En un mundo lleno de secretos familiares, traiciones y sueños rotos, Maite está a punto de enfrentar la decisión más importante de su vida. En el día de su boda, descubre que todo lo que creía saber sobre su familia era una mentira. La verdad sobre su relación con Alex, su futuro y la verdadera razón de su compromiso empiezan a salir a la luz. Maite Descubre que, aunque el amor pueda parecer eterno, las mentiras pueden destruirlo todo, Pero ¿Será el amor lo suficientemente fuerte como para sanar viejas heridas? ¿Será capaz Maite de desafiar las expectativas y construir su propio destino, o cederá ante las presiones de aquellos que la rodean? Acompaña a Maite en su viaje hacia la verdad y la libertad, en una historia llena de giros inesperados, decisiones difíciles y la búsqueda de su propio futuro.
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Un año después
Un año después
—¡Qué frío tan horrible! Creo que me congelaré —dice Juan mientras tiembla visiblemente.
—¡Jajajajaja! Qué exagerado eres… Camina rápido o llegaremos tarde a clase.
—Maite, más lento —me dice entre susurros, quejándose.
—Te oí.
Me hace una mueca de disgusto y sigue caminando.
Juan se ha convertido en alguien muy especial para mí. Aunque llevamos pocos meses de conocernos, ha sido una gran compañía en este país.
Llegamos a clase, y todo transcurre como de costumbre: la mañana pasa entre lecciones y risas con Juan y Ana, mis amigos.
Horas después
Estoy preparándome para ir a trabajar. Camino por las calles de Londres con mis audífonos puestos, disfrutando de la música. Al llegar al restaurante, varios de mis compañeros me saludan. Les devuelvo una sonrisa antes de dirigirme al vestidor.
Luego de cambiarme, voy hacia la jefa de meseros, quien da las instrucciones del turno:
—Amara, tú estarás al pendiente del ala oeste. Julián, te toca el ala sur. Santino, el norte. Y Maite, esta semana atenderás la zona VIP junto con Laura.
Asiento levemente y me dirijo hacia la zona VIP. Una vez allí, veo a un joven muy apuesto entrar. Camino hacia su mesa, pero Laura me detiene.
—Maite, apártate. Yo atenderé a ese hombre.
Para no discutir, la dejo hacer lo que quiera. Mientras ella va hacia el joven, yo me acerco a dos abuelitas que acaban de llegar.
La tarde transcurre sin contratiempos. Cuando mi turno termina, me cambio y decido no tomar un taxi. Quiero caminar.
Mientras avanzo por las calles iluminadas, siento vibrar mi celular en el bolso. Lo saco, y una sonrisa aparece en mi rostro.
—¡Hola, Mor!
Es Loren, y puedo notar que respira algo agitada al otro lado de la línea.
—¿Qué sucede? —pregunto.
Luego de unos segundos de silencio, ella finalmente habla.
—¡Maite, Sebastián me pidió que fuera su novia! —grita emocionada.
—¡Por fin! Después de casi un año. ¡Felicidades, amiga! Pero cuéntame, ¿cómo te lo pidió?
—Pues… Me invitó a cenar. Decidió cocinar en su casa. Cuando llegué, había preparado una cena romántica. Me dijo unas palabras hermosas y luego me pidió que fuera su novia. La verdad, pensé que nunca lo haría. Llevábamos un año saliendo, pero ninguno de los dos tocaba el tema. ¡Estoy tan feliz, Maite!
—Mor, se te nota en la voz. Es la primera vez que te escucho tan emocionada. Estoy muy feliz por ti. Vive este sentimiento, y no te cierres al compromiso.
—Lo sé, amiga… —La escucho susurrar algo y reírse suavemente—. Chao, amiga. Luego te llamo. Sebas me está esperando.
Cuelgo y reviso los mensajes en mi celular. Hay un correo de mis padres.
"Maite, te pedimos que vuelvas. Necesitamos hablar. Has estado un año fuera de casa, y tu mamá y yo queremos que estés aquí".
Una sonrisa melancólica se dibuja en mi rostro. Es la primera vez, desde que salí de Corea, que me escriben.
Guardo el celular en el bolso y continúo mi camino hacia el dormitorio.
