Después de una tarde de amor pasión Hannah desaparece de la vida de Sebastián, dejándolo sumido en la más cruel desesperación. Pero él no escatimará en gastos, ni en esfuerzos para traerla de regreso a su vida. ¿La traerá para amarla o para hacerle pagar todo su dolor?
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CAPÍTULO 15
Victoria ignoró las palabras de burla de su prometido y lo besó delante de todo el mundo. Ella se comportaba como una niña caprichosa delante de todos y Hans solo la abrazaba y la consentía. Esa era la parte que él más amaba de ella.
Hans la levantó en brazos y la subió a su auto. Él estaba decidido a formalizar de una vez esté compromiso delante de sus suegros. Antes de que cierta niña caprichosa se retractara de su decisión.
Victoria entró al auto y le dio un beso a Hans. Ella estaba feliz, sabía que había tomado la mejor decisión. Ese hombre posesivo y celoso era el amor de su vida y de eso ella no tenía la menor duda.
Ellos llegaron juntos a la mansión Santibáñez y Santiago los recibió con un abrazo. Para él verlos llegar tomados de la mano era un alivio. Definitivamente, su hija Victoria había sido un reto para este hombre.
Genoveva llegó a los pocos minutos, los novios por fin expresaron su decisión de estar juntos y acordaron celebrar fiesta de compromiso, para formalizar su unión.
Por otra parte, Sebastián seguía renuente a reconocer su relación con la joven modelo. Él solo estaba pasando el tiempo con ella, para no hundirse en la soledad y en la tristeza de no encontrar a su mujer. Él no perdía la esperanza de volver a verla algún día.
A Sebastián ver a Hans y a Victoria juntos y felices, lo llenaba de nostalgia. Él les deseaba lo mejor, pero no significa que no quisiera estar en su misma posición.
Él observaba la luna brillar y su corazón se contraía, pero se había jurado no deprimirse más por Hannah. Era evidente, que él no había significado nada para ella y que era tonto seguir aferrado a ese amor no correspondido.
Sebastián se tomó el último trago y le pidió a Dios que el tiempo pasara volando y que su corazón dejará de sentir ese tonto amor.
Su deseo fue concedido y en un suspiro, seis meses habían pasado desde esa noche.
Mientras tanto en Escocia...
Hannah se encontraba muy agobiada y nerviosa.
—Quiero esperar a mi padre. El doctor Planchet dijo que aún me faltaba una semana. ¿Dónde está él? —le preguntaba Hannah al doctor que estaba frente a ella.
—El doctor Planchet tuvo una emergencia familiar y viajó a Rusia. Él me puso a cargo de su embarazo. No sé por qué se adelantó el parto, Pero no podemos esperar más. Sus hijos nacerán hoy y no se preocupe. Usted está en buenas manos.
Hannah no sentía confianza en este hombre, pero no podía arriesgar la vida de sus pequeños. Ella había acudido por unos leves dolores de vientre a la clínica y ahora recibía esta noticia, cuando su padre había viajado a resolver una emergencia con su otra hija.
Ella se encomendó a Dios y a su enfermera de confianza para el cuidado de sus pequeños.
Sin poner seguirse negando por lo seguido de las contracciones. Hannah se preparó para traer a sus hijos al mundo.
Algunos minutos después. Unos gritos y jadeos de dolor se escucharon en la sala de parto de la clínica.
—Vamos Hannah. Tú puedes, puja un poco más. —le dijo el doctor y Hannah pujó con todas sus fuerzas.
Un hermoso llanto se escuchó. Hannah se sonrió y recibió a su pequeña Honey. Pero pocos segundos después, otro llanto se escuchó y un hermoso varón nació. Hannah besó la frente de su pequeño y comenzó a sentir pesadez en sus ojos. Ella no logró mantenerse despierta y el doctor terminó su trabajo.
Al día siguiente, Hannah se despertó y sonrió al ver a su enfermera y a su padre cargando a sus pequeños. Alexei estaba embobado con sus nietos Sebastián Jr. y Honey Phillips. Él resolvió todo legalmente, para reconocer a Hannah y que sus nietos llevarán su apellido y no el apellido Fisher.
Hannah sabía que su hermano Hans seguro no estará de acuerdo, Pero en este momento, lo más importante eran sus pequeños y el apellido Phillips representa un escudo de protección. Además de que Alexei se había ganado a pulso su lugar durante estos meses.
Alexei observó a su pequeña Honey sonreírle y se derritió.
—Oh por Dios. Qué hermosura. Tú serás la consentida del abuelo, Pero no sé lo digas a nadie. —le susurraba el sexy abuelo a su nieta.
Hannah soltó una pequeña risita y Alexei le acercó a su princesa y la enfermera hizo lo mismo. Hannah no pudo evitar que muchas lágrimas salieran de sus ojos. Eran lágrimas de emoción y felicidad. Ella besó la frente de sus dos pequeños y un pequeño vacío se alojó en su pecho. Ella sintió como si hubiese perdido algo muy valioso.
Pero ella lo asoció con la ausencia de Sebastián en todo este proceso.
Mientras tanto en Italia...
Sebastián se levantó de la cama lleno de esperanza y felicidad. Él no entendía por qué su corazón estaba acelerado y sonreía sin motivo aparente.
—Te amo Dios. Gracias por toda esta felicidad, aún no entiendo el motivo. Pero de igual manera. Gracias —susurró Sebastián, mientras miraba al cielo.
Era un nuevo comienzo para él, o por lo menos, así lo sentía y estaba dispuesto a disfrutarlo.