Rome Fantasy

Se crearon varias docenas de barcos, innumerables elefantes de guerra y un gran ejército para combatir al reino de los elfos. Además, se había utilizado a un héroe para luchar contra los elfos, que se enorgullecen de su destreza en el combate con la espada. La fuerza del Imperio Owary, que es varias veces mayor que la de los demás países de la región, rondaba los 60.000 hombres.

Mario sabía que el Imperio Owary había invadido debido a un espía del Reino de Brigan. Aparentemente, los elfos habían sido tomados por sorpresa debido al ataque de dos frentes utilizado por el Imperio.

Una unidad del grupo de elfos había intentado formar una línea defensiva para detener el avance del ejército imperial en la frontera, para poder ganar tiempo para los refuerzos. Se habían asegurado por completo dentro de una fortaleza. Sin embargo, estaban siendo acosados por las máquinas de asedio, como catapultas y arietes, una tecnología recientemente incorporada en este mundo.

El ejército élfico que estaba en la fortaleza y vivía en reclusión, intentó una resistencia desesperada para mantener alejado al Ejército Imperial un poco más, pero el ejército imperial con sus armas de asedio estaba ganando.

Como resultado, después de aproximadamente tres semanas, el ejército imperial había logrado atravesar por completo las fortificaciones de la frontera con una fuerza extrema.

En respuesta a esto, el cuerpo principal del ejército élfico luchó contra el ejército imperial. También se enfrentaron al héroe y sufrieron grandes pérdidas. Incluso la reina de los elfos, conocida como la mejor espadachín del reino, fue derrotada y gravemente herida. No lograron hacerlos retroceder.

Así que el ejército había avanzado con una fuerza irresistible. Uno tras otro, las ciudades y los pueblos fueron atacados en lealtad a la religión Human. Todos los elfos habían sido masacrados bajo esta religión. Aquellos que no fueron asesinados, fueron convertidos en esclavos.

* * *

Dos meses después.

En Roma.

Mario y sus consejeros estaban reunidos para discutir diferentes temas, entre ellos, la guerra en el Reino Élfico.

-¿Cómo va el asunto de la máquina de vapor, Herón?

El ingeniero y jefe del nuevo departamento de tecnología, Herón de Alejandría, comenzó a dar su reporte.

-Si, gracias al prototipo de la eolípila, el desarrollo de la máquina de vapor está dando progresos significativos. Puede que dentro de poco podremos instalarlo en un barco y la construcción de lo que usted llama "locomotora"...

Usando los planos del ingeniero Herón de Alejandría sobre su prototipo eolípila y los conocimientos modernos de Mario, se pudo crear la primera máquina de vapor, lo que permitirá a Roma entrar en la Revolución Industrial.

-... Y en cuanto a la pólvora, al principio tuvimos problemas en desarrollar la fórmula, pero acabamos de descubrir el ingrediente faltante y sus proporciones.

Mario tuvo dificultades al no poder recordar la fórmula completa de la pólvora. Sabía que los dos primeros ingredientes eran carbón vegetal y azufre, pero no recordaba el último ingrediente: nitrato de potasio; que se encuentra en el salitre. Tampoco sabía de las proporciones, pero tras ensayo y error, sus alquimistas lograron encontrarla.

Mario miró al jefe de tecnología que acababa de terminar su informe.

-Ya veo. Entonces comience la producción en masa del motor a vapor. Consulte con el jefe de la marina y haga que lo instalen en uno de nuestros barcos, luego informe. Además, haga un examen minucioso de los arcabuces y bombardas para ver si se pueden producir en masa.

-Comprendido.

Cuando el jefe de tecnología se sentó, Mario habló con Agrippa.

-Por fin, Agrippa.

-Hay varios informes que hacer. Los informaré a su vez. Se han completado los preparativos para enviar cuatro legiones al Reino Élfico. Estarán estacionados en la base que estamos construyendo en la capital de los elfos. Todavía estamos esperando una discusión sobre la construcción de más fuertes. También hemos comenzado a entrenar al cuerpo de auxiliares, compuesto por personas que emigraron a Roma. Aproximadamente la mitad de ellos se ofrecieron como voluntarios.

Roma había aceptado inicialmente a 4.000 personas del reino de Brigan que emigraron a territorio romano. Aproximadamente la mitad de ellos se ofrecieron como voluntarios en las tropas auxiliares.

-Olvidé que se había creado una unidad de auxiliares. Entonces… ¿Se puede usar?

-Espero que sean útiles en el futuro.

Mario sonrió al ver lo fácil que era avanzar.

* * *

1 mes después.

Capital del Reino Élfico.

La construcción de una calzada que conectaba Roma con el Reino de Brigan y el Reino Élfico había terminado, por lo que las legiones estaban comenzando a ser enviadas. El propio Mario había llegado para formalizar la alianza.

Mario, que había terminado de observar el estado del fuerte, comenzó a sonreír mientras caminaba hacia el cuartel general junto con Julia.

-He estado esperando, mi César.

El comandante del fuerte, el general Publius Cornelius Scipio, saludó a Mario. Comenzó a informar sobre el estado actual de las cosas.

-Como puedes ver, todas las tropas que has enviado ya han llegado. Cuando se complete la ceremonia formal de firma de la alianza, podremos actuar de inmediato según tus órdenes.

-Trabajas rápido…

-Muchas gracias.

Mostrando una sonrisa irónica a Escipion, que saludaba orgulloso, Mario partió en un carruaje hacia el castillo de la reina de los elfos en la capital del reino para firmar el acuerdo.

* * *

La capital de los elfos había traicionado por completo las expectativas de Mario. Era solo una ciudad con arquitectura griega. Pensó en esas ciudades sobre los árboles, pero cosas como esas solo existían en las películas.

Mario, que había entrado en la capital, estaba mirando las calles desde el carruaje, mientras era guiado por el emisario Gonsar.

-¿Esa gente…?

-¿Ellos? Son refugiados de los pueblos y ciudades que se vieron envueltos en la guerra. Actualmente, hay demasiados, no podemos apoyarlos a todos.

Mientras observaba las expresiones oscuras de los refugiados, Mario entró por la puerta del palacio donde la reina la estaba esperando.

-La reina está esperando aquí.

Dijo Gonsar mientras se detenía ante una puerta lujosamente decorada.

-Ugh... bienvenido emperador de Roma al Reino Élfico.

-Esta gravemente herida.

Lo que Mario vio cuando entró en la habitación estaba una mujer de veintitantos años a la que le faltaba el ojo izquierdo. Un vendaje le cubría el codo, ya que le faltaba el resto del brazo. Su voluminoso pecho subía y bajaba mientras respiraba con dificultad. Tenía una expresión de angustia.

-… Ahora que lo recuerdo, Gonsar dijo que la reina estaba herida. Aun así, no pensé que la herida fuera tan grave. ¿No deberían sus vasallos ocuparse de la batalla en lugar de ella?... También hubo algunas miradas hostiles mezcladas. Bueno, no se puede evitar. Muchos humanos han cometido genocidio contra los elfos, no es extraño sentir hostilidad hacia toda la raza humana.

Mario se dirigió a su asiento junto a los vasallos, algunos de los cuales todavía mostraban abierta hostilidad.

-Bueno. Supongo que deberíamos empezar presentándonos. Soy la reina Adoncia Baleria.

Adoncia sonrió ante las palabras de Mario, mientras soportaba el dolor de su herida.

-Soy el emperador de Roma, Marius Titus Martinus. Llámame como quieras. Te mando mis mejores deseos para el futuro, Adoncia.

-Ah, mis mejores deseos también.

-Entonces, solo necesitas firmar este formulario…

-Espera un momento, no puedo seguir viéndote así.

-¿ - ?

A Mario le resultó difícil concentrarse mientras observaba el dolor que sentía Adoncia, así que levantó la mano y la acercó a ella.

-… ¿Puedes decirles que bajen sus espadas? Julia y los demás, bajen sus armas.

-Hazlo.

Mario tenía la mano sobre Adoncia. Los vasallos que lo rodeaban apuntaban sus lanzas y espadas a Mario. Julia tenía su mano sobre su daga escondida bajo su túnica, lista para matar en cualquier momento.

Los soldados de ambos lados bajaron sus armas por orden de sus respectivos líderes.

La sed de sangre que emitían los soldados comenzó a debilitarse a medida que bajaban sus armas. Por cierto, la sed de sangre que emite Julia no se ha debilitado.

-Tu herida parece grave, así que quiero intentar curarla.

-¿Está herida? Estoy agradecida, pero es inútil. Un héroe perteneciente al imperio me causó esta herida. No se podía curar con ninguna forma de medicina mágica o poderes curativos.

-…Bueno, al menos déjame intentarlo.

Mientras flotaba en una expresión de resignación, Mario calentó sus manos y luego ejercitó su perfecta habilidad curativa.

Un cambio visible comenzó a ocurrir en el cuerpo de Adoncia a través de la brumosa luz dorada.

-…..¿¡Eh!?

-¿¡Qué!?

-¡¿Esto es….?!

No solamente se habían curado las heridas de Adoncia, sino que el ojo izquierdo que creía perdido para siempre había regresado, lo mismo con su brazo faltante. Los sirvientes que presenciaron este espectáculo se quedaron sin palabras. Después del shock y la sorpresa iniciales, llegó el deleite.

-….¡¿De vuelta?! ¿Mi mano y ojo volvieron a la normalidad?

Mientras apretaba su mano derecha, una intensa cantidad de energía mágica comenzó a converger. Al recobrar el sentido, miró rápidamente a Mario.

-¡Gracias Marius! ¿¡Esto se debe a una protección divina!?

-Ah… qué cansancio.

Mario había usado mucha magia para curar las heridas de Adoncia, por lo que se sentía fatigado.

-Solo espero que no tenga los mismos efectos secundarios que en Ryana.

Mario observó a Adoncia, cuyos ojos parecían los de un niño que hubiera encontrado un juguete nuevo mientras abría y cerraba la mano.

-…Terminaré la firma ahora.

-Oh, sí, sí.

Después de todo, Mario no tenía forma de determinar los efectos secundarios de su habilidad y Adoncia parecía estar en su propio mundo. Como si recordara quién la había curado, asintió de inmediato ante la declaración de Marius.

Después de la firma, la alianza entre Roma y el Reino Élfico quedó completa.