amenaza.
El conflicto me atormenta. La necesidad de resolver el misterio se enfrenta a mi característica indecisión, alimentada por mi trastorno obsesivo-compulsivo. La decisión, el siguiente movimiento, me elude, me mantiene atrapado en un estado de parálisis, incapaz de avanzar, con el peso del peligro y el deber presionándome desde todas direcciones.
El peso de mi decisión, aunque difícil, me libera de la parálisis. El amor por María, la imagen de su rostro preocupado, pesa más que cualquier otra consideración. No la pondré en peligro. Con un suspiro, me dirijo a Eleanor.
"Nos vamos," le digo, mientras una mezcla de determinación y nerviosismo me recorre. "Debemos prepararnos para un viaje largo."
Eleanor, que hasta ese momento observaba con una expresión indescifrable, asiente con una leve inclinación de cabeza. Hay una cierta rigidez en sus movimientos, una tensión que me recuerda a la que yo mismo siento. No expresa palabras de sorpresa, ni duda alguna, solo aceptación. Parece comprender la decisión, la necesidad que me impulsa.
El viaje es largo. Ocho horas de carretera que parecen eternas. El silencio entre Eleanor y yo se rompe sólo por el zumbido monótono del motor y el paisaje que desfila a nuestro alrededor. La tensión se percibe en el aire, una corriente invisible que fluye entre nosotras. Observo por la ventanilla el pasar de los campos, los pueblos, el cambio gradual del ambiente. La distancia se amplía no solo en kilómetros sino también en la brecha que existe entre nosotras, un silencio que se siente pesado a pesar de no ser hostil.
Llegamos a la ciudad cercana a las ruinas de la Corporación Quimera al caer la tarde. La luz tenue del sol moribundo se filtra entre los edificios deteriorados, pintando un cuadro melancólico que refleja mi estado anímico. La emoción se intensifica. Las ruinas se encuentran en las afueras, un lugar apartado que parece susurrar secretos olvidados. Desde la distancia, ya se distingue la enorme estructura, una mole de cemento y metal oxidado que se alza sobre el terreno como un gigante caído en desgracia. El silencio que nos rodea en el automóvil, contrastando con el inminente peligro, me devuelve el nerviosismo. Sé que el peligro se cierne sobre nosotros como una tormenta a punto de desatarse. Pero la necesidad de saber, de encontrar las respuestas que buscan, es más fuerte que el miedo. El siguiente paso nos espera tras la puerta de este lugar oscuro y misterioso.
El coche se detiene con un suave chirrido de neumáticos sobre el asfalto desgastado. La imagen que se presenta ante nosotros es inquietante: hombres vestidos de negro, imponentes y silenciosos, custodian los alrededores de las ruinas de la Corporación Quimera. Sus rifles, negros y relucientes bajo la luz crepuscular, son una declaración inequívoca de la anormalidad del lugar. No hay duda, esta no es una simple ruina abandonada.
La información que obtuviste en internet mientras conducíamos confirma mis sospechas: el terreno pertenece ahora al Grupo Blue, una empresa nueva, opaca, y con una presencia demasiado significativa para una adquisición tan… discreta. Esos hombres son su seguridad privada. Pero ¿por qué tanta precaución? La pregunta resonaba en mi cabeza, incluso más fuerte que el silencio expectante del momento. Parece que incluso ellos, armados hasta los dientes, se muestran reacios a acercarse al edificio principal. Esa reticencia, esa palpable sensación de temor contenido… eso solidifica mi pregunta. ¿Qué hay ahí dentro?
La tensión es palpable. Eleanor, al lado mío, permanece inmóvil, sus ojos escudriñando la escena con la misma intensidad que los míos. No dice nada, pero percibo su inquietud, un eco de la mía.
Miro a Eleanor, la expresión en mi rostro es una mezcla de determinación y calculada precaución. "¿Qué te parece?" pregunto, mi voz apenas un susurro en el interior del coche. "Podemos intentar aproximarnos con cautela, buscar un punto ciego en su vigilancia... o... podemos intentar otro enfoque. Hay un bosque a la derecha, podría ofrecernos una ruta de acceso alternativa." El plan, como siempre, empieza a tomar forma en mi mente, meticulosa y obsesivamente organizada. El trastorno obsesivo compulsivo se manifiesta como una necesidad, una compulsión de anticipar cada movimiento, cada posibilidad. El desorden de la escena, la incertidumbre de lo que nos espera, son un desafío a mi naturaleza.
Miro fijamente a Eleanor, esperando su respuesta. El peso de la decisión, como siempre, recae sobre mis hombros, aunque su opinión es valiosa. El éxito o el fracaso, la vida o la muerte… depende de la siguiente acción, de la siguiente decisión cuidadosamente planificada.